Saltear al contenido principal
GSG

GSG Global Impact Summit 2023: de lo imposible a lo verdadero

Consultoría Estratégica en Sostenibilidad

Por Elena González del Pino, consultora de ESG y medición de impacto de 21gramos.

Reinventar el capitalismo pasa por la inversión de impacto para luchar contra las desigualdades, pero también requiere de un extra de compromiso y esperanza para creer que otro sistema es posible. Esas son algunas de las conclusiones del GSG Global Impact Summit 2023.

«Estamos en un punto de no retorno, de cambio del modelo empresarial, en el que gobiernos, las principales instituciones financieras mundiales y sociedad en general, se están alineando entorno al concepto del impacto, de modo que, en unos años, la empresa que no tenga el impacto social y medioambiental en el centro de su estrategia sencillamente no existirá». Este es el augurio de Sir Ronald Cohen, fundador del GSG (Global Steering Group for Impact Investment) y padre de la inversión de impacto, y la razón por la que más de 1.000 personas de casi setenta países nos reunimos en Málaga los primeros días de octubre para celebrar la GSG Global Impact Summit 2023 y conmemorar su décimo aniversario.

Para el evento, GSG fue capaz de congregar a decenas de personas de perfiles muy diversos: representantes de las fundaciones más potentes del mundo, activistas venidos desde África, delegados de los grandes bancos de desarrollo, agencias, consultoras, organismos públicos, académicos, gestoras de activos, fondos de impacto… Y también al consejero delegado de CaixaBank y al presidente de Iberdrola como representantes de las grandes empresas españolas. La clave de su gran poder de convocatoria: tener la firme voluntad de «reinventar juntos el capitalismo para que toda la gente viva mejores vidas».

Una continua y urgente llamada a la acción fue el hilo conductor de la cumbre, donde se urgió a movilizar capital hacia inversiones que tengan un impacto social mensurable, beneficiando a las personas y al planeta, sin renunciar a un retorno económico. Un necesario impulso adicional a la filantropía, a las organizaciones sin ánimo de lucro y a los fondos públicos.

El pistoletazo de salida lo dio Juan Bernal, presidente de SpainNAB y CEO de Caixabank Asset Management, citando a Jorge Luis Borges –«el futuro no es lo que va a pasar, sino lo que vamos a hacer»–, eso sí, con matices de las palabras de María Zambrano: «No se pasa de lo posible a lo real, sino de lo imposible a lo verdadero».

Un mundo en policrisis

 

Aunque en sus diferentes sesiones y workshops la cumbre ofrecía más de cuarenta oportunidades de profundizar en su lema –innovar, escalar, impactar–, uno de los mensajes más repetidos del evento fue la necesidad ineludible de reinventar el capitalismo: asistimos a las crisis gemelas (twin crises), el incremento de las desigualdades y el cambio climático. Ahora se suma la crisis de la democracia.

En esa línea, la conversación de Sir Ronald Cohen con Martin Wolf, Chief Economics Commentator del Financial Times, lanzó una serie de preguntas y reflexiones que resonarían a lo largo de la cumbre. En los últimos 35 años, ha habido diversos cambios fundamentales en la economía, la tecnología, la globalización que han generado también grandes desigualdades sociales que, en última instancia, han sido creadas por el capitalismo. Como resultado, la riqueza se ha concentrado en lo más alto de la pirámide: la horquilla entre el salario medio de un consejero delegado respecto a un operario ha pasado de estar 40 veces por encima a encontrarse hoy en más de 300.

Para él, este fallo económico está dando lugar a un fallo político y al auge del populismo. Aristóteles advertía que, si queremos una democracia estable, necesitamos una clase media relevante, por lo que es necesario reavivar el sentimiento de ciudadanía o, como sostuvieron los ponentes, construir una economía en la que todos se beneficien más equitativamente. ¿Quieren realmente los gobiernos redistribuir la riqueza? ¿Puede la ciudadanía reparar el capitalismo? Un ejemplo: #makemymoneymatter, una campaña impulsada por personas que lucha por un mundo en el que todos sepamos adónde va el dinero de nuestras pensiones y dónde podamos exigir que se invierta para construir un futuro mejor.

Lenguaje, transparencia y verificación

 

Para cambiar el ADN del capitalismo y pasar a uno de Impacto, necesitamos, en primer lugar, tener un lenguaje común y utilizarlo, llegar a utilizar este nuevo idioma como hablantes nativos. Las taxonomías en Europa en materia ESG y, por la parte de impacto, la labor del Impact Management Platform (IMP), plataforma de colaboración entre los principales proveedores de estándares, marcos y orientaciones internacionales, son importantes recursos para ponernos manos a la obra.

En segundo lugar, necesitamos un reporting a nivel mundial que otorgue la mayor transparencia y verificabilidad posible. En ello está el Consejo Internacional de Normas de Sostenibilidad (ISSB) y sus primeras normas de divulgación publicadas en verano, conocidas como IFRS S1 e IFRS S2. La S1, la gramática de este nuevo lenguaje, desglosa los requisitos generales para la divulgación de información financiera relacionada con la Sostenibilidad, y pide informar sobre todos los riesgos y oportunidades de la empresa. La S2, Divulgaciones relacionadas con el clima, se ciñe a este ámbito y culmina su trabajo junto con el Task Force for Climate Related Financial Disclosures (TCFD).

Durante sus intervenciones, el International Foundation for Valuing Impact (IFVI) y Value Balancing Alliance mostraron sus prototipos para dar un paso más allá y monetizar impactos en los distintos capitales de la empresa o para un determinado producto. Multinacionales como Bayer o Holcim se están sometiendo de forma voluntaria a este ejercicio.

En la mesa de debate capitaneada por Jeremy Nicholls, UNDP SDG Impact Standards Assurance Lead, explicaron por qué querrían las empresas hacer este análisis: porque asumir los costes de una verificación independiente de la información de impacto/sostenibilidad garantiza la calidad de los datos, lo que acelera las buenas decisiones. Es decir, la información y la transparencia son muy importantes, pero sobre todo es imperativo pasar a la acción.

¿Qué más necesitamos?

 

Para conseguirlo, hay que meter en la ecuación otros elementos imprescindibles: coraje, audacia, una acción deliberada y esperanza. «Necesitamos pensar en cada barco que se hunde en el Mediterráneo, en por qué la gente abandona sus hogares y sus familias y emprende un viaje a ninguna parte… Tenemos un desequilibrio que crea una sensación de desesperanza en algunas partes del mundo», sostenía Ibukun Awosika, la recién nombrada vicepresidenta del GSG.

En su intervención, arremetía contra la inexistencia de un marco regulatorio adecuado para atraer financiación hacia la base de la pirámide. Para ella, ese es el gran elefante en la habitación. «Nunca hemos tenido el coraje ni la audacia de poner el dinero ahí. Las normas que se aplican ahora no pueden resolver los problemas. Necesitamos nuevas reglas. Necesitamos una acción deliberada. Europa no puede descansar porque África no está en reposo», subrayó.

En su intervención telemática, el ex primer ministro del Reino Unido, Gordon Brown, se sumó al mensaje defendiendo la inversión de impacto. «Es uno de los movimientos más interesantes e innovadores para construir un futuro más sostenible, justo y próspero», explicó. Y añadió: «Con ella le darás a la gente lo que hoy se nos escapa a la mayoría de nosotros: esperanza. Necesitamos esperanza para un mundo mejor y ustedes pueden contribuir enormemente a ello».

La cumbre terminó con esa energía unánime que une a la gran familia global de la Economía de Impacto: ganas y sonrisas compartidas fundiéndose en un compartido: «Thanks for believing enough! Time to deliver!».

El presente de la ESG: cinco tendencias clave

Consultoría Estratégica en Sostenibilidad

Por Laura Zamarriego

«No hay viento favorable para quien no sabe a dónde va». Las palabras de Séneca resonaron en el auditorio de la Real Fábrica de Tapices, sede del ‘ESG Spain 2023 – Corporate Sustainability Forum’, que logró, una vez más, reunir a centenares de personas implicadas en impulsar la sostenibilidad dentro de sus organizaciones.

Los diferentes ponentes y expertos coincidieron en la necesidad de una mayor ambición a la hora de combatir la emergencia climática, la pérdida de biodiversidad y la desigualdad. Unos desafíos que requieren de compromiso, liderazgo y buena gobernanza. También recorrieron las principales tendencias que marcarán el futuro próximo y que recogemos en este artículo.

La inteligencia artificial como aliada

 

Desde predecir qué va a ocurrir en un determinado edificio ante un posible riesgo climático, hasta lograr la inclusión de personas ciegas en el Camino De Santiago. Lo cierto es que la inteligencia artificial puede ser una gran aliada para el progreso y palanca de aceleración económica.

Dejar la tecnofobia y el tecnoptimismo a un lado es el camino más inteligente si queremos profundizar en los beneficios ambientales y sociales que puede ofrecernos la IA, posiblemente el cambio más relevante desde la introducción de la imprenta.

