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EINF 2022: un ejercicio de reflexión con propósito

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Consultoría Estratégica en Sostenibilidad

Por el Equipo de Consultoría Estratégica en Sostenibilidad de 21gramos.

En torno a 30.000 empresas tendrán que presentar en 2022 su Estado de Información No Financiera (EINF 2022) acompañando a sus cuentas anuales de 2021. ¿Sabes si la tuya es una de ellas?

Recientemente, en el artículo El dress code del reporting en sostenibilidad, avanzábamos las características de la nueva propuesta de Directiva de Informes de Responsabilidad empresarial, que pretende establecer un marco único de reporte que integre las crecientes normativas y exigencias en torno a la exhaustividad y transparencia en la gestión de la sostenibilidad. Además de favorecer la calidad de la información de los reportes, esta nueva propuesta apuesta por la adopción de un formato electrónico normalizado y un mayor control interno, introduciendo las sanciones por incumplimiento y la obligación de que los informes se sometan a verificación externa.

En esta ocasión, al hilo del estudio realizado por Grant Thornton sobre el reporte en las medianas empresas, desde 21gramos planteamos la necesidad de reflexionar sobre los beneficios y las implicaciones de una adecuada preparación del reporte para la implantación en las compañías de una gestión sostenible: en torno a 30.000 empresas tendrán que presentar en 2022 su Estado de Información No Financiera (EINF) acompañando a sus cuentas anuales de 2021.

¿Podemos considerar la legislación como un acelerador de cambios sociales?

En el caso de los reportes no financieros, su elaboración nace con la vocación de concienciar a las empresas sobre la importancia de cumplir con los aspectos ambientales, sociales y de buen gobierno (ASG) y, por ello, suponen una ayuda de cara al progreso de las empresas en el ámbito de su gestión y contribuyen a que estas se encaminen hacia un futuro que, sin duda, es sostenible. Sin embargo, en España solo un 34% de las empresas reconoce la ayuda que supone, mientras que el 90% considera que la finalidad de los informes es de cumplimiento.

Precisamente por su carácter legal, el reporte forma parte de la agenda de la alta dirección, marca los tiempos y visibiliza los logros de las compañías. De cara a otros agentes, como los inversores e instituciones financieras, estos informes dan respuesta a la exigencia, hoy ya generalizada, de afianzar la sostenibilidad como una prioridad estratégica y avanzar hacia negocios tan verdes y tan responsablemente gestionados como sea posible.

Por ello, rotundamente, la normativa debe entenderse como un catalizador del impulso en el ámbito de la sostenibilidad que deben dar las compañías del siglo XXI, tanto por cuestiones de reputación, compromisos institucionales y corporativos, como por legislación y normativa internacional.

El reporte, la asignatura pendiente de las medianas empresas en España

Sorprende que, a pesar de los beneficios –y la obligatoriedad legal– que tiene la elaboración del informe, el 42% de los empresarios se han manifestado desconocedores de la ley sobre Información no financiera.

Como consultoras y activistas en sostenibilidad, el dato exige, como mínimo, hacer una urgente llamada a la acción. En junio, el contador se pone a cero y empieza la cuenta atrás para el reporte obligatorio de todas aquellas empresas que consolidan cuentas anuales, tienen más de 250 empleados y cumplen con uno de los dos requisitos de facturación (40 M€) o partidas de activo superior a 20 M€.

Calentando motores para el reporte del ejercicio 2021

En contraste con los anteriores, Grand Thornton señala que un 60% de las medianas empresas ya recogen los indicadores ASG y están preparándose para reportar. Es ahora, con un año por delante, cuando debe empezarse a recopilarse la información.

Otra información interesante que arroja el estudio es que ya sea por desconocimiento de la materia, porque ignoran los indicadores que deben reportar o porque no cuentan con las herramientas adecuadas, un 40% de las empresas encuestadas no han empezado todavía a trabajar en su informe.

Un 40% de las empresas encuestadas por Grand Thornton no han empezado todavía a trabajar en su informe

Sin embargo, la realidad es que muchas de estas empresas cuentan con políticas, acciones, planes de Responsabilidad Social e igualdad y otras medidas que reflejan requisitos legales, acuerdos laborales o buenas prácticas, pero desconocen que se encuentran tan solo a un paso de poder implantar un Plan de sostenibilidad. En definitiva, una hoja de ruta que contribuya a su progreso, les permita establecer bases adecuadas para el reporte y una herramienta de mejora continua y consolidación de su reputación.

A todas ellas: que no cunda el pánico. Contamos con un año para la preparación.

Entender la normativa desde su propósito

Objetivo 1: Concienciación

Recordemos que la Ley no obliga a las empresas a tomar medidas ambientales o sociales, sino que les exige que informen sobre las que toman: si no gestionan estos asuntos, deberán señalar que no lo hacen, con las consiguientes consecuencias frente a sus grupos de interés.

Por esta razón, es esencial elaborar un reporte con unas bases sólidas y un planteamiento previo del objetivo que ponga de manifiesto los beneficios de reportar, de acuerdo con el espíritu de una ley que pretende que este sea un ejercicio para concienciar a las empresas sobre la relevancia de gestionar correctamente los aspectos ASG.

Objetivo 2: gestión integral con perspectiva sostenible

El espíritu de la ley busca el impulso de una gestión integral de la empresa con perspectiva sostenible, es decir, donde se contemplen los impactos que la actividad supone para los grupos de interés, en la misma medida en la que se gestionan los riesgos y oportunidades que la empresa detecta.

En ese sentido, se debe establecer un diálogo con los grupos de interés y activar la escucha de la compañía para identificar los aspectos que son materiales para ambos. A través del análisis de materialidad, que tiene su base en la propia Ley de Información no financiera, se convierte este diálogo en una herramienta de mejora de la gestión idónea para saber cuáles son los asuntos relevantes que la organización debe incorporar y gestionar, pues son aquellos que preocupan y afectan a todos sus grupos de interés.

Este espíritu conlleva, además, plantearse un sistema de métricas adecuado sobre la que la empresa podrá pilotar su evolución en los próximos años a través de indicadores comparativos de mejora.

La utilización de herramientas de gestión y control de la información no solo facilitará la eficiencia, sino que contribuirá a reducir riesgos asociados al incumplimiento y a reforzar la reputación de las compañías como empresas sostenibles, al ofrecer garantías de calidad y control interno de la información. Además, las métricas también contribuyen a facilitar el proceso de verificación externa.

Hacia una comunicación sexy que ponga en valor los esfuerzos de las compañías

Además del rigor técnico, una parte clave a destacar en la realización del informe es la forma de comunicarlo: es posible sacar el máximo partido al esfuerzo de reportar y convertir la valiosa información recopilada en contenidos atractivos para su difusión en los canales disponibles para el diálogo con los grupos de interés; generar contactos con ellos y compartir conversaciones, facilitar la difusión de las buenas prácticas y, sobre todo, seguir detectando expectativas y las mejores maneras de cumplirlas.

Desde aquí nuestra felicitación a todas las empresas que, en 2022, tendrán la satisfacción de contar a sus grupos de interés sus éxitos individuales en la gestión de los grandes desafíos globales de 2021.

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Si necesitas asesoramiento para realizar este proceso en tu organización, contacta con nosotros. Somos expertos en sostenibilidad.

Reporting Sostenibilidad

El dress code del reporting en sostenibilidad

Reporting sostenibilidad

Consultoría Estratégica en Sostenibilidad

Por Sandra Segura, técnico de sostenibilidad de 21gramos.

Con el aumento de las normativas y exigencias en torno al reporting en sostenibilidad, que demandan cada vez una mayor exhaustividad y transparencia, se pone de relieve la necesidad de las empresas de contar con un sistema de gestión estratégico de la sostenibilidad que permita la obtención de indicadores para el control y mejora del desempeño de la compañía, así como para su rendición de cuentas.