Transición energética: un reto irrenunciable

 

La transición energética (justa y viable) no es una opción. Es una transformación absolutamente necesaria para lograr los objetivos de descarbonización, que supone además una gran oportunidad en términos económicos y de reindustrialización: puede generar más de un millón de empleos cualificados y aumentar el 50% del valor de las compañías españolas.

Materialidad basada en la evidencia

 

Aunque Europa sigue a la cabeza de la presión regulatoria en materia de sostenibilidad, «los estándares de reporte deben ser más exigentes para superar los estándares globales», señaló Helena Viñes, consejera de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y responsable de la Plataforma de Finanzas Sostenibles de la Comisión Europea.

De acuerdo con la nueva Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), no solo se debe informar de los temas que supongan un impacto financiero para la empresa, sino también de aquellos que supongan un impacto material para su entorno y para el medioambiente. La subordinación de los estándares al principio de la doble materialidad es uno de los elementos clave que incorpora la directiva.

En la doble materialidad, el cambio climático es el único tema no susceptible de ser eliminado. «Es más fácil reportar cambio climático que no reportarlo», comentó Viñes. En este sentido, la evaluación de la materialidad de impacto debería basarse en la evidencia, y para ello, precisamente, existe la taxonomía.

Impulso decisivo a la G de la ESG

 

Para llevar a buen puerto todo lo anterior es fundamental el compromiso del consejo de administración, pero no solo: también garantizar su conocimiento profundo, riguroso y consistente en ESG. Es crucial, por tanto, apostar por la formación al más alto nivel.

En relación con lo anterior, no es de extrañar que, cada vez más, los directores y directoras de sostenibilidad quieran formar parte de esa mesa de toma de decisiones.

El modelo de gobernanza, en definitiva, es clave, y va más allá de lo transaccional. Se necesita una estructura coherente, una escucha activa hacia todos los grupos de interés y políticas y objetivos claros como señal evidente que permee a toda la empresa.

Hacer y contar (bien)

 

Con una nueva regulación contra el greenwashing a las puertas, la transparencia y una comunicación rigurosa y veraz, basada en el desempeño, adquieren aún mayor importancia.

En un contexto de saturación y ruido informativo, la ventana de oportunidad que se abre es enorme a la hora de contar, y hacerlo bien, a través de narrativas transformadoras y canales y formatos atractivos. Teniendo en cuenta que la ética y la estética van siempre de la mano. Y que esa autenticidad (o falta de ella) es percibida por una ciudadanía crítica y consciente de sus decisiones de consumo.

Forética, organización de referencia en sostenibilidad, tiene el propósito de seguir impulsando la integración de los aspectos sociales, ambientales y de buen gobierno en la estrategia y gestión de las organizaciones para lograr así sus objetivos, definidos en su Visión 2050. Lo recogen en este vídeo, en cuya conceptualización 21gramos ha tenido la oportunidad y el orgullo de colaborar.

Esg Inversión De Impacto

ESG e inversión de impacto: es lo mismo… pero no es lo mismo

Consultoría Estratégica en Sostenibilidad

Entre las principales categorías de inversión sostenible, podemos identificar dos grandes grupos: la inversión con criterios ESG (las siglas en inglés de environmental, social and governance) y la inversión de impacto. Conocer sus características, sus similitudes y diferencias es crucial para aclarar las conversaciones en torno a las finanzas sostenibles y, también, para ayudar a canalizar los fondos adecuadamente.

Por Brezo Sintes, responsable de proyectos en 21gramos.

Si algo se repite en el mundo de las finanzas es que «no existe inversión sin riesgo». En la toma de decisiones de los inversores, las variables riesgo y rentabilidad son cruciales y están directamente relacionadas entre sí: cuanto mayor sea la rentabilidad que esperan obtener al invertir su capital, mayor será el riesgo que deben asumir por su parte, y viceversa.

Hasta aquí, términos puramente económicos, pero ¿dónde quedan los sociales? Desde hace más de una década, las fronteras del binomio riesgo y rentabilidad están diluyéndose para dejar paso al ESG –las siglas en inglés de environmental, social and governance, es decir, ambiental, social y de gobernanza– y, más recientemente, al concepto de impacto. Su presencia cada vez mayor en los foros y conversaciones y su inclusión como indicador de gestión en las actividades empresariales nos da pistas del cambio de modelo socioeconómico que se avecina

Dicho de otra forma, invertir ya no es solo una búsqueda de obtener beneficios en función del riesgo que asumas. Un número cada vez mayor de inversores también quiere que su dinero financie a empresas tan comprometidas con la creación de un mundo mejor como con el crecimiento de su cuenta de resultados: bienvenidos al universo de las finanzas sostenibles, donde la rentabilidad financiera no está reñida con generar un impacto social y medioambiental positivo. «Financiar o invertir en proyectos sostenibles es más rentable para los agentes financieros, y esto genera un efecto dominó en todo el mundo empresarial», decíamos ya en uno de nuestros artículos, titulado El dinero es verde.

Precisamente los fondos de inversión son un buen indicador de que la transformación ha llegado. Pero, para que este nuevo modelo económico pueda consolidarse, es imprescindible medir su alcance, combinar la sostenibilidad financiera con el interés general, y alcanzar el equilibrio entre ambos factores.

Qué son los criterios ESG y por qué son importantes para los inversores

Este enfoque empezó a tener visibilidad tras el lanzamiento del Dow Jones Sustainability Index, el primer índice de sostenibilidad y la publicación de los Principios para la Inversión Responsable de las Naciones Unidas. Acuñado en 2004, surgió como un esfuerzo conjunto de la ONU, la Corporación Financiera Internacional (CFI) y el Gobierno suizo para apoyar la consideración por parte de la industria financiera de incluir estos criterios en la toma de decisiones, según explica Jaclyn Foroughi, cofundadora del fondo de inversión de impacto Brazen Impact para la revista Standford Social Innovation.

La inversión con criterios ESG complementa el análisis financiero tradicional, integrando los 3 factores (ambiental, social y de gobernanza) en los procesos de análisis y de selección de inversiones. Permite identificar los principales riesgos y oportunidades de una inversión en relación a la gestión de la misma, pero la rentabilidad financiera se mantiene como uno de los objetivos principales de este tipo de inversión.

  • El criterio medioambiental incluye todo aquello relacionado con el impacto medioambiental que tiene la operación de la empresa, bien sea directa o indirectamente. Es decir, su consumo de energía, huella de carbono, contaminación de sus insumos y la implementación de normas medioambientales.
  • El criterio social se refiere al impacto que la empresa tiene en la sociedad y en sus relaciones laborales, tales como proveedores, empleados, clientes.
  • El criterio de buen gobierno es todo lo concerniente al gobierno corporativo de la empresa, por ejemplo, políticas de transparencia, códigos de conducta, diversidad e inclusión en sus Consejos de Administración.

El proceso de análisis se incorpora a la empresa ya existente, que podrá certificarse en una o más de estas categorías dependiendo de su sector y objeto. Con toda esta exhaustiva información, los inversores escogen el criterio que se alinea mejor con sus valores personales y empresariales.

¿Qué hay detrás de la inversión de impacto?

La inversión de impacto, por otra parte, no se acuñó hasta 2007, cuando la Fundación Rockefeller, junto con otros filántropos, inversores y empresarios, puso nombre a las inversiones realizadas con la intención de generar un impacto social o medioambiental medible, a la vez que se obtiene un rendimiento financiero –normalmente, en compañías no cotizadas, invirtiendo en su capital o en su deuda–. Este grupo fundaría más tarde la Global Impact Investing Network (GIIN), la principal red de profesionales que promueven el movimiento, la investigación y la divulgación en torno a la inversión de impacto.

Se habla de cuatro factores principales en su definición: Intencionalidad + Impacto + Medición + Retornos. La empresa o fondo en el que se invierte tiene que contar con unos sistemas de medición claros para cuantificar el impacto que se busca generar, intrínsecamente ligado al modelo de negocio de la compañía.

Durante mucho tiempo se ha asociado la inversión de impacto con la filantropía, donde se priorizaron los objetivos de impacto sobre la generación de retornos financieros. Sin embargo, la creciente preocupación de los inversores, los gobiernos y la sociedad por la envergadura de cuestiones relacionadas con el cambio climático, el incremento de la desigualdad, o el envejecimiento poblacional, ha favorecido la involucración del tejido empresarial y la creación de un nuevo capitalismo que busca el conocido como triple impacto: la generación de retorno económico, social o ambiental al mismo tiempo.

Lo que más valor aporta este tipo de inversión respecto a otras más tradicionales es su foco en la medición del impacto generado. Este probablemente sea uno de los mayores retos al existir una gran variedad de instrumentos de medición y no existir una estandarización. Los más utilizados por los inversores son la Teoría del Cambio, los ODS y métricas no estandarizadas, seguidos por las cinco dimensiones del Impact Management Project (IMP) y las métricas IRIS+ del GIIN.

El alcance de ambos tipos de inversión en España

Según el estudio La inversión sostenible y responsable en España 2022 de Spainsif y DWS, la integración ESG sigue en auge en España. Los datos aportados muestran que los activos de este tipo o sostenibles alcanzan los 379.618 millones de euros; de ellos, 234.896 millones de euros fueron correspondientes a entidades nacionales y 144.721 millones a activos de organizaciones internacionales comercializados en España. Ello supone que el 49% del mercado es local y el 53% del mercado internacional, más avanzado en esta materia.

Así, podemos decir que la inversión de impacto se consolida en España con un fuerte crecimiento del 33% de los fondos de capital privado en 2021 respecto a 2020, según el informe La inversión de impacto en España en 2021 de SpainNAB. De manera agregada, el tamaño de la inversión de impacto en España a diciembre de 2021 se consolida en torno a los 2.400 millones de euros, un 18% corresponde a capital privado.

Estas cifras esperanzadoras refuerzan la tendencia al alza de la inversión sostenible debido al interés creciente de los inversores y los desarrollos normativos de la UE. «El resultado se puede apreciar tanto en el crecimiento del volumen de los activos gestionados con criterios de sostenibilidad, como en el desarrollo de nuevos productos financieros creados bajo esta perspectiva», asegura Joaquín Garralda, presidente de Spainsif para FundsPeople.

Similitudes y diferencias de las inversiones ESG y de impacto

Pese a que la inversión de impacto y los criterios ESG son uno de los temas más sonados en el mundo empresarial, la falta de regulación específica para el sector y la similitud que existe entre ambas prácticas genera confusiones a la hora de diferenciarlos: ambas inversiones tienen características en común, pero en su esencia son prácticas distintas.

Por un lado, la ESG fue introducida por el sector público y por otro, la inversión de impacto evolucionó gracias a los esfuerzos del sector privado. Como resultado, los criterios ESG son una guía para la comprensión pública de los factores medioambientales, sociales y de gobernanza, mientras que la naturaleza lucrativa del impacto sirve de incentivo para actuar a favor de estos intereses y dirigir el capital hacia ellos.

Según explican desde Arcano, la gran diferencia entre estos dos conceptos se puede aclarar usando dos palabras: proceso y producto.

  • La inversión de impacto es la inversión en una empresa o proyecto concebido para dar respuesta a un determinado reto social o medioambiental. El sello distintivo de este tipo de inversión es que tienen que medir el impacto.
  • La inversión ESG trata de incorporar al proceso de análisis de inversión las preocupaciones medioambientales, sociales y de buen gobierno.

Sin embargo, pese a estos matices en la práctica, ambos son imprescindibles para el futuro de la economía de impacto. Los grandes retos a los que nos enfrentaremos son de carácter socioeconómico –desempleo, pérdida de poder adquisitivo, aumento del riesgo de pobreza, desigualdad de oportunidades educativas, brecha digital…–  y, para paliarlos, la Unión Europea ya se está adelantando con la taxonomía social. Esta se centra precisamente en estas nuevas fronteras de la ‘S’ de la ESG y es uno de los mecanismos más innovadores a la hora de promover nuevas respuestas enfocadas en entender y mejorar el impacto social desde un punto de vista empresarial.

«Las diferentes crisis globales que se han producido en los últimos años han puesto de manifiesto la necesidad de incorporar un componente de sostenibilidad en los modelos de negocio», explica Lara Viada, partner en el fondo de impacto Creas, en la revista Capital and Corporate.

A raíz de la pandemia sanitaria derivada del Covid-19 se impulsó la implantación de criterios ESG y un mayor respeto por los ODS. Con la nueva realidad del conflicto de Ucrania y la escalada de precios de la energía, la necesidad de apostar por un modelo energético sostenible e independiente agudiza una tendencia que ya existía desde hace años.

Como novedad, la inversión de impacto continúa su desarrollo imparable en el país. «Aunque el volumen de inversión de estos fondos con compromiso aún no llega al de otras regiones como los países nórdicos, Reino Unido o Francia, el ecosistema nacional crece con la llegada de nuevas gestoras que abogan por el trinomio rentabilidad-riesgo-impacto y, nuevos inversores que ven esto como una oportunidad de diversificar su capital», asegura Viada.

No solo han crecido los fondos y las empresas que nacen con vocación de impacto, también los empresarios e inversores tradicionales empiezan a incorporar el impacto en su estrategia y a buscar un propósito mayor que la mera búsqueda de rentabilidad, marcando la evolución del capitalismo tradicional a futuro.

Ser B: el círculo virtuoso del activismo corporativo

Consultoría Estratégica en Sostenibilidad

Por Marta González-Moro, CEO y socia fundadora de 21gramos

En 2019 celebramos con orgullo que 21gramos se sumaba a la familia B Corp. Nuestro cumplimiento con los más altos estándares en términos de desempeño social y ambiental, transparencia y responsabilidad empresarial nos convertía en la primera consultora de comunicación en obtener la certificación en España.

Pero lo más motivador nunca fue haber coronado una cima, sino saber que el camino continuaba al otro lado de la montaña. Con fuerzas renovadas y extraordinarios compañeros de viaje.

Convertirnos en B Corp supuso sin duda un punto de inflexión para emprender un proceso de mejora continua que, en escasos cuatro años, nos ha llevado a incrementar nuestras métricas de impacto en un 50%, una inyección de energía para seguir persiguiendo el propósito de construir una sociedad mejor para todxs. Más justa, más humana y más sostenible.

La evaluación de impacto de 2022 muestra que estamos por encima de la media de la puntación global de las B Corp, y por encima también en cada una de las dimensiones analizadas con respecto a nuestro país o compañías del mismo sector o tamaño, despuntando especialmente en gobernanza y medio ambiente. Un círculo virtuoso que nos hace cada día mejores, y que nos ha validado como B Way Partners para guiar a otros en este proceso de certificación o acompañarlos en la búsqueda de la excelencia del desempeño en sostenibilidad. En ese papel de sherpas que una vez nos atribuyó uno de nuestros clientes, nos reconocemos.

«No ha sido fácil, aunque nos hemos dejado la piel», que diría Revolver en esa canción cuyo título, 21gramos, parece un ejercicio de antropología convergente. Pero esta evaluación tan exigente pone números a lo que somos y hacemos desde hace ya más de 15 años: el 100% de nuestros proyectos impacta positivamente en el entorno en, al menos, una de las cinco áreas B Corp. Igualmente cabe señalar que nuestras ambiciosas medidas de reducción y compensación de emisiones implementadas tanto en nuestra oficina como en nuestros desplazamientos y eventos nos han permitido ampliar nuestros objetivos de descarbonización, acortando además el horizonte temporal y pasando de Net Zero en 2030 a Net Positive en 2022.

Pero si algo diferencia a 21gramos es su talento comprometido. «Personas primero» no es solo una declaración de intenciones, sino una realidad desplegada en un marco de actuación trazable. Como socia fundadora de esta compañía puedo asegurar que, si algo me ha enseñado el camino recorrido todos estos años, es que cuando las mejores personas para el mundo te acompañan en la ardua travesía de hacer un negocio al mismo tiempo rentable y responsable, el viaje se convierte en una fuente infinita de recompensas tras el descarte constante de atajos cortoplacistas. Lealtad al propósito y compromiso al desempeño definen nuestra cultura compartida en un equipo diverso, plural y sí, por qué no decirlo, activista.

Es entonces cuando se produce la paradoja de la incredulidad: aquellos que, desde la barrera, cuestionan e incluso subestiman la capacidad de las organizaciones no ya para mejorar la realidad que las rodea, sino la suya propia. La falta de ética, de voluntad o de liderazgo suele alimentar esta querencia a juzgar al otro, sin caer en la cuenta de que el veredicto final suele estar en manos de aquellos que te acompañan en el día a día. De tu gente.

Formar parte de la comunidad B Corp es liderar con el ejemplo: hacer antes que decir. Es asumir como propio el activismo corporativo, es creer firmemente que se puede hacer empresa y mejorar esta sociedad sin encasillarse en ideologías y huyendo de prejuicios excluyentes. Porque nadie, ni personas, ni empresas ni gobiernos, somos 100% sostenibles. El valor reside precisamente ahí, en la profunda sencillez de que todo, siempre, se puede hacer mejor.

B Corp

¿Quieres ser B Corp? Así es el proceso para certificarse

Consultoría Estratégica en Sostenibilidad

El proceso para obtener el sello B Corp requiere esfuerzo, pero merece la pena para formar parte del movimiento que une a las mejores empresas para el mundo. Como empresa B certificada, y parte de la comunidad oficial de consultoras europeas B Corp Way, en 21gramos conocemos las claves para conseguirlo y podemos ayudarte. Aquí te contamos cómo.

Por el equipo especializado en B Corp de 21gramos.

Además de ser la segunda letra del abecedario, hace años que la B es un símbolo de la excelencia empresarial. El movimiento B Corp no para de crecer: tras ocho años en España, más de doscientas empresas ya forman parte de él, superando los 8.200 millones de facturación agregada. A nivel mundial, la cifra pasa con creces de las 6.000 compañías.

Como se recoge en la memoria anual publicada hace apenas unos días, B Corp ha consolidado una nueva visión empresarial que demuestra que trabajar por ser mejores empresas con las personas y el planeta no está reñido con el rendimiento económico. Al revés: de media, las compañías españolas que forman parte de este movimiento mejoran sus resultados económicos en un 31% y sus plantillas crecen un 32% al año.