Tendencias en normativas y marcos de sostenibilidad

La sostenibilidad, la información no financiera, la responsabilidad social (RSE, RSC) el desempeño ESG, el desarrollo sostenible… son diversos términos que en su aplicación práctica hacen referencia al mismo concepto para integrar en las compañías: gestionar los impactos ambientales, sociales y de gobernanza de acuerdo a las expectativas/necesidades de los grupos de interés en conjunción con los objetivos estratégicos/operativos.

En línea con este concepto, podemos entender que entre los aspectos materiales siempre se encontrará, de manera directa o indirecta, el cumplimiento de la legislación que le es de aplicación en sus dimensiones. Por tanto, la gestión de los impactos que trascienden el mero cumplimiento de la ley, depende del compromiso y nivel de madurez de la compañía para su identificación, gestión y reporte sobre su desempeño.

La obligación de informar sobre cómo gestiona cada empresa sus impactos se materializa en reportes específicos propios de cada uno, que describen su forma particular de responder a las obligaciones legales y demandas de sus grupos de interés. 

Propuesta de Directiva de informes de sostenibilidad empresarial (CSRD)

El 21 de abril de 2021 la Comisión Europea adoptó la nueva propuesta de Directiva de informes de sostenibilidad empresarial (CSRD), por la que se modifican las directivas de contabilidad, auditoría (Directiva 2013/34/EU y su reglamento) y transparencia (Directiva 2004/109/EC).

El objetivo de esta nueva directiva es establecer unas reglas básicas de reporting comunes en la Unión Europea con el fin de aumentar la transparencia y mejorar la información reportada sobre el desempeño ESG de las compañías: una información de mayor utilidad para los grupos de interés, consistente, homogénea y que permita la comparabilidad entre compañías.

Antecedentes

La Directiva sobre la divulgación de información no financiera (Directiva 2014/95/UE) requiere que determinadas empresas incluyan un estado no financiero entre sus obligaciones de información pública anual. Las empresas incluidas en el ámbito de aplicación de esta directiva debieron informar por primera vez en 2018 (en relación con el ejercicio financiero de 2017).

En 2018 la Comisión Europea llevó a cabo una consulta pública sobre la información corporativa publicada, entre cuyos resultados se concluyó que el reporte no financiero divulgado por las empresas no daba respuesta a las necesidades de información de los usuarios previstos: falta de comparabilidad y fiabilidad;  ausencia de comunicación pertinente o exceso de información no material; incertidumbre y complejidad sobre cómo y dónde presentar la información, etc.

En su Comunicación sobre el Pacto Verde Europeo la Comisión se comprometió a revisar en 2020 la Directiva sobre la divulgación de información no financiera, como parte de la estrategia para fortalecer las bases de la inversión sostenible (que procedería en gran medida del sector privado) mediante  la mejora de la transparencia para con los grupos de interés. Esto también refleja las tendencias globales, con una amplia variedad de diferentes organizaciones y partes interesadas que piden la consideración de un nuevo enfoque regulatorio para la presentación de informes no financieros.

En el marco de esta revisión, en 2020 se llevó a cabo otra consulta pública, esta vez con el de objetivo de recopilar las opiniones de los grupos de interés sobre posibles revisiones de las disposiciones de la Directiva de información no financiera. Una consulta en la que 21gramos participó a través de DIRSE (Asociación española de Directivos de Responsabilidad Social).

Características de la nueva Directiva[1]

Esta directiva prevé la adopción de un marco comunitario homogéneo para los informes de sostenibilidad, que se adaptarán a las políticas de la UE, al tiempo que se basan y contribuyen a las iniciativas internacionales de normalización. El primer conjunto de estándares se adoptará en octubre de 2022. 

Avanzando hacia la unicidad en la sostenibilidad 

La codependencia entre la gestión de la sostenibilidad y el reporting de su desempeño, recogida en la nueva propuesta de directiva, se evidencia cada vez más con el desarrollo de sinergias y proyectos que permitan la unificación de estándares para facilitar la comparabilidad y reportes conjuntos:

Una clara tendencia que marca la hoja de ruta en materia de sostenibilidad para las empresas, a la vez que plantea disyuntivas sobre el sistema de reporting en sostenibilidad que deben implantar en el corto, medio y largo plazo.

Tipos de reporting en sostenibilidad según marco utilizado

Si bien el tipo de información a reportar por una empresa viene marcado por las expectativas de sus grupos de interés, en este artículo vamos a ofrecer las claves de dos de los principales estándares de reporting en sostenibilidad y el tipo de informes en los que se utilizan.

El marco Integrated Reporting (IR)

Un informe estructurado siguiendo este marco se denomina informe integrado: comunicación concisa acerca de cómo la estrategia de una organización, su gobierno corporativo, desempeño y perspectivas, en el contexto de su entorno externo, la conducen a crear valor en el corto, medio y largo plazo[2].

De cara al reporte del Informe Integrado se pueden seguir distintas opciones:

  • Reporte Integrado que sustituya al Informe de Gestión, Informe no financiero e informe de Gobierno Corporativo.
  • Reporte Integrado que sustituya al Informe de Gestión y al Informe no financiero.
  • Informe no financiero.

Los informes integrados suelen realizarse por empresas de más de 500 empleados con el objetivo de explicar a los proveedores de capital financiero cómo la organización crea valor a lo largo del tiempo. Este tipo de informe requiere un gran nivel madurez en reporting y contar con un pensamiento “integrado” en las actividades de la organización, permitiendo la con la conectividad de la información en la elaboración del informe.

Global Reporting Initiative (GRI)

Aquellas empresas que quieren declarar que su informe de sostenibilidad se ha elaborado de conformidad con los Estándares GRI están obligadas a cumplir todos los requerimientos establecidos por GRI[3], con distintos criterios para la opción “esencial” o “exhaustiva”:

  • Esencial: contiene la información mínima necesaria para comprender la naturaleza de la organización, sus temas materiales e impactos relacionados y cómo se gestionan.
  • Exhaustiva: requiere contenidos adicionales a la opción esencial sobre estrategia, ética e integridad de la organización y su gobernanza. Además, la organización está obligada a aportar información más amplia sobre sus impactos incluyendo toda la información sobre el tema correspondiente a cada tema material cubierto por los Estándares GRI.

También existe la posibilidad de realizar un informe con referencia a GRI, que permitiría adoptar el marco de los estándares para reportar sobre la gestión de los sus impactos económicos, ambientales o sociales, pero que no quieran utilizar los Estándares GRI de manera integral. En este caso, la empresa también tendría que redactar una declaración con referencia a GRI siguiendo unos criterios específicos[4].

Aplicación en EINF

Para la elaboración del Estado de Información No Financiera (EINF), la Ley 11/2018 vigente en España requiere la utilización de un marco de referencia de reporte. En la práctica, para asegurar que se han utilizado estas referencias y para facilitar al lector la localización de estos contenidos, es habitual incluir en el informe una tabla de equivalencias entre la Ley 11/2018 y GRI, en lo relativo a los contenidos exigidos por la Ley.

Adicionalmente, si el Estado de Información no Financiera es además un informe de sostenibilidad conforme a los Estándares de GRI e incluye otros contenidos requeridos por GRI, aunque no sean exigibles según la Ley 11/ 2018, se ha de incluir también un índice de contenidos GRI específico para reportar en opción esencial o exhaustiva.

Reporting en sostenibilidad Best-in-class

Además de la expectativa de los grupos de interés y de los estándares elegidos para el reporte, la tipología de informe también vendrá marcada por el enfoque de la empresa a la hora de reportar.  De esta forma, una memoria de sostenibilidad reporta datos sobre un desempeño pasado (el año reportado), mientras que un informe de sostenibilidad incluye una proyección a futuro, con objetivos y compromisos adquiridos.

Un ejemplo de tipología de informe a realizar por una empresa que tenga un elevado nivel de madurez en la gestión de la sostenibilidad sería:

  • Un informe integrado siguiendo las directrices del International Integrated Reporting Council (IIRC).
  • De conformidad a los Estándares GRI en su opción exhaustiva.
  • Basado en una materialidad estratégica: combinando resultados del análisis con el modelo de negocio, y el sector, para identificar sus ámbitos de actuación.
  • Es decir, siguiendo las recomendaciones de la CNMV sobre la doble materialidad y la importancia de explicar cómo ha sido su proceso de elaboración, y teniendo en cuenta el impacto de la actividad de la empresa sobre la sociedad y el medioambiente, así como el impacto que todos estos aspectos tienen sobre la sostenibilidad de la empresa.
  • Que integre las recomendaciones que el WBCSD, en especial en el ámbito de la comunicación, para lograr una mayor difusión de los contenidos y de las buenas prácticas reportadas.