Con estos datos sobre la mesa, ¿a quién no le va a gustar una certificación B Corp? Solo el año pasado, más de 8.000 empresas utilizaron la Evaluación de Impacto B, aunque solo 200 de ellas lograron la puntuación necesaria para lograr el sello. Los estándares son altos: al fin y al cabo, se trata de demostrar con hechos que eres una mejor empresa para el mundo, firmando la Declaración de Interdependencia y adquiriendo legalmente el compromiso de tener en cuenta en las decisiones no solo a los accionistas, sino a los trabajadores, clientes, proveedores, la comunidad y el medio ambiente.

Aunque el proceso no es sencillo, hay herramientas que contribuyen a completarlo con éxito. Por supuesto, también hay agentes que pueden –podemos– ayudar a conseguirlo. Y el resultado merece la pena.

B Good Day 2022
B Good Day 2022 | B Corp

Cómo obtener la certificación B Corp

El primer paso para obtener la certificación es saber en qué estado nos encontramos. Para ello, B Corp cuenta con una herramienta propia de Evaluación de Impacto (EIB) –o B Impact Assessment, BIA, por sus siglas en inglés–, que permite a todas las empresas medir, gestionar y mejorar el desempeño social y ambiental.

Aunque no es la única vía para entrar a formar parte de la Comunidad B, esta herramienta es fundamental porque proporciona un marco estandarizado e intuitivo para conocer a fondo el impacto que una empresa tiene en todos y cada uno de sus grupos de interés. Es una herramienta exclusiva para obtener la certificación B Corp pero, independientemente de que el proceso se complete o no, esta herramienta gratuita, online y confidencial puede usarse como una guía para evaluar y conocer el propio estado en que se encuentra una compañía y en qué grado cumple o no ciertos estándares de transparencia, desempeño social y medioambiental o responsabilidad legal.

estándares de evaluación de impacto b corp

Como aquí ya os hablamos de qué ventajas tiene el BIA y cómo se asocia y se complementa con otros estándares (GRI, SASB, Carbon Disclosure Project, Down Jones Sustainability Index…), nos centraremos en el propio proceso a seguir para obtener la certificación B Corp. Se ha de cumplir tres requisitos básicos:

  • En materia de desempeño social y ambiental, se ha de pasar la Evaluación de Impacto (EIB) y obtener una puntuación verificada superior de más de 80 puntos (sobre 200).
  • En materia de rendición de cuentas y responsabilidad, es necesario adoptar un marco legal que considere a todos los grupos de interés. Además de firmar la declaración de Interdependencia, se les exige legalmente que tengan en cuenta en la toma de decisiones no solo a sus accionistas sino también a sus trabajadores, clientes, proveedores, comunidad y medio ambiente.
  • En materia de transparencia, es necesario realizar un Informe de Impacto B y publicar la puntuación en el directorio de Empresas B Corp.

Estos estándares no son una Biblia tallada en piedra. Al contrario, está previsto que evolucionen y cambien. «A medida que crece el movimiento de Empresas B, B Lab debe seguir actualizando las herramientas y estrategias que usamos para diferenciar de forma eficaz a las empresas líderes y ayudar a que todas las empresas mejoren su impacto», explicaban desde B Lab cuando en diciembre de 2020 anunciaron una revisión de los requisitos de desempeño dentro del proceso para obtener la certificación. Aunque ya se conoce una versión preliminar de los nuevos estándares y de las diez temáticas que abordarán, está previsto que se lancen en diferentes etapas que abarcarán a distintos grupos de Empresas B a lo largo del año 2024.

estándares de evaluación b corp 2024

Quién puede acompañarte en el proceso

La herramienta de evaluación de impacto es gratuita y accesible a todo el mundo, pero el proceso para obtener la certificación tiene sus propias particularidades: es necesario un análisis profundo y, siendo realistas, la complejidad de las estructuras y dinámicas empresariales pueden dificultar entrar en la dinámica participativa del ecosistema B Corp o incluso completar la evaluación. Aunque depende del tamaño, lo habitual es tener que hacer decenas de versiones de la EIB hasta lograr pasar de los 80 puntos… y solo alrededor del 3 % de las empresas que la realizan consiguen finalmente certificarse.

Conocer en detalle el backstage técnico de la herramienta puede ayudar simplificar al máximo los trámites, pero una de las mejores decisiones cuando quieres obtener la certificación B Corp es acudir a organizaciones que pertenezcan al movimiento y dominen al detalle el proceso. Específicamente para ello se creó B Corp Way, una plataforma que permite a las empresas de cualquier sector conectar con consultoras B Corp que tienen los conocimientos necesarios para adaptarse a sus necesidades y acompañarlas en su camino.

En España solo hay seis agencias certificadas como partners dentro del B Corp Way y 21gramos somos una de ellas. Además de haber obtenido el sello en el 2019 –año en que también obtuvimos el reconocimiento de Best For The World–, estamos validados por B Lab Europe como un acompañante para todas aquellas organizaciones que quieran entrar en el movimiento B: podemos acompañar a las empresas en el proceso de certificación y asesorarlas durante la EIB. ¿Cómo? Con un proceso completo de consultoría, análisis y propuesta de estrategias y activaciones de comunicación que te ayuden a identificar todos los puntos necesarios para iniciar el proceso, para llevarlo a cabo con éxito y comunicarlo de la mejor forma posible.

  • Organizamos sesiones para inspirar a los equipos para que sean partícipes de lo que significa pertenecer al movimiento B Corp.
  • Ordenamos y analizamos la documentación de tu compañía.
  • Contrastamos la información con los responsables internos.
  • Alineamos y recopilamos las evidencias necesarias para la certificación y ayudamos a cumplimentar la documentación.
  • Acompañamos durante la cola de evaluación, verificación y mejora.
  • Elaboramos estrategias de comunicación y visibilización del logro de la certificación o recertificación.
  • Recomendamos mejoras y estrategias de desempeño ESG.

Pasar la evaluación de impacto, certificarse o recetificarse es, además de un proceso para conocerse, un proceso para mejorarse. La mayoría de B Corps mejoran como empresa a lo largo del tiempo: por ejemplo, Patagonia pasó de certificarse con 107 puntos en 2012 a recertificarse con 152 en 2020, o Ben and Jerry’s, que subió de 87 a 110. Aunque no necesitamos hablar de otros para conocer en primera mano lo que la evaluación ayuda a mejorar: nosotros mismos podemos decir con orgullo que en 2019 nos certificamos con 82 puntos y acabamos de recertificarnos con 123.

Marta González-Moro, CEO de 21gramos, durante la moderación de una de las sesiones del B Good Day 2022.

Más allá de los números: una comunidad y un movimiento con impacto

Sin embargo, números aparte, uno de los aspectos que más y mejor definen B Corp es el movimiento que aglutina a su alrededor: pasas a formar parte de una comunidad de empresas que, aunque pertenecen a diferentes sectores o ámbitos, comparten intereses y objetivos comunes. La propia declaración de interdependencia y los principios incorporados a los estatutos hacen que todas las compañías que forman parte del movimiento tengan ya unas bases comunes y conecten en torno a aspectos como la toma de decisiones, la conciencia climática o la justicia social.

La colaboración hace que lleguemos más rápido y más lejos y que nuestras acciones tengan más impacto. En España, por ejemplo, desde la comunidad B Corp se ha logrado que el Congreso reconozca e introduzca en la legislación la figura jurídica de las Sociedades de Beneficio e Interés Común (SBIC), demostrando que los esfuerzos compartidos tienen un reflejo y peso en las decisiones que afectan a todos. Además a nivel europeo, existen acciones y  asociaciones como la B Corp Climate Collective, la Interdependence Coalition o la Beauty Coalition, que demuestran el poder de la interdependencia y la capacidad colectiva para hacer frente a los retos glocales.

b corp sbic
Miembros de B Corp frente al Congreso para reclamar la declaración de SBIC.

En 21gramos podemos hablar en primera persona de los beneficios y el impacto generado al tejer redes de colaboración que ayudan a sensibilizar y a hacer tangible el movimiento B Corp y sus compromisos a nivel local. Somos miembros del grupo impulsor de la Comunidad B de Madrid desde el año 2020, que funcionó como el primer piloto europeo de Comunidades B locales. Pertenecer a este movimiento nos ayuda a conectar con quienes tenemos cerca, inspirarnos con el ejemplo de quienes nos rodean y explorar vías de impacto incluso con gente que no nos planteábamos aliarnos: el ODS 17 también está en tomarse unas #SerBezas y escuchar a personas que te inspiran para ser la mejor empresa para el mundo. #MuchoPorHacer

Comunidad B
Nuestro compañero Rubén González-Román, junto a sus compañeras de la Comunidad B de Madrid.

¿Necesitas ayuda para iniciar tu proceso de certificación o recertificación B Corp? ¿Tienes dudas sobre cómo hacerlo en tu empresa? Podemos ayudarte. Escríbenos

Cómo medir el impacto social: aprender, desaprender y reaprender

Consultoría Estratégica en Sostenibilidad

En palabras del Nobel Joseph Stiglitz, «si medimos lo incorrecto, hacemos lo incorrecto». Que las corporaciones conozcan cómo medir el impacto social es fundamental para que sean más eficientes a nivel interno, pero sobre todo para que generen un mayor bienestar allá donde operan. En 21gramos hemos desarrollado una metodología propia para conseguirlo.

Por Ximena Sapaj, directora de Inteligencia Social de 21gramos.

La literatura del mundo corporativo nos brinda pruebas que el término impacto es ya un tema cotidiano que forma parte de nuestro vocabulario del día a día: impacto ambiental, impacto social, impactos positivos o negativos de determinadas prácticas, acciones o iniciativas…

Tanto en la gestión de la sostenibilidad –que forma ya parte imprescindible de la agenda de las empresas– como en la forma de entender la economía desde el impacto existe un acuerdo unánime en que el modelo socioeconómico actual debe modificarse para evitar y, en la medida de lo posible, prevenir los efectos dañinos que ha generado, como la aceleración del cambio climático o el incremento de la desigualdad.

Esta nueva forma de entender la economía –refrendada por expertos de la talla de Thomas Piketty, Kate Raworth, Amartya Sen o Joseph Stiglitz– permite poner las variables medioambientales y sociales al mismo nivel, contrarrestrando la supremacía de la perspectiva economicista. Así, según las tesis de Mariana Mazzucato, la economía del impacto está basada, por un lado, en la teoría del valor (cómo se crea, intercambia y distribuye) y, por otro, en el concepto del capital (social, natural, humano, manufacturado y financiero). Dicho de otra forma, en cómo se interrelacionan entre sí el valor y el capital para la creación del bienestar y la riqueza.

La lógica que subyace a la economía de impacto es que una economía próspera y sostenible se basa en una sociedad mayoritariamente igualitaria y estable, que depende de recursos naturales renovables y es capaz de conservar ecosistemas saludables. Es, a su vez, una economía de mercado: se basa en la efectividad y la eficiencia del mismo, en entornos de emprendimiento y competitividad; y permite a los individuos y las organizaciones tener libertad para seguir sus propias ideas y proyectos. Su singularidad reside en que espera, de manera simultánea, satisfacer sus deseos y tener un impacto positivo sobre la sociedad y el planeta.

Así, esta nueva propuesta supone una transformación del modelo actual, pues implica que el sistema económico debe dirigirse hacia los impactos que permitirán que las personas y el planeta prosperen en el futuro.

Lo que no se mide no se puede mejorar

El nuevo contexto verde, en todas sus dimensiones y niveles, ha impulsado la proliferación de nuevos marcos, herramientas y metodologías de medición de impacto. Lo que antes sonaba como un término dirigido exclusivamente al Tercer Sector, en el lado opuesto a asuntos como la rentabilidad financiera y el ánimo de lucro, hoy ya tiene su sitio en la gestión de las empresas.

Como agentes cada vez más relevantes y proactivos en la mejora de la sociedad, las corporaciones han iniciado el uso de metodologías para mejorar el desempeño de sus iniciativas capaces de tener impacto social. Tampoco su comunicación puede desligarse de él, porque solo teniéndolo en cuenta se pueden valorar los esfuerzos realizados y contar los progresos y los logros, el objetivo que persiguen sus acciones.

Los datos y las pruebas generadas por las evaluaciones se convierten así en un medio para informar a los grupos de interés y en una herramienta clave para rendir cuentas. En un momento en el que tanto la sociedad como los demás agentes económicos exigen información y transparencia, la evaluación de impacto ofrece pruebas sobre el desempeño y ayuda a determinar si un programa o iniciativa ha logrado los resultados deseados. «Una mayor y mejor información a la hora de valorar los impactos sociales de proyectos e iniciativas empresariales permite una mayor eficiencia en la toma de decisiones y mejor posición en la gestión de expectativas y resultados», explican desde Forética, organización referente en sostenibilidad y responsabilidad social empresarial en España.

Qué es medir el impacto social

Uno de los principales problemas a los que nos enfrentamos a la hora de hablar y medir el impacto social es que no existe una definición común. Eso sí, la mayoría de ellas hablan de conceptos similares. Por ejemplo:

  • «El impacto social se define como el efecto neto de una actividad sobre una comunidad y el bienestar de individuos y familias». (Center for Social Impact, Australia).
  • «El impacto social hace referencia a los efectos que una intervención propuesta tiene sobre la comunidad en su conjunto». (Ministerio de Asuntos Exteriores, España).

Así, una evaluación de impacto parte de la necesidad de conocer los resultados atribuibles a un determinado proyecto, con el objetivo principal de aportar información para descubrir qué actuaciones funcionan y cuáles no, calibrando si se está impactando positiva o negativamente o si se consigue el efecto deseado. En este punto, es importante aclarar que por impacto social no se entiende solo el impacto sobre la población objetivo de la actuación, sino sobre la sociedad en general, teniendo en cuenta que a largo plazo puede tener tanto efectos deseados como no deseados.

Medir el impacto social es complejo, ya que intenta dar respuesta a preguntas sobre las causas y efectos de las acciones, dimensionando la magnitud de estos últimos a través de los datos que revelan cómo ha funcionado algo. Es decir, esta evaluación permite obtener evidencias sobre qué programas funcionan, qué programas no lo hacen y cómo mejorarlos para optimizar los resultados y los recursos invertidos. Dicho de otra forma, medir es un ejercicio de reflexión, de toma de conciencia del desempeño, que permite poner en valor una acción y contar con un lenguaje común para poder comunicarlo a los grupos de interés.

Todo ello tiene ventajas y beneficios evidentes para las organizaciones que lo ponen en práctica. En primer lugar, permite gestionar mucho mejor los proyectos, al evaluar su eficacia y eficiencia. Además, es una potente herramienta de comunicación: contar qué se ha hecho y qué ha supuesto algo de forma coherente y consistente, con datos, permite hacer un seguimiento de los logros y favorece la motivación del equipo, ya que les muestra el impacto de su trabajo.

Sin embargo, en 21gramos creemos que hay otro gran beneficio que no siempre obtiene el foco: la medición de impacto es un proceso de aprendizaje para las propias organizaciones, un hito que les permite aprender, desaprender y reaprender sus procesos, ayudándoles a ser mejores para sí mismas y para los demás.

Hacia la creación de aprendizajes compartidos

Actualmente, se está avanzando en diferentes metodologías y herramientas de medición de impacto social que pueden guiar a las empresas y apoyarlas en sus estrategias. Sin embargo, será el próximo paso el que marcará la diferencia: sistematizar los logros y compartir las buenas y malas prácticas con otras organizaciones para que toda la sociedad pueda beneficiarse de lo aprendido.

¿Por qué? Porque la evaluación de impacto contribuye a generar conocimiento compartido: saber cómo funciona un programa constituye en sí mismo un aprendizaje sumamente relevante a la hora de diseñarlos. Así, reunir y comparar mediciones de impacto en programas de naturaleza similar permite acumular y sistematizar evidencia, pero también plantear nuevos objetivos, replantear los iniciales y redistribuir los recursos para gestionarlos de forma más eficiente.

Conocer las evaluaciones de impacto de los demás y sus aprendizajes nos permiten tomar decisiones mejor fundamentadas y ajustar posibles cambios para reorientar la dirección estratégica. Al mismo tiempo, la medición nos ofrece un juicio sobre los resultados logrados de un programa o proyecto desde una óptica científica, aportando datos convincentes sobre su efectividad y el impacto resultante en su público objetivo.

«Realizar este ejercicio representa una oportunidad para la compañía, supone una herramienta para el creciente activismo de los inversores, cada vez más deseosos de que su capital se transforme en mejoras sociales, y también responde a las demandas de una sociedad cada vez más interesada en conocer el impacto de la actividad empresarial», explican en una publicación de la Cátedra CaixaBank de Responsabilidad Social Corporativa del IESE.

En cualquier caso, el informe recuerda que las propias empresas son las primeras interesadas en conocer de una forma detallada, cuantificable y sólida el impacto que su labor tiene en la sociedad. Sobre todo, aquellas que comunican su compromiso con los objetivos globales que marca la Agenda 2030: no hay mayor prueba de que nuestras acciones son coherentes y consistentes que los datos que demuestran que hay un impacto real tras el relato.

Una best practice en la medición del impacto: el caso de Stay Healthy

La Fundación Quironsalud tiene como fin fundacional la promoción de la salud y los hábitos de vida saludable en todas sus formas. Uno de sus emblemas es el proyecto Stay Healthy, un programa educativo cocreado junto a 21gramos que tiene como objetivo promover los hábitos saludables entre los adolescentes para que tomen conciencia de las consecuencias futuras derivadas de mantener rutinas poco recomendables en su día a día. Tras la irrupción de la covid-19, el programa tuvo que adaptarse a los nuevos entornos virtuales y a las nuevas demandas de escolares, familias y profesorado que, por ejemplo, demandaban mayor formación en campos como la adicción a las nuevas tecnologías, la salud mental o la interdependencia entre la salud personal y medioambiental. 