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Si necesitas asesoramiento para realizar este proceso en tu organización, contacta con nosotros. Somos expertos en sostenibilidad.

[1] Información extraída de SUSTAINABLE FINANCE PACKAGE. Forética

[2] The International <IR> Framework

[3] GRI 101: Fundamentos 2016. Sección 3, Tabla 1

[4] GRI 101: Fundamentos 2016, Sección 3.3

Algo tiene que cambiar (y también la manera de contarlo)

Narrativa B-Corp

Consultoría Estratégica en Sostenibilidad

El de Danone es un ejemplo perfecto de una empresa que ha sabido recurrir a su legado como palanca para convertirse en una organización con impacto. Con un siglo de trayectoria a sus espaldas, ha logrado ser la primera empresa de gran consumo en obtener la certificación B en España, un distintivo que refleja la autenticidad de su desempeño en términos sociales, ambientales de transparencia y de responsabilidad y la conecta con la realidad social que vive hoy el mundo.

En 21gramos, que obtuvo la misma certificación hace dos años, acompañamos a Danone en la elaboración de su Manifiesto de Sostenibilidad 2019. De B Corp a B Corp, juntas hicimos un minucioso trabajo para transformar la manera de comunicar el discurso de la compañía en materia de sostenibilidad.

Lejos de redactar un informe al uso, el reto era hacer un análisis profundo e innovar en la forma de contar la estrategia, desarrollando un material que sirviese como carta de presentación externa e interna de la compañía y la visión One planet, one health (OPOH) y que al mismo tiempo fuese un material de comunicación diferente, rompedor y fresco que trasladase esa visión de la alimentación al lenguaje común para todos los grupos de interés.

Un mensaje trascendente

Con ese objetivo final en el horizonte, el primer paso era conocer en profundidad el punto de partida que iba a vertebrar todo el trabajo posterior: esa estrategia de sostenibilidad One planet, one health, que tiene su corazón en la interconexión entre la salud humana y la del planeta y que subraya la necesidad de cuidar de ambos para lograr el bienestar de todos.

Así, desde 21gramos realizamos un minucioso desk research dividido en dos fases, interna y externa, para exprimir todas las dimensiones y conceptos a tratar y plantear una estrategia de comunicación global adaptada a la narrativa de la compañía.

Desk research interno

Realizamos un exahustivo análisis de decenas de documentos que reflejaban la estrategia de la compañía para encontrar la mejor manera de estructurar los contenidos y hacerlo de la forma más rompedora posible, con la intención de que no se quedase en un documento circunscrito solamente a la compañía y a sus stakeholders más corporativos, sino que se pudiera trasladar también a los consumidores. Para ello, el principal objetivo era tender un puente creativo entre lo que queríamos contar y la forma de hacerlo, elaborando un documento cuyo continente tuviese tanta fuerza como el contenido.

El uso de infografías para presentar los datos de impacto y el protagonismo de los recursos de imagen que dieran al mismo tiempo el protagonismo a las marcas y productos de Danone fue fundamental a la hora de conceptualizar el informe final. Sin embargo, mucho antes de ello, fue imprescindible hacer un estudio y una reflexión profunda sobre el discurso de la compañía y sus líneas estratégicas para encontrar una nueva narrativa que incorporase la perspectiva B Corp que ambos compartimos de forma transversal a todo el documento: en él tendrían que reflejarse los hechos trazables y auténticos que permiten establecer una narrativa que aprovecha el legado de una empresa centenaria en sus planteamientos para ser más sostenibles.

Desk research externo

Además de mirar hacia dentro de la compañía para saber qué contar, la innovación en los formatos fue uno de los puntos clave a la hora de diseñar el Manifiesto de Danone. Tanto en sus formatos impresos como digitales, antes de realizar el planteamiento llevamos a cabo una búsqueda para la investigación de mejores prácticas a la hora de apostar por formatos adaptados a las nuevas formas de comunicar –conscientes y sostenibles– en todos los soportes.

Asimismo, también llevamos a cabo una investigación sobre esas nuevas maneras de contar sostenibilidad en redes sociales, de manera que pudiésemos vertebrar un discurso inspirador y hacerlo viral –mediante gifs, vídeos o incluso retos en TikTok– para que llegase al consumidor último, analizando decenas de casos y ejemplos prácticos del desempeño de marcas nacionales e internacionales y casos destacados de las B Corps más influyentes a nivel nacional e internacional.

Proyecto B: transformar la narrativa

Combinando ambos aspectos del desk research, pudimos hacer una reflexión profunda y un análisis DAFO que permitiera sortear los hándicaps encontrados en la investigación e incorporar un elemento representativo esencial para las compañías que formamos parte del movimiento B Corp: la perspectiva colaborativa.

Además de introducir de manera transversal conceptos como la interdependencia, la importancia de lo glocal y del esfuerzo colectivo o los propios ejes de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, logramos que el informe fuese especialmente colaborativo e innovamos dando voz y presencia en las páginas a actores externos que normalmente no aparecen de manera tan directa en otros reportings de este tipo. Así, en el informe se incluyen las palabras de Cristina Gallach y Joan Ribó, así como voces invitadas como las de Luis Moreno, Carmen Pellicer o Juanjo Manzano, entre otros, poniendo en valor la perspectiva del trabajo común y haciendo copartícipe a la sociedad: ¿qué mejor que los aliados de Danone en cada una de sus líneas estratégicas para contar el trabajo que realizan?

La amplia fase de investigación y el cuidadoso trabajo de estructuración y diseño de los contenidos dieron sus frutos en el informe Algo tiene que cambiar, título que da nombre al manifiesto final que engloba la Guía de Sostenibilidad 2019 y la campaña de comunicación de la misma. Un llamamiento la transformación común y a la coparticipación: no podemos recorrer solos el camino, y con una manera atractiva de contar la sostenibilidad podemos conseguir que más personas se sumen a nuestro proyecto.

¿Te ayudamos a hacerlo?

Ley 11/2018

De árboles y bosques: más allá de cumplir con la Ley 11/2018

ley 11/2018

Consultoría Estratégica en Sostenibilidad

Cabe preguntarse si realmente la Ley 11/2018 y tantas otras normas y estándares ayudan a que las empresas progresen o si solo inducen a cumplir para evitar otros males.

Por Teresa Arozarena, consultora de RSC y sostenibilidad en 21gramos

En este punto del año, se acerca el momento en que toca mirar para atrás y repasar qué hemos hecho y cómo. Contar a nuestros grupos de interés cómo hemos gestionado los impactos del negocio en este año tan particular y qué hemos logrado.

La Ley española de información no financiera –Ley 11/2018– requiere que el Estado de Información no financiera que muchas empresas están obligadas a publicar tome como referencia un marco internacional para la elaboración de informes no financieros. Por otra parte, fuera de esta obligación legal, las empresas que reportan con precisión su desempeño en materia de sostenibilidad así lo suelen hacer, en la medida en que su uso simplifica el proceso de reporte y dota a su resultado de una mayor credibilidad, al hacerlo verificable y comparable.

Pero son tiempos de cambio, qué duda cabe. Momentos de reconstrucción y también de enmienda, donde se han multiplicado los esfuerzos para rediseñar un mundo más seguro, resiliente y sostenible, tomando como guía los objetivos de la Agenda 2030.