En el programa realizado en el curso 2021-2022 se hizo una evaluación del impacto para saber cuál era su alcance y cómo mejorar la efectividad y número de acciones. Por ello, se optó por una perspectiva holística que combinase análisis (para recopilar, analizar e integrar datos) y escucha profunda. ¿Cómo? Con una metodología propia desarrollada por 21gramos.

Se trata de una metodología mixta que permite tener una visión más completa y rica de la medición de impacto que trasciende a los datos: tan relevante es poder calcular la inversión monetaria en recursos como la posibilidad de entender a los beneficiarios del programa, sus vivencias, sus impresiones y sentimientos. Así, esta metodología propia se basa en dos pilares fundamentales:

  • La nomenclatura LBG: para todas las fuentes de datos, se utiliza la London Benchmarking Group (LBG), que toma como referencia la cuantificación de las contribuciones realizadas en tiempo o en dinero, para poner cifras a sus logros. Por ejemplo, cuántos beneficiarios han sido alcanzados o qué mejoras en su vida pueden esperarse.
  • La nomenclatura IS21: una fuente de datos ad hoc creada por 21gramos aplicando factores sociodemográficos, culturales, motivacionales o psicoemocionales extraídos en un proceso de escucha a los diferentes colectivos implicados y también de análisis en RRSS y plataformas de divulgación.

Con todo ello, se ha conseguido una visión panorámica que permite descifrar tanto los recursos económicos aportados al programa como su impacto real en las personas implicadas: alumnado, docentes, profesionales médicos… Pronto, te contaremos más sobre este proyecto. ¡Permanece en antena!

¿Quieres saber más sobre cómo se ha desarrollado el proyecto? ¿Quieres medir el impacto de un proyecto en tu compañía? Contacta con nuestro equipo y te ayudamos. 

Huella De Carbono

Todo lo que siempre quiso saber de la huella de carbono (y no se atrevió a preguntar)

Consultoría Estratégica en Sostenibilidad

La conquista de la ASG avanza a pasos agigantados y afecta cada vez a más empresas en España. Aunque la obligación de reportar información relacionada con los indicadores de sostenibilidad no es para todas las empresas, muchas se adelantan a esta obligatoriedad y descubren que tener estos indicadores en cuenta supone una evolución de su modelo de negocio y su transparencia, aumentando su competitividad en un mercado cada vez más teñido de verde.

Por Antonio Pérez, técnico de sostenibilidad en 21gramos

Entre todos los conceptos relacionados con la sostenibilidad, uno tiene especial relevancia: la huella de carbono. Es, además de uno de los términos más populares o conocidos para la gran mayoría, uno de los más interesantes –y complejos– en el plano corporativo. ¿Cómo medir la huella de carbono de una compañía? ¿Cómo reportarla internamente y presentarla a los grupos de interés? ¿Cuál es la mejor forma de gestionarla?

Los que ya se hayan enfrentado a esa misión, sabrán lo crucial que es apreciar las diferencias entre los alcances 1, 2 y 3, que clasifican, atendiendo a su procedencia directa o indirecta, las emisiones de CO2 que genera una compañía y también conocerán la nueva agrupación que hace de estas emisiones la ISO 14001.

Alcance 1: emisiones directas procedentes de una fuente que es propiedad o es controlada por la organización. Pueden incluir las emisiones de CO2 derivadas del consumo de combustible por parte de la organización (vehículos, calefacción, etc.)

Alcance 2: emisiones indirectas derivadas de la generación de la electricidad, calefacción, refrigeración y vapor adquiridos, comprados y consumidos por la organización.

Alcance 3: emisiones indirectas no incluidas en las emisiones indirectas de generación de energía (alcance 2), que se producen por la actividad de la organización (aguas arriba o aguas abajo) pero que son propiedad y están bajo el control de un agente externo.

La huella de carbono exige tener muy controlado lo que hace la propia organización, por supuesto, pero también lo que pasa fuera de ella. Por ejemplo, dependiendo del tipo de actividad, las emisiones indirectas –aquellas que provienen de la cadena de valor de la compañía, vinculadas al alcance 3– son muy superiores al resto de alcances. Vemos el caso de una compañía dedicada a combustibles, cuyas emisiones de alcance 3 son doce veces superiores a las asociadas al alcance 1 y 2 debido al uso que se da a los productos que vende. 

Esto hace esencial contar con la colaboración de los distintos grupos de interés, para poder realizar un cálculo ajustado y adecuado. Una interlocución, imprescindible en las compañías del S. XXI, que empieza, además, a ser ineludible debido a las fuertes exigencias de la nueva legislación.

¡Que no cunda el pánico! Muchos proveedores han avanzado trabajo, calculando la huella de carbono de los productos o servicios que ofrecen, algo que, a su vez, les facilita la contratación en grandes empresas. Aquí es donde surgen las complicaciones: si yo soy una empresa pequeña o mediana que quiere iniciarse en esto, ¿Cómo tener controlado aquello que depende del uso que hagan nuestros clientes de nuestros productos? ¿O cómo valorar el impacto verde de las inversiones económicas de la propia compañía?

La importancia del orden y la organización en la medición de la huella de carbono

Como vamos a manejar un gran volumen de información técnica, es fundamental tener los datos organizados y ordenados para facilitar su control y seguimiento a lo largo del año. Los necesitaremos no solo para reportar de forma anual en las memorias de sostenibilidad, gestión y los EINF, sino también para tener un control mensual que permita la toma de decisiones ágiles, además de para incluirlos en el reporte interno para la propia organización o las organizaciones inversoras.

Para poder gestionar esta ingente cantidad de información, existen multitud de herramientas y plataformas que nos pueden facilitar –o complicar– la visión de estos indicadores, por ejemplo, el consumo de agua en metros cúbicos para controlar sus emisiones, el consumo de gasoil en calefacción o el consumo de combustible usado por los comerciales de la empresa en sus desplazamientos. Para utilizarlas, necesitamos tener claro cuáles son los indicadores a recopilar, de dónde vienen los datos o quién es el responsable de recopilarlos y reportarlos, entre otras cosas. Y, para la implantación de este proceso, la asesoría es fundamental.

Una vez ordenada la información, podemos valorar la mejor herramienta para gestionar estos datos de forma eficiente y sencilla. Si te imaginas esas plataformas como algo con miles de términos técnicos y datos que rellenar, no te asustes, que tenemos una buena noticia: hoy en día existen programas muy sencillos o herramientas diseñadas ad hoc para los cálculos de cada compañía, adaptándose a su realidad y sus particularidades. 

Aunque pueda parecer muy complicado, el primer paso para medir la huella de carbono es no dejar que los datos te ahoguen. Al contrario, puedes utilizarla como una tabla para surfear el mercado y obtener con ella una ventaja competitiva para mejorar, de paso, el desempeño de tu compañía. 

¿Necesitas asesoramiento para medir la huella de carbono en tu empresa? Contacta con nuestro equipo y te ayudamos. 

Directiva CSRD

Directiva CSRD: la sostenibilidad sí incide en el ámbito financiero

Consultoría Estratégica en Sostenibilidad

La nueva directiva CSRD reducirá la actual brecha entre la información financiera y las cuestiones referentes a la sostenibilidad. Mediante la fijación de unos estándares internacionales en materia social, medioambiental, de gobernanza, laborales y de derechos humanos, logrará finalmente un lenguaje único europeo que persigue mayor transparencia y calidad en el reporting.

Por Carmen Buxens, directora del área de Sostenibilidad en 21gramos

El pasado 21 de junio de 2022, el Consejo y el Parlamento* Europeo alcanzaron un acuerdo político provisional acerca de la nueva directiva de información en materia de sostenibilidad con el objetivo de mejorar la calidad en el reporte de la información que presentan las compañías. Uno de los cambios más visibles va en su propio nombre: por fin se destierra el concepto de «información no financiera», reconociendo así que las cuestiones de sostenibilidad sí tienen incidencia en el ámbito económico. 

Nuevos requisitos: información prospectiva y doble materialidad

La Directiva CSRD busca corregir el déficit de información prospectiva, tanto cualitativa como cuantitativa, que se da en la actual Ley de Información No Financiera en el corto, medio y largo plazo. Asimismo se enriquece el concepto de materialidad, exigiendo que se presente el enfoque de doble materialidad, es decir, tanto la información necesaria para comprender los resultados, riesgos y oportunidades económicas de la empresa, como los datos para comprender los impactos de la actividad de la compañía en su entorno social y ambiental. En otras palabras, supone la evolución de la mirada tradicional de la materialidad, considerando los impactos desde una doble perspectiva, ahora más competitiva y transversal. 

Esta directiva introduce, además, la obligación de un aseguramiento limitado realizado por un tercero independiente que vele para que la información sea conforme a las normas de la UE, lo que supone una mejora en la calidad de la misma. Además, promueve adquirir un nivel de aseguramiento cada vez más exigente con el tiempo, proponiendo un periodo de seis años para que las compañías tengan opción a realizar un aseguramiento razonable** en materia de reporting de sostenibilidad. 

Entre los temas sobre los que la empresa deberá reportar según esta nueva ley, destacan los siguientes aspectos: 

  • El modelo de negocio y resiliencia de la empresa frente a los riesgos
  • Las oportunidades en el modelo de negocio y cómo se tienen en cuenta los intereses de los stakeholders
  • El impacto de la compañía en las cuestiones de sostenibilidad y los objetivos alcanzados
  • El papel de los órganos de dirección y políticas de la empresa en cuestiones de sostenibilidad 
  • El proceso de diligencia debida aplicado a la empresa en dichas cuestiones 
  • Los principales efectos negativos reales o potenciales relacionados con la cadena de valor y de suministro, así como las medidas adoptadas para prevenirlos, mitigarlos o repararlos. 

Directiva CSRD, hacia la generación de un lenguaje común

Esta presión regulatoria -que viene impulsada por las demandas sociales-  exige un cambio de mentalidad en las compañías que, a partir de ahora, deberán informar sobre cuestiones de sostenibilidad a los mercados financieros. Las empresas afectadas (el alcance previsto incluye a más de 49.000), deberán reportar: 

  • Información de acuerdo con el reglamento de Taxonomía de la UE y el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR). 
  • Se reportará con el lenguaje conforme a las normas de los ESRS (European Sustainability Reporting Standard), que introducirá los principios que deberán seguirse para tener en cuenta las opiniones, los intereses y las expectativas de las partes interesadas en la decisión de la empresa y la evolución de su estrategia y su(s) modelo(s) de negocio.
  • La información se deberá publicar en el Informe de gestión de los Estados Financieros. 
  • Siempre en formato electrónico (XHTML).

En este momento, Europa afronta el reto de liderar la transición del resto de potencias económicas hacia la sostenibilidad. Es hora de estar preparados para formalizar el compromiso con el progreso global. 

¿Cuándo se hace efectiva la nueva Directiva CSRD? 

Como todo mecanismo legal, esta nueva directiva también tiene sus plazos. El ya cercano 2023 será un año de «calentamiento», porque en 2024 las compañías deberán estar listas para reportar. Así, los estados miembros deberán transponer esta directiva a los 18 meses de su entrada en vigor y los plazos previstos para su aplicación serán: 

  • El 1 de enero de 2024 para las empresas ya sujetas a la actual directiva (a quienes corresponde presentar los informes en 2025 sobre los datos de 2024)
  • El 1 de enero de 2025 a las grandes empresas no sujetas a la actual directiva (deberán presentar información en 2026 sobre los datos de 2025) y el 1 de enero de 2026 a las pymes que cotizan, así como entidades de crédito pequeñas y no complejas, y empresas de seguros cautivas. 

Notas

* El  Grupo Consultivo Europeo en materia de información financiera (EFRAG) se responsabilizará de fijar las normas europeas mediante el asesoramiento técnico de diversas agencias europeas.

** Según la norma AA1000, este término describe los métodos y procesos utilizados por un proveedor de aseguramiento para evaluar la información divulgada de una organización sobre su desempeño, además de los sistemas, datos y procesos subyacentes, apoyados en criterios y estándares adecuados con el fin de incrementar la credibilidad de dicha información. El aseguramiento incluye la comunicación de los resultados del proceso de aseguramiento en un informe de aseguramiento. Según la profundidad con la que se lleve a cabo, un aseguramiento puede ser limitado (menos profundo) o razonable (más profundo).

¿Necesitas asesoramiento para implementar la nueva Directiva CSRD en tu empresa? Contacta con nuestro equipo y te ayudamos. 

Doble materialidad, triple impacto

Consultoría Estratégica en Sostenibilidad

La doble materialidad, una nueva vía para resolver los problemas sociales, ambientales y económicos en la “Era de las consecuencias”.

Por Silvia Blesa, técnico de sostenibilidad en 21gramos

La incertidumbre parece haberse convertido en una palabra capaz de definir todos nuestros contextos. En los últimos tiempos, la falta de certezas y la sensación de inquietud generalizada remueven el ámbito político, social y empresarial, haciendo necesario un esfuerzo colectivo que nos permita transitar, mediante alianzas público-privadas y modelos colaborativos de escucha activa, hacia un nuevo modelo económico.

Ya lo adelantábamos en el IV Estudio Marcas con Valores: La era de las consecuencias haciendo uso del término “homeostasis” que, empleado en biología, alude a los mecanismos de autorregulación que permiten a los seres vivos adaptarse y mantener la estabilidad. 

“Estamos en un momento en el que necesitamos incorporar esa homeostasis a nuestra sociedad, que también es un ecosistema biológico que necesita vivir en equilibrio con su medio. Necesitamos reajustar los desequilibrios sociales, económicos y medioambientales que nos acechan y, desde una perspectiva colaborativa, superar los individualismos que nos separan y lastran”.

Nos enfrentamos a grandes retos y desafíos glocales, a los que también podemos denominar “desequilibrios” tales como la inflación, la crisis alimentaria, la brecha social, la emergencia climática, o la crisis energética que han sido acentuados por las graves consecuencias que ha traído la pandemia y la guerra de Ucrania, entre otros desencadenantes. Las compañías deben entender este contexto y su papel de “activistas corporativos” para encontrar ese equilibrio homeostático con la sociedad y el medioambiente, convirtiéndose en agentes transformadores capaces de impulsar el cambio sistémico “por pura supervivencia”.

Su responsabilidad con la sociedad va más allá del cumplimiento regulatorio y no sólo han de resolver sus principales retos globales, si no también contribuir al reajuste de dichos desequilibrios. En este sentido, la doble materialidad usa la inteligencia social como catalizadora del triple impacto y permite a las compañías cumplir con la regulación (CSRD) e ir un paso más allá para convertirse en las mejores empresas para el mundo.

¿Cuál es nuestra propuesta metodológica para activar la doble materialidad?

La doble materialidad ha emergido como una evolución de la definición del concepto de materialidad tradicional que, dada la actualización de los GRI Standards de 2021 y la nueva directiva CSRD de la Comisión Europea en colaboración con el EFRAG, se centra ahora en los principales impactos de las empresas en materia de sostenibilidad (económicos, sociales y ambientales) cuya identificación y priorización determinarán los contenidos a incluir en la memoria de sostenibilidad, así como los pilares del Plan estratégico ASG.

De acuerdo con este enfoque, existen dos direcciones sobre la materialidad, la materialidad de impacto y la materialidad financiera. La doble materialidad, por tanto, es el resultado de la unión de las dos vertientes.

Elaborada por 21gramos*

Un tema o información de sostenibilidad cumple, por tanto, los criterios de doble materialidad si es material desde la perspectiva del impacto o desde la perspectiva financiera o desde ambas perspectivas, tal y como se muestra a continuación:

cuadro doble materialidad
Elaborado por 21gramos*

Para integrar la doble materialidad en la práctica como principio fundamental para la evaluación de impactos, riesgos y oportunidades, los procesos establecidos por la empresa deben reflejar e incorporar los principios establecidos por el CSRD, para lo cual se presenta la siguiente propuesta metodológica:

  1. Evaluación y contexto de la situación actual de la organización: desk research externo e interno para entender los temas materiales, la naturaleza de la compañía y su cadena de valor, así como mapa de grupo de interés y audiencias impactadas.
  2. Identificación de los asuntos materiales y sus impactos actuales y potenciales, positivos y negativos: investigación cualitativa sobre los principales impactos asociados a los distintos temas materiales según los grupos de interés.
  3. Evaluación y priorización de impactos más significativos según su gravedad y probabilidad de ocurrencia (investigación cuantitativa): consulta a grupos de interés para conocer la gravedad y ocurrencia de los impactos/efectos que la empresa tiene sobre el medioambiente y las personas (materialidad de impacto) así como los impactos/efectos del entorno en el valor económico de la empresa (materialidad financiera).
  4. Supervisión, validación y contraste de la matriz de doble materialidad: ponderación de asuntos relevantes en función de su impacto en la sociedad y su impacto sobre el valor de la compañía (doble materialidad), construcción de matriz de doble materialidad y presentación a los miembros del comité.

Hacia el triple impacto

La doble materialidad implica que las compañías deberán tener en cuenta tanto los riesgos como las oportunidades desde ambas perspectivas, la financiera y la no financiera. En este sentido, cabe destacar que, del mismo modo que la materialidad ha evolucionado, también lo han hecho las tendencias narrativas, pasando de hablar de aspectos ASG en la “Era del desempeño”, a un enfoque sistémico en la “Era de las consecuencias”. Asimismo, la creación de valor para los grupos de interés ha sido sustituida por el activismo corporativo de las organizaciones como catalizadores de la regeneración del bienestar.

Este nuevo contexto sitúa a las organizaciones como agentes transformadores. Así, consideramos que la doble materialidad constituye un primer acercamiento a la identificación de las oportunidades financieras relacionadas con la sostenibilidad. De integrarse en su modelo de negocio, esta perspectiva podría generar rentabilidad a través del desarrollo de nuevos proyectos, modelos de negocio o productos y servicios nativos sostenibles.

Nuestra propuesta metodológica incluye,de forma complementaria, las siguientes fases:

  1. A) Alineación de la doble materialidad con los requerimientos de Bcorp y las áreas de impacto, como un paso previo para un posterior proceso de certificación para constituirse como una de las “Mejores empresas para el mundo”.
  2. B) Identificación y priorización de posibles proyectos de innovación de triple impacto, en línea con las oportunidades financieras resultantes de la doble materialidad (impactos ambientales, sociales y económicos), que den respuesta a los retos glocales y los ODS.