Así, en plena sintonía con la meta 6 del objetivo 12 (Producción y consumo sostenibles), que alienta a las empresas a incorporar información sobre la sostenibilidad en su ciclo de presentación de informes, hemos visto en los últimos meses cómo se ha desarrollado la revisión de la Directiva 14/95/UE sobre información no financiera; también la propuesta de modificación de los Estándares 102 de Global Reporting Initiative (GRI), los llamados «contenidos generales», sometidos a consulta pública, al igual que los nuevos estándares sectoriales de GRI para oil & gas. Por su parte, SASB (el norteamericano Sustainability Accounting Standards Board) ha anunciado que va a iniciar una revisión de sus indicadores de sostenibilidad mientras, no contentos con ello, los miembros del International Business Council del WEF han publicado su propia propuesta de indicadores de reporte ambiental, social y de buen gobierno (ESG).

En apenas dos años, se han puesto sobre la mesa de los consejos de administración muchísimos asuntos que, hasta hace poco, parecían quedar fuera del núcleo central de preocupaciones

A escala nacional, el gobierno español ha presentado en estos meses, entre otras iniciativas, un Proyecto de Ley de Fomento de la implicación a largo plazo de los accionistas de sociedades cotizadas, la Estrategia de Economía Circular, la Hoja de Ruta del Hidrógeno, la nueva regulación de los planes de igualdad o el plan para luchar contra la brecha salarial, entre otras iniciativas que ahondan en la meta 16.b) del ODS 16 (Paz, justicia e instituciones sólidas), dirigida a «promover y aplicar leyes y políticas no discriminatorias en favor del desarrollo sostenible».

Tenemos por tanto #MuchoPorHacer y mucho por contar. Volviendo a la Ley 11/2018, al obligar a las empresas informantes a utilizar un marco internacional, les recuerda que no pueden limitarse a la información cualitativa ni utilizar cualquier indicador: tiene que ser uno reconocido, sólido y de uso extendido, adecuado a su negocio y sus temas relevantes y susceptible de ser verificado, ya que el informe deberá someterse a verificación externa. Con ello, en apenas dos años se han puesto sobre la mesa de los consejos de administración muchísimos asuntos que, hasta hace poco, si bien se conocían y se controlaban, parecían quedar fuera del núcleo central de preocupaciones.

Hoy, con un régimen de responsabilidades completo y estricto, preocupa el aval del verificador no financiero tanto como el del auditor de cuentas y, de algún modo, en ocasiones parece que este es el fin último de la elaboración de estos informes. Entonces, ¿es más importante cumplir los requisitos formales de la Ley 11/2018 –que no incorpora mecanismos de sanción–? ¿O que las empresas gestionen correctamente sus impactos, lo que luego se pondrá de manifiesto en el informe?

¿Es más importante cumplir los requisitos formales de la Ley 11/2018 o que las empresas gestionen correctamente sus impactos, lo que luego se pondrá de manifiesto en el informe?

Como explica en su preámbulo, la Ley 11/2018 «tiene como objetivo identificar riesgos para mejorar la sostenibilidad y aumentar la confianza de los inversores, los consumidores y la sociedad en general». Por su parte, su antecesora directa, la Directiva 2014/95, señala que «la divulgación de información no financiera resulta esencial para la gestión de la transición hacia una economía mundial sostenible que combine la rentabilidad a largo plazo con la justicia social y la protección del medio ambiente».

O sea, que el objetivo central es que las empresas gestionen correctamente sus impactos en pro del desarrollo sostenible. Este es el bosque, que a veces se esconde detrás de un zarzal enmarañado tejido de normas legales, códigos, estándares y un largo etcétera de reglamentos tan complejo en ocasiones que se necesitan equipos bien dotados para hacerle frente.

En general, las legislaciones intentan reflejar demandas sociales y resolver problemas de los ciudadanos, estableciendo reglas del juego comunes para todos, con objetivos generales de mejora del bienestar social, la protección ambiental, la creación de empleo y riqueza, etc., sancionando las conductas que pueden ir contra esos objetivos y promoviendo aquellas que los apoyan. Por su parte, las empresas no tienen como fin cumplir normativas: tienen sus objetos sociales o sus propósitos corporativos, buscan realizar una actividad, con sus implicaciones, donde la normativa es un marco de actuación que les viene impuesto y dentro del cual deben moverse para que su actividad siga siendo posible. Es decir, cruzar las zarzas y sacar de ellas moras dulces y jugosas.

Para las empresas, lo trascendente es progresar en todos sus ámbitos de actuación y, para la sociedad, que esas empresas contribuyan al logro de los grandes objetivos sociales

El cumplimiento es fundamental en un Estado de Derecho, pero no es un fin en sí mismo. Es una herramienta muy valiosa, como lo es el informe no financiero de cada año, un punto de partida que nos muestra el camino a seguir. Para las empresas, lo trascendente es progresar en todos sus ámbitos de actuación y, para la sociedad, lo importante es que esas empresas contribuyan al logro de los grandes objetivos sociales generales.

Pero no todas las empresas cuentan con los mismos recursos para llegar al otro lado de las zarzas. Muchas no se atreven ni a intentarlo. Cabe entonces preguntarse si realmente tantos marcos, normas y estándares ayudan a que las empresas progresen, si incrementan la confianza de sus grupos de interés o si empiezan a ser tantas y tan complejas que ya se busca solo cumplir para evitar otros males. Sobre todo, analizar si realmente son eficaces en un mundo cada vez más inmediato para impulsar la transformación social y económica que necesitamos. Que los árboles (o los zarzales) no impidan ver el bosque.

Comunicación en sostenibilidad: hacer y contar… en formato digital

Consultoría Estratégica en Sostenibilidad

Una gestión responsable del negocio debe ir acompañada, en cualquier caso, de un ejercicio constante de rendición de cuentas. Un compromiso con la trazabilidad, la transparencia, el diálogo constante con los grupos de interés y también con la comunicación en sostenibilidad.

Los informes de sostenibilidad son la herramienta idónea para ello pero: ¿llegan a todos los grupos de interés? ¿Los empleados los consultan? ¿Sirven a medios y colaboradores como herramienta de comunicación? ¿Suscitan interés entre los clientes? ¿Realmente, fuera del equipo experto, se leen?

Para resolver estas barreras de entrada, muchas empresas llevan años elaborando resúmenes ejecutivos, tanto para accionistas como para su relación con grupos de interés externos. Incluso cada vez es más frecuente la producción de vídeos para poner en valor su posicionamiento en sostenibilidad o los anuncios en prime time bajo este topic.

Lo que no se comunica (bien) no existe

El protagonismo que está adoptando el territorio de comunicación en sostenibilidad concuerda con las expectativas de los consumidores, pero nos encontramos con que los formatos de comunicación no facilitan la compresión y el conocimiento de todos los esfuerzos que se realizan o se quedan en una capa muy superficial.

Para ello, en 21gramos, contamos con un equipo especializado en comunicación en sostenibilidad y marcas con valores formado por periodistas, publicistas y expertos en marketing y en diseño que, junto con el rigor del equipo de consultoría, trabajan para poner en valor el compromiso de las compañías para lograr un desempeño líder, sostenible, ético y responsable.

Así, desde que se inicia un proyecto, se trabaja mano a mano con el equipo de comunicación, con el objetivo de que la publicación del informe de sostenibilidad sea un verdadero hito que difundir, con orgullo, dentro y fuera de la compañía. Primero, entre los empleados, que son los valedores y facilitadores del despliegue de la estrategia y que colaboran estrechamente en la elaboración de los informes. Después, con los medios externos y otros colaboradores del sector, con lo que se crean alianzas para conseguir, juntos, un impacto mayor y mejor en la sociedad.

Dentro de los diferentes soportes ya conocidos, en 21gramos llevamos años apostando por el entorno digital con un doble objetivo: que el informe se presente de forma innovadora y sencilla, y reducir el impacto ambiental derivado de la impresión de formatos físicos. Además de la creación de landings específicas, vídeos y maillings, contamos con un equipo experto en desarrollo de documentos interactivos multiplataforma.

Documentos interactivos multiplataforma

Estos documentos permiten llevar a cabo un rediseño de una maqueta elaborada para print al entorno digital para su consumo en todo tipo de dispositivos digitales, a través de un ejercicio de user experience para ofrecer la mejor experiencia al usuario final. La inclusión de call to action, la dinamización de elementos o la posibilidad de enlazar a contenido audiovisual o documentación pública en la web son solo alguna de las virtudes de este formato, que tiene una interfaz 100% personalizada a la identidad corporativa del cliente y que permite la personalización de URL o el alojamiento en servidores externos o propios con disponibilidad de estadísticas de Google Analytics.

Un documento sencillo, atractivo y adaptado a diferentes momentos de consulta que puede insertarse en páginas webs, intranets o compartirse a través de canales más informales, permitiendo que la información tenga un mayor alcance.

Los últimos trabajos realizados por el equipo de diseño de 21gramos en este formato pueden consultarse en la web de Aqualia y en la web de Gestamp.

Materialidad

Materialidad estratégica: una oportunidad para la escucha profunda y la innovación

materialidad

Consultoría Estratégica en Sostenibilidad

Lo hemos dicho mucho, pero lo sentimos con tal intensidad que tenemos que insistir: no nos lo esperábamos. La idea inicial era inaugurar una década.

Pensábamos en cambios en el paradigma económico, en la transición energética, en logros relacionados con los ODS… No es que pareciera fácil, pero al menos, sabíamos de qué estábamos hablando. Resulta ahora que lo que efectivamente inauguramos es el inicio de la «nueva normalidad», donde caben todos los retos anteriores, pero con más restricciones, menos recursos y otro buen ramillete de desafíos nuevos y urgentes.

Tras cerrar 2019 en «emergencia climática», 2020 nos sitúa, además, en estado de emergencia sanitaria, económica y social, trazando un panorama donde deben posicionarse las empresas, intensificando su digitalización, adaptando o reinventando su negocio según los nuevos parámetros y retos sociales o incluso replanteándose su propósito último como organización. La eclosión de la crisis ha permitido ver a los reyes que estaban desnudos, a todas aquellas empresas que parecían o decían ser algo que en realidad no eran y afianzado la confianza en quienes han actuado de acuerdo con sus principios.

La crisis ha permitido ver a los reyes que estaban desnudos, a todas aquellas empresas que parecían o decían ser algo que en realidad no eran

De la escucha al engagement: trascender la materialidad clásica

En este contexto, la comunicación del negocio sostenible cobra una nueva relevancia y se convierte en un pilar esencial de la estrategia empresarial. En el actual contexto digital y colaborativo, habrá de ser una comunicación bidireccional, vertebrada por una escucha activa que permita, a la vez, pulsar y dar respuesta a todos aquellos asuntos que sean importantes para los distintos grupos de interés. Hoy más que nunca, las acciones de transparencia y escucha cimentan la confianza y contribuyen a potenciar la eficacia en la gestión a través de la detección de riesgos y oportunidades.

Para identificar cuáles son estos asuntos que preocupan tanto a la organización como a sus stakeholders, y poder integrarlos de forma efectiva en la estrategia empresarial, el análisis de materialidad supone una herramienta básica. Mucho más tras los intensos acontecimientos vividos recientemente, un momento donde todas las compañías necesitan una brújula para reconducir y replantear sus estrategias de negocio.

El análisis de materialidad deberá actualizar y repriorizar tanto los impactos relacionados con la cadena de valor como los posibles riesgos u oportunidades en el corto, medio y largo plazo

No todos los temas materiales en una empresa tienen la misma importancia y/o urgencia. El análisis habrá de actualizar y repriorizar tanto los impactos más estrechamente relacionados con la cadena de valor como aquellos otros que pueden materializarse como riesgos u oportunidades en el corto, medio y largo plazo. A partir de este trabajo, se espera que la compañía sea transparente y comunique su gestión y desempeño de acuerdo con estas prioridades que previamente ha establecido. Además, el ejercicio suministrará a la organización un mapa dónde se recoja qué temas importan, cuánto y a quiénes, lo que permitirá estimar cómo de urgente es su actuación en cada ámbito y favorecer la creación de valor económico, social y ambiental en relación con la gestión de cada impacto.

Una herramienta de diálogo estratégico con todos los grupos de interés

Al dar a cada grupo de interés la oportunidad de transmitir sus expectativas, preocupaciones y necesidades, de encontrar en la empresa una escucha activa, la organización se encontrará en disposición de adecuar sus decisiones financieras y no financieras a los resultados de dicha escucha, devolviendo a los distintos públicos respuestas coherentes con las expectativas que han manifestado. Se trata de implicar a los grupos de interés en la planificación estratégica o en determinados procesos de decisión, asumiendo todo lo que esto supone, con la consiguiente incidencia en la transformación cultural de la compañía.

Se trata de implicar a los grupos de interés en la planificación estratégica, asumiendo la consiguiente incidencia en la transformación cultural de la compañía

La Directiva 2014/95/UE sobre Información No Financiera y Diversidad concede carta de naturaleza a la realización de análisis de materialidad cuando recoge la necesidad de que la información requerida a las empresas responda a las necesidades de los inversores y otras partes interesadas. En concreto, se indica que «se espera que las sociedades tengan contacto con las partes interesadas pertinentes y traten de comprender adecuadamente sus intereses». En un contexto global como el que estamos viviendo actualmente, de incertidumbre y cambio constante, de retos urgentes y completamente nuevos, cobra si cabe aún más importancia.

Una organización que escucha a todos sus grupos de interés e integra de forma efectiva en su estrategia los insights extraídos es capaz de centrar el tiro, asignando a cada área de gestión el esfuerzo y los recursos adecuados a su prioridad interna y externa y comunicando con precisión cómo satisface las demandas que se le plantean, lo que reforzará su legitimidad social y dotará a su propósito de una mayor resiliencia.

Para lograrlo, desde 21gramos animamos a las organizaciones a llevar el análisis de materialidad más allá del mero cumplimiento legal de las obligaciones de información no financiera, a convertirlo en una herramienta de diálogo estratégica para definir procesos de innovación abierta donde la empresa identifique los caminos más eficaces para canalizar su contribución al bienestar económico y social y se aventure a transitarlos. Una nueva cultura en un contexto nuevo, que tenga en cuenta los retos más recientes y aquellos más antiguos que siguen siendo importantes para todos.

Contenido co-creado por los equipos de Inteligencia Social y de Consultoría de 21gramos

Información No Financiera

La información no financiera en la crisis actual: mucho más que cumplir obligaciones

información no financiera

Consultoría Estratégica en Sostenibilidad

La situación que vivimos solo deja una certeza: la ética y la sostenibilidad son la alma mater de la necesaria reconstrucción del sistema. ¿Qué papel pueden jugar las empresas como agentes de transformación social? ¿Deja esta crisis alguna oportunidad? ¿Cómo mitigar los impactos negativos?

La crisis sanitaria global provocada por el COVID-19 ha roto todos los esquemas o, cuando menos, ha proporcionado nuevas (y renovadas) perspectivas: si hace tiempo que el común de las organizaciones, por convencimiento o por mera supervivencia, entendió la importancia de integrar la sostenibilidad en los modelos de negocio, ahora más que nunca debe entender la importancia de mostrar con hechos sus compromisos.

Es el momento de repensar, pero también y sobre todo, de actuar. De afrontar con éxito los nuevos desafíos, dando respuesta a las necesidades y exigencias de los grupos de interés: trabajadores, clientes, proveedores y todas aquellas personas y comunidades sobre las que de forma más o menos directa impacta su actividad.

Sabemos que se trata de un cometido ambicioso en un contexto de máxima incertidumbre. Pero es precisamente ese contexto –el que obliga a muchos a la paralización, impide a otros proporcionar productos o servicios y trunca el ejercicio de la competencia– lo que invita a las organizaciones a ocupar ese espacio de generación de confianza en las capacidades éticas.

Si ahora no es el momento, ¿entonces cuándo?

Hoy las empresas tienen la oportunidad de impulsar y construir una legitimidad social coherente y consistente, tanto por su capacidad de resolver problemas del entorno que las rodea como de reinventarse por dentro y adaptarse a las nuevas expectativas. Aquellas empresas que sean capaces de mantener la confianza en este momento estarán en un mejor punto de partida para hacer frente a la reconstrucción que necesariamente vendrá.