Las compañías pueden reajustar sus impactos no solo para gestionar su desempeño y sus actuales y potenciales riesgos e impactos (doble materialidad), sino también para ser capaces de identificar posibles oportunidades de negocio que resuelvan problemas sociales, ambientales y económicos, generen un (triple) impacto sistémico y contribuyan a mantener ese “equilibrio homeostático”.

¿Necesitas asesoramiento para llevar a cabo la doble materialidad en tu empresa? Contacta con nuestro equipo y te ayudamos. 

Ser B Corp

¿Te gusta cómo está el mundo? Ser B Corp puede ser el camino

Ser B Corp

Consultoría Estratégica en Sostenibilidad

Por Rubén González-Román, responsable de Investigación e Inteligencia Social y B Corp Leader de 21gramos, Multiplicador B certificado por B Lab Spain y miembro del Grupo Impulsor de la Comunidad B Madrid.

El siglo XXI comienza marcado por un contexto global y local que invita no solo a repensar el sistema socioeconómico y político actual, sino principalmente a tomar medidas de actuación inminentes como sociedad. En su momento listamos los indicadores que nos hacían constatar que los diferentes agentes mundiales (inversores, CEOs, medios de comunicación, marcas/empresas, instituciones gubernamentales y consumidores/ciudadanos) siguen la tendencia hacia una nueva economía del propósito y el Triple Balance (económico, medioambiental y social).

En nuestro IV Estudio Marcas Con Valores ya adelantamos que nos encontramos totalmente inmersos en un momento histórico, en el que estamos obligados a abrazar la nueva incertidumbre, que denominamos “la era de las consecuencias”.

En medio de este nuevo contexto consciente, como ya contextualizamos en el artículo “#BTheRechange: herramientas para aprender a repensar y reactuar ahora”, en 2008 nació un movimiento de organizaciones que creen en una mejor manera de hacer negocios (“We Believe in a Better Way Of Doing Business”). Su medio es usar el poder de la empresa y el mercado como fuerza para el bien común con el objetivo activar el cambio sistémico, de transformar el mundo y generar un impacto positivo en los individuos y el planeta.

Actualmente la comunidad B Corp está compuesta por personas que están liderando el cambio en más de 4.400 organizaciones en todo el mundo (más de 100 tienen presencia en España), repartidas en 77 países y representando a 153 industrias con un único objetivo: que un día todas las compañías compitan por ser las mejores no DEL mundo, sino PARA el mundo.

Las B Corp trabajan, entre otros retos, para:

  • Reducir la desigualdad y la pobreza: 110.233 millones de euros facturados en 2021 en todo el mundo de los cuales 6.000 millones han sido facturados en España, empleando a más de 14.500 trabajadores entre todas las B Corps nacionales de las cuales 7 de cada 10 cuentan con una o más mujeres en puestos directivos.
  • Cuidar el medio ambiente: tienen un 250% más probabilidades de ser neutras en carbono que las empresas convencionales y más de 500 de todo el mundo se han comprometido a serlo para 2030 (entre las que se encuentra 21gramos).
  • Fortalecer las comunidades: 8 de cada 10 en España contratan a personas de colectivos vulnerables y casi 8 de cada 10 de las que tienen presencia en territorio nacional cuentan con uno o más proveedores locales.
  • Crear puestos de trabajo de alta calidad con dignidad y propósito: experimentan un 20% más de probabilidades de permitir un horario laboral flexible en comparación con las empresas convencionales y el 65% de las nacionales tienen un rango salarial inferior a 5 entre el salario mínimo y máximo de la empresa.

* Datos recogidos de la Memoria Anual 2021 B Lab Spain

La declaración de interdependencia

Los valores y las aspiraciones de la comunidad B Corp están incorporados en sus estatutos y en la firma de la Declaración de Interdependencia. Se les exige legalmente que tengan en cuenta en la toma de decisiones no solo a sus accionistas sino también a sus trabajadores, clientes, proveedores, comunidad y medio ambiente.

Especialmente en nuestro continente, Europa, vislumbramos diferentes acciones y asociaciones como la B Corp Climate Collective, la Interdependence Coalition, la Beauty Coalition o la campaña #StandWithUkraine que demuestran que la Comunidad B asume que realmente funciona como una red interdependiente que es capaz de multiplicar esfuerzos para hacer frente a los retos glocales.

La evaluación de impacto B (EIB) o B Impact Assessment (BIA) y su relación con otros estándares de medición de impacto

Aunque existen diferentes formas de formar parte de la Comunidad B y herramientas para aprender a co-innovar y liderar el cambio, como ya explicamos en “#BTheRechange: herramientas para aprender a repensar y reactuar ahora”, la Evaluación de Impacto B (EIB) o el B Impact Assessment (BIA) es la principal herramienta que permite a las empresas medir, gestionar y mejorar el desempeño social y ambiental al proporcionar un marco estandarizado, intuitivo y fácil de usar para medir su impacto en todos sus grupos de interés (y no solo en sus accionistas). 

La EIB es la herramienta exclusiva utilizada para obtener el estatus B Corp. Gratuita, online y confidencial, se convierte en el camino y la guía perfecta para cumplir con los más altos estándares de desempeño social y ambiental, transparencia pública y responsabilidad legal. Más de 190.000 compañías en todo el mundo (de las cuales más de 5.730 son españolas) utilizan esta herramienta para medir y gestionar su impacto.

El estatus B Corp tiene una mirada íntegra de toda la empresa a diferencia de algunos otras certificaciones cuyo propósito es legitimar el origen de la materia prima (Ej: FSC), una marca o producto (Ej: Organic, Fairtrade) o un área de la empresa (Ej: Great Place to Work). B Corp evalúa y verifica a la empresa en todas sus áreas de gestión e impacto: gobernanza, trabajadores, comunidades, medioambiente y clientes. 

Adicionalmente, también evalúa y otorga puntos a aquellas empresas que tengan un modelo de negocio de impacto, es decir, que tengan un propósito empresarial con fines sociales y/o ambientales.

Como herramienta de gestión y medición del impacto, la EIB se asocia con y complementa una variedad de diferentes estándares (GRI, SASB, Carbon Disclosure Project, Down Jones Sustainability Index, Future Fit Business Benchmark, IRIS Impact, o Reporting Investment Standards), certificaciones y marcos de medición de impacto. Lo logra incorporando sus estándares directamente en la EIB y/o utiliza sus sistemas con fines de verificación. En el siguiente enlace se puede comprobar con más detenimiento las diferencias entre B Corp y otros estándares. Además la plataforma colaborativa The Impact Management Platform nos permite entender la interdependencia de estos indicadores.

Quiero formar parte del Movimiento B y ser B Corp, ¿por dónde empiezo? El B Corp Way como inicio del camino

Cada vez más, las organizaciones buscan formar parte del movimiento. Se ha experimentado casi un 30% de crecimiento de la comunidad mundial entre 2020 y 2021 y un 63% en concreto en España. Además, se han recogido más de 30.000 firmas para pedir al gobierno español una ley que reconozca a las empresas con propósito, figura jurídica que ya ha sido implantado en otros países como EE.UU; Francia o Italia

No obstante, las complejas estructuras y necesidades de cada empresa pueden dificultar que consigan ya no solo participar en el ecosistema sino obtener la certificación (más de 78 versiones de la EIB según tamaño, localización y sector y un mínimo de 80 puntos requeridos para optar a la certificación). Recordemos que solo solo el 3% (casi 4.500 empresas a nivel mundial) ha logrado cumplir con el alto estándar que supone la EIB.

B Corp Way es una plataforma que permite a las empresas conectar con Consultoras B Corp que se ajustan a sus necesidades específicas y tienen las habilidades y conocimientos necesarios para apoyarlas en el camino.

En 21gramos, además de ser una empresa B certificada desde 2019, haber conseguido el reconocimiento de Best For The World el mismo año y formar parte del Grupo Impulsor de la Comunidad B de Madrid desde 2020, nos sentimos orgullosXs de estar validados por B Lab Europe como un B Corp Way Partner, es decir, un acompañante validado disponible para todas aquellas organizaciones que quieran entrar en el movimiento B a través del BIA.

Ser B Corp es…

Ser B es ser auténtico y valiente a la vez que imperfecto.

Ser B es utilizar la fuerza de las empresas para promover la paz y la interdependencia.

Ser B es aspirar a ser las mejores empresas para el mundo.

Ser B es medir y mejorar el impacto que nuestras acciones tienen en las personas y el planeta.

Ser B es cumplir con los más altos estándares sociales y ambientales e informar con transparencia.

Ser B es comprender que si algo nos beneficia pero perjudica al mundo, entonces no nos beneficia.


¿Necesitas asesoramiento para la Evaluación de Impacto B (EIB)? En 21gramos nos focalizamos en ayudar a aquellas empresas que quieran ser B Corp, que deseen mejorar su impacto o que simplemente busquen asesoramiento para el proceso. 

Volver arriba