Si bien estamos a las puertas de una nueva era que exige una redefinición absoluta del sistema, no demos todo lo pasado por inválido. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible siguen constituyendo la gran hoja de ruta universal y colaborativa, un marco de actuación glocal imprescindible para acometer los colosales retos que tenemos por delante. Estos mimbres han facilitado y seguirán facilitando a muchas organizaciones articular sus modelos de negocio desde una perspectiva ética y de futuro, así como entender que el cumplimiento va más allá de lo estrictamente legal: la transparencia y la rendición de cuentas permiten poner de manifiesto la realidad de los compromisos por parte de las organizaciones y la contundencia de los hechos frente al oportunismo, mostrando la solidez de la apuesta ética.

Sobre ello reflexionamos en el último webinar formativo organizado por 21gramos y Marcas con Valores, en colaboración con B Lab Spain, que reunió ayer a más de 100 personas y cuyas conclusiones recopilamos en esta crónica. Durante el encuentro virtual, se abordaron distintas cuestiones en torno al cumplimiento de las obligaciones de reporte en el ámbito de la información no financiera en este momento clave para la sostenibilidad en las empresas.

Una perspectiva estratégica

Cobra entonces una nueva dimensión la información no financiera que las empresas difunden. En España, muchas grandes empresas están obligadas por la Ley 11/2018 (que traspone la Directiva 2014/95) a elaborar un Estado de información no financiera (EINF) incluido en su informe de gestión, sujeto a los mismos requisitos de plazos y responsabilidades de los administradores, y que requiere una verificación externa experta.

De este modo, se ha incrementado la relevancia interna de estos temas, lo que facilita en cierta medida el proceso interno de la elaboración del informe. Sin embargo, este no deja de ser complejo, al implicar a varias áreas de la empresa e introducir nuevos plazos y exigencias. Por otro lado, la emergencia sanitaria ha supuesto la suspensión de los plazos de formulación de las cuentas anuales hasta la finalización del estado de alarma, con la consiguiente extensión de los plazos para la realización de las auditorías de cuentas y para la convocatoria de las Juntas generales de accionistas. Con ello se extiende el plazo para la realización del EINF en las empresas que no hubieran formulado sus cuentas antes de la declaración de estado de alarma y les permite introducir en él temas que respondan a las expectativas actuales de sus grupos de interés.

¿Es necesario dar esta respuesta? Sí, ya que la Ley exige informar sobre aquellos aspectos donde es más probable que se materialicen los principales riesgos y, además, sobre los principales factores y tendencias que pueden afectar a la evolución futura del negocio. Por otra parte, al señalar explícitamente la obligatoriedad de tener en cuenta las directrices de la Comisión Europea y los estándares de Global Reporting Initiative, parece razonable acogerse a los criterios que estos estándares proporcionan. Entre ellos, aquellos destinados a identificar los principales impactos relacionadas con la actividad de la empresa que influyen sobre las decisiones de los grupos de interés, así como aquellos que importan a estos grupos y tienen incidencia en las decisiones de la empresa.

Es el llamado “Análisis de materialidad, una pieza clave en la elaboración de informes no financieros que puede ir mucho más allá, mostrando a las empresas las expectativas de sus grupos de interés y proporcionando pautas para su satisfacción. Las empresas deben entender esta materialidad no exclusivamente con el fin del reporting no financiero, sino como una ocasión para la escucha activa de los grupos de interés desde la inteligencia social. Porque esta escucha es clave para la resiliencia de la empresa solo si se gestiona de modo estratégico y se integra en el Plan estratégico y en el Plan de Comunicación.

Y esto se logra aportando al modelo estándar de reporte un valor añadido a través de esta inteligencia social, basada tanto en formatos cualitativos como cuantitativos. E integrando la materialidad en la estrategia de negocio. De esa manera, estaremos preparando nuestras empresas para ese día de mañana en el que nos levantaremos con otra certidumbre: que esto se va a acabar.

informacion no financiera

La narrativa que suma

La comunicación y difusión de estos informes es otro elemento fundamental. En muchas ocasiones nos topamos con informes excesivamente largos y farragosos, por lo que uno de los grandes retos es hacerlos accesibles y atractivos. La información que contienen estos documentos es especialmente valiosa y por eso debe ir acompañada de una buena redacción, un buen diseño y un buen plan de difusión, tres elementos que en ningún caso están reñidos con el rigor. También es importante considerar los canales y los receptores para saber dirigirnos a ellos. No olvidemos que un informe de sostenibilidad es una herramienta de comunicación y sin esa combinación de elementos es difícil que logre su propósito.

Poner en valor los esfuerzos realizados eleva el discurso y, en paralelo, la ambición, y anima además a otras empresas a sumarse a las buenas prácticas, como recoge la Agenda 2030 y la propia Directiva 2014/95.

¿Cómo abordarlo? En 21gramos ayudamos a las empresas a comunicar con eficacia su desempeño en sostenibilidad, les proporcionamos metodologías y procedimientos contrastados y gestionamos el proyecto con la visión 360 necesaria en un proyecto que es en sí 360, que se dirige a todos los grupos de interés, que persigue integrar, dar forma y generar una coherencia entre materias sociales, laborales, ambientales, económicas y de gobierno, mostrando el verdadero propósito que está detrás, mostrando no solo lo que cada empresa hace, sino cómo lo hace, porqué lo hace y quién y para quién lo hace.


Si estás dispuesto a poner en valor la información no financiera en tu empresa, si sigues teniendo dudas o si quieres que un equipo de consultores de 21gramos atiendan tu caso personalmente, escríbenos a hola@21gramos.net 

Foro de expertos: Reporto, luego existo

Consultoría Estratégica en Sostenibilidad

En el foro de expertos “Reporto, luego existo”, convocado por 21gramos y Ethic, se debatió sobre el Estado de información no financiera (EINF) -creado por la Ley 11/2018 sobre información no financiera y diversidad– y las implicaciones y obligaciones que conlleva para las compañías, así como las nuevas responsabilidades que adquieren los miembros de los órganos directivos. Pero, sobre todo, se puso en relevancia la concepción del reporte corporativo como herramienta de transparencia, comunicación y gestión creadora de valor para todos sus grupos de interés.

Este artículo se incluye en el especial “Mucho por hacer” de Ethic y Marcas con Valores.

En la sociedad de la transparencia, la demanda de información no financiera ha experimentado un impulso exponencial en los últimos años. Un dato revelador es que, se producen al año cerca de 6.000 informes de sostenibilidad, de acuerdo con Global Reporting Initiative. Si bien la ética es algo más que un puñado de palabras impresas en A4, estas memorias son una herramienta clave para promover el cambio social. Un grupo de expertos se dan cita en un foro impulsado por 21gramos y Ethic para alumbrar los retos pendientes en materia de reporte corporativo.

Por Laura Zamarriego

Con su «cogito ergo sum» («pienso, luego existo»), encontrado en el Discurso del método (1637), René Descartes sintetizaba una idea fascinante: la duda es el instrumento para llegar a la certeza. El viejo postulado se convirtió en el elemento fundamental del racionalismo occidental: el conocimiento y sus evidencias marcarían el camino del progreso.

Y en este momento de la historia nos hallamos. En busca de un punto de encuentro entre la virtud de la duda y el desasosiego que provoca la pérdida, total y absoluta, de la confianza. Así lo evidencia –una vez más– el famoso Barómetro de Confianza que cada año elabora la consultora Edelman. Tras encuestar a más de 33.000 personas en 28 países, las conclusiones de su último informe son rotundas: más de la mitad de los encuestados en 20 de esos países no confían en los Gobiernos, las empresas, los medios de comunicación ni las ONG. La era de la incertidumbre, la llaman con acierto.

Cristina Sánchez: «El 80% de las empresas del Ibex 35 incluye compromisos en materia de ODS en sus memorias»

Primero fue el miedo a los efectos de las migraciones internacionales con el advenimiento de la globalización. Después, al debilitamiento de la clase media que supondría la gran recesión. Luego, a la automatización y la pérdida de empleos. Tres olas que preceden a esta cuarta, la de la posverdad. Según el índice de Edelman, hemos entrado en una nueva fase de «falta de voluntad para creer en la información, incluso de aquellos más cercanos a nosotros. Un mundo sin hechos comunes ni verdades objetivas, que debilita la confianza incluso cuando la economía mundial se está recuperando». Ni Descartes lo hubiera presagiado.

Frente a este naufragio colectivo, las empresas han tomado el timón. El 53% de los encuestados por Edelman considera –ojo al dato– que las marcas tienen mejores ideas para solucionar los problemas que afectan a un país que los propios políticos y las instituciones. Ni que decir tiene si estas son globales. «¿Quién hace más por mí: Mercadona o el Banco Mundial?», parece preguntarse el ciudadano. El II Estudio Marcas con Valores: El poder del consumidor-ciudadano, avala este cambio de tendencia: el 80% de los españoles declara comprar en función de otros valores más allá de sus atributos cualitativos y de lo que le suponga al bolsillo, y el 57%, asume que, cuando compra «barato» un determinado producto, este puede haber sido fabricado en condiciones ambientales o sociales menos responsables. La conclusión que se desprende es clara: las marcas deben asumir un liderazgo clave en la transformación social. «Las empresas no solo quieren ganar dinero; eso equivale a decir que el objetivo de las personas es respirar», sostiene Alberto Castilla, socio de EY España.

Hace tiempo que las señales empezaron a llegar al mercado. «El 80% de las empresas del Ibex 35 incluyen compromisos en materia de ODS en sus memorias», afirma Cristina Sánchez, directora ejecutiva en funciones de la Red Española del Pacto Mundial. A la pregunta de si los ODS son el principal factor acelerador del movimiento de la sostenibilidad, la experta no duda: «Desde luego ha habido un antes y un después del 2015. No solamente desde el punto de vista del reporting, pero sí en el sentido de que ya no estamos en nuestros nichos empresariales hablándonos a nosotros mismos, con nosotros mismos y para nosotros mismos. Hemos visto que los ODS están trayendo el diálogo con otros grupos y actores dentro de la sostenibilidad. Se están creando una serie de alianzas y nuevos espacios de diálogo. El hecho de que todos estos actores estén hablando en el mismo lenguaje es muy relevante», añade.

Marcio Viegas: «Los informes extremadamente largos y farragosos te hacen pensar que se quiere ocultar algo»

«Estamos viviendo una auténtica transformación», coincide Juan Julián Munguira, miembro del Comité de Gobierno Corporativo de la OCDE. «Hemos pasado de tener un círculo restringido de grupos de interés a toda la sociedad en general. Que ya se estén exigiendo memorias de sostenibilidad a las grandes compañías quiere decir que tenemos que reflexionar adecuadamente hasta dónde podemos llegar en términos de reporting», afirma.

Lo cierto es que la transparencia se ha convertido en un valor irrenunciable. «Vivimos en un entorno de sospecha permanente e intolerancia social. Lo que no cuentes, lo dirá otro por ti. Esa es una de las lecciones que nos deja la era de la hipertransparencia», sostiene Jerusalem Hernández, directora de Gobierno, Riesgo y Cumplimiento de KPMG. «La generación de esa confianza no responde a una cuestión romántica. Se necesita información para poder confiar. Y yo me pregunto: ¿no será mejor poner las cartas sobre la mesa desde el primer momento?».

La entrada en vigor de la Ley 11/2018 podría acercarnos a ese destino deseado. Esta normativa obliga a las empresas españolas a reportar detalladamente sobre cuestiones medioambientales, sociales y relativas al personal, el respeto de los derechos humanos o la lucha contra la corrupción y el soborno. Es lo que determina la nueva transposición, publicada el pasado 28 de diciembre de 2018, de la Directiva Europea 2014/95/UE, sobre Divulgación de Información no Financiera y de Diversidad.

«La ley llega tarde. Desde el punto de vista ético, la legislación siempre viene después del comportamiento. Sí ha servido para poner en valor cosas que muchas compañías ya estaban haciendo», afirma Isabel López Triana, socia de Canvas Estrategias Sostenibles. Según esta experta en gestión de intangibles, hay dos tipos de velocidades, dependiendo de las empresas: «Si hacemos mención al Ibex 35, vemos que son compañías que llevan mucho tiempo intentando reportar una información estructurada, priorizada y jerarquizada que genere confianza a todos los grupos de interés y a los inversores, y solo tienen que continuar con ese vagón. El problema está en aquellos que todavía pensaban que la responsabilidad social se limitaba a una memoria cosmética», advierte.

Carmen Buxens: «El reconocimiento del error es un factor de engagement, que genera confianza»

Si bien la ley ha elevado el discurso de los departamentos de sostenibilidad, el primer gran reto, en opinión de López Triana, es el cumplimiento: «La ley tiene bastantes grises. El principio de cumplir o explicar está bien, pero ¿hasta qué punto puede ser una literatura bien explicada sin llegar a cumplir nada? Puede ocurrir que los departamentos correspondientes estén más tiempo con el consultor, o verificando los datos, que realmente trabajando con sus grupos de interés. Ahí es donde hay mucho margen de mejora». El segundo reto sería hacer comprensible y trazable la información: «La memoria no se la lee mucha gente. ¿Cómo trasladamos toda esta información a los grupos de interés?».

Alberto Casillas: «Decir que las empresas solo quieren ganar dinero equivale a decir que el objetivo de las personas es respirar»

Carmen Buxens, directora de RSC y Sostenibilidad de la agencia 21gramos, reflexiona en torno a posibles soluciones: usar los indicadores imprescindibles. Ni más ni menos. «¿Por qué no centrarnos en los tres indicadores que realmente crean impacto? Quizá los analistas se fijen en el conjunto del informe, pero el resto de los grupos de interés se van a fijar solo en el indicador que más le interesa». Además, añadió un nuevo factor: «Las memorias de sostenibilidad deben de ser tratadas como herramientas de comunicación y, por eso, el gran reto de nuestro trabajo radica en ser creativos y divulgarlas según los canales y en función del receptor. Como cualquier otro contenido. No debemos de olvidar que la memoria es una herramienta de reputación y generación de confianza».

Isabel López Triana: «¿Hasta qué punto el principio de cumplir o explicar es positivo? La nueva ley tiene bastantes grises»

«Los informes extremadamente largos y farragosos te hacen pensar que se quiere ocultar algo», reconoce Marcio Viegas, fundador y director General de Sust4in. Y propone: «Hay que ir a lo básico primero: a los temas ambientales y sociales, que son más difíciles de medir». El experto sostiene que la mayoría de las empresas no usan un software específico de medición, «siguen tirando de Excel y correo electrónico, cuando ya hay maneras creativas y más efectivas de hacerlo». «Los indicadores de los ODS nos permiten al menos hablar el mismo lenguaje con otros. Nos inspiran», concluye. El pilar más desarrollado es, como recuerda Juan Munguira, el de la sostenibilidad. «Del resto –derechos humanos, integridad, cadenas de suministros y discriminación– no hay criterios cuantificadores sólidos».

Desde el punto de vista del talento y la formación, ¿quiénes deberían integrar la sostenibilidad en la estrategia de negocio de la compañía? Alberto Castilla comparte su radiografía: «La información no financiera sigue recayendo sobre el director financiero, porque quienes firman el informe son los mismos que hasta ahora firmaban las cuentas económicas. Sin embargo, el director financiero no domina el ámbito de los recursos humanos, del talento o del impacto social y medioambiental. Por ello, necesitamos expertos en estas áreas que sepan integrar la sostenibilidad, traducir el concepto y trasladarlo a todos los rincones de la compañía», apunta.

Munguira analiza la gran mutación que se está produciendo en el mundo financiero: «La nueva directiva de información no financiera entra de lleno en el riesgo sistémico. Dice: ‘Si ustedes hablan de responsabilidad social, díganme dotaciones, provisiones y cómo han previsto estos riesgos. Esto supone una auténtica revolución, porque el director financiero lo tiene que firmar, la comisión de auditoría también, y tiene que someterse a votación de la junta. Todos los miembros del management son totalmente responsables». «El esfuerzo –añade– hay que ponerlo en los inversores institucionales, que son los auténticos inversores, quienes van a definir, en mayor parte, el futuro de las empresas». El experto también destaca el papel de las entidades públicas: «La posición de liderazgo no solo la tendrán que pivotar estas grandes compañías cotizadas, sino también las empresas públicas».

Por alusión, responde María López Fernández-Pacheco, responsable de RSC de ENAIRE: «Tenemos sin duda una vocación pública, por nuestra personalidad jurídica y por nuestros servicios, y nuestra cadena de valor siempre ha sido entendida desde el punto de vista de la sostenibilidad porque teníamos que cumplir con requisitos de eficiencia y con ciertos requerimientos jurídicos que sí nos ayudaban a ser sostenibles de cierta manera. Cuando se aprobó esta directiva, nos sorprendió mucho que no se considerara a las entidades públicas empresariales como organismos de interés público. Se primaba a otras empresas, como aseguradoras, bancos, etc., que tienen una importancia brutal en la cadena, pero a nosotros no se nos estaba demandando reportar respecto a nuestra ética, a nuestro gobierno, a nuestra información no financiera. Da igual si la ley nos obliga o no: tenemos que ser entidades ejemplo y espejo de todo lo bueno que ya se hace, aunque aún no se conozca», reivindica.

Juan Julián Munguira: «El futuro de las empresas lo definen lo definen los inversores institucionales»

Ante la ruptura de la confianza, generada por la incoherencia entre el discurso y la conducta, la transparencia se erige así como el elemento desarrollador de la ética. Como expone acertadamente Byung Chul Han en La sociedad de la transparencia, el imperativo de la transparencia es un síntoma de un gran proceso de aceleración social. Y da en el blanco: «La exigencia de transparencia reduce la necesidad de confianza».

Foro de expertos “Reporto, luego existo” sobre el Estado de información no financiera (EINF)

Verificación De La Ley 11/2018

Por qué y cómo realizar la verificación de la ley 11/2018

verificación de la ley 11/2018

Consultoría Estratégica en Sostenibilidad

Aunque lo que nos ocupa en el presente artículo es la verificación a que la ley obliga, no se pueden perder de vista algunos aspectos que posteriormente nos darán la luz sobre el tema: la importancia de la verificación y la filosofía que subyace a la ley.

Las implicaciones de la verificación según la Ley 11/2018 en materia de Información no financiera

Los preámbulos de la ley son sumamente interesantes pues ponen de manifiesto la pretensión última de esta ley, la sostenibilidad de las empresas y la justicia social, a través de los objetivos indicados en la misma:

  • La identificación de riesgos
  • Mejorar la sostenibilidad de las empresas
  • Aumentar la confianza de los grupos de interés
  • Incrementar la divulgación no financiera de factores sociales y ambientales.

Sólo se podrán lograr estos objetivos si son los miembros del órgano de administración de la compañía quienes los lideran.

La ley 11/2018 en la agenda del CEO

No cabe duda de que sólo se podrán lograr estos objetivos si son los miembros del órgano de administración de la compañía quienes los asimilan y logran que, como prescriptores y desde su posición de liderazgo, penetre en todos los empleados y en la sociedad.

Por eso, la ley no deja de involucrarles y en su Artículo primero indica que los estados no financieros deberán ser firmados por todos los administradores de la sociedad que responderán a la veracidad de estos, deberán firmarlos y, en caso de que faltara alguna firma, se deberá señalar en los documentos en los que falte con expresa mención a la causa.

Se indica, además, que será presentado como punto separado del orden del día para su aprobación por la junta general de accionistas. Y que deberá publicarse en la web de la compañía, dentro de los seis meses posteriores a la fecha de finalización del año financiero y deberá estar visible durante los cinco años siguientes. Esta es una apuesta por la transparencia y trazabilidad del dato.

Toda la información contenida en el informe, al estar verificada, conlleva un alto grado de compromiso por parte de los administradores de la sociedad con respecto a la veracidad de la información y por esto, automáticamente, este reporte no financiero pasa a ser preocupación del CEO y líder de la compañía. 

¿Quiénes son los verificadores?

La propia ley, por pura coherencia, establece la obligatoriedad de que un prestador de servicios independiente verifique la información. Pero ¿Quiénes reúnen las facultades para ser prestadores de servicios independientes?, ¿Quiénes pueden verificar que se trata de información “significativa, fiel, equilibrada y comprensible, completa pero concisa, orientada a las partes interesadas, coherente y sistemática”?

Todos aquellos que tengan la trayectoria necesaria en materia de sostenibilidad y que puedan demostrar la veracidad de las fuentes de las que se obtienen los datos. Porque, como decíamos, el fin último de la ley no es únicamente el dato en sí, sino su coherencia y consistencia en la medida en que informa sobre el compromiso en la gestión ética empresarial. Así, el texto hace hincapié en la identificación solvente de riesgos y oportunidades que puedan condicionar la supervivencia futura de la compañía. De ella dependerá la creación de riqueza y empleo en los años por venir e irá configurando un modelo económico sostenible, fundamentado en un entramado sólido de empresas responsables.

Realmente no existe, ni parece que existirá un cuerpo oficial de verificadores. No obstante, desde 21gramos, y gracias a nuestra experiencia, ofrecemos las garantías necesarias para un proceso de verificación riguroso y contrastado.

Normas de verificación

Sobre las normas de verificación que afectarán a los verificadores, será la compañía la que decida los estándares a utilizar, bien la AA1000AS, bien la ISAE 3000 (norma que utilizan los auditores de cuentas para verificar información no financiera), o el tipo de verificación que quiere -sólo de acuerdo a principios o también incluyendo el desempeño-, así como el nivel de aseguramiento -razonable o alto-, donde se verifica que el informe es razonablemente cierto, o bien limitado o moderado, donde se comprueba si la información requerida está efectivamente recogida. En todo caso, estas decisiones las deberán tomar los órganos de administración, puesto que son quienes adquieren los compromisos de veracidad en la información.

Algunos podrán pensar que la ley es exigente y que da varios pasos más allá de la Directiva 2014/95/UE, tanto en cuanto a las empresas que deben reportar, como en cuanto al contenido sobre el que informar y en la exigencia de fiabilidad y trazabilidad de los datos. Más bien, nos inclinamos a pensar que es una ley que quiere comprometer a las empresas con la responsabilidad corporativa y la sostenibilidad y por eso, obliga a hacer una quíntuple cuenta de resultados.

Consenso: la ley 11/2018 viene para quedarse

En definitiva, la información no financiera, la memoria o informe de sostenibilidad ya no es optativa, sino que pasa a cobrar la misma relevancia que la información financiera y es complementaria a esta y, por ello, es un aspecto clave en la sostenibilidad y estabilidad de las compañías en el largo plazo y necesaria para la toma de decisiones de inversión.

Si esta ley viene para quedarse ha sido una pregunta que muchos se han hecho. Nuestro rotundo sí se basa en el amplio consenso que hubo entre los distintos partidos políticos en el parlamento para la elaboración de esta ley. Un consenso que es difícil de ver en muchos otros temas y que lo consideramos una clara manifestación de que la ley 11/2018 viene para quedarse. Es más, que puede aún progresar, en términos cuantitativos y cualitativos.

*El 28 de diciembre de 2018 se aprobaba la Ley 11/2018 de Información no financiera que afectaba al Código de Comercio (art. 49), a la Ley de Sociedades de Capital (art. 62, 253, 262, 529 ter y 540), y a la Ley de Auditoría de Cuentas (art. 35). Y que transponía la Directiva Europea 2014/95/UE sobre divulgación no financiera.

Desde 21gramos ofrecemos las herramientas necesarias para acompañar en este proceso hacia una sociedad un poco más ética, justa, humana y sostenible.

Ley 11/18 De Informacion No Financiera

Ley 11/18 en materia de Información No Financiera: en qué afecta a tu empresa y cómo aplicarla

ley 11/18 de informacion no financiera

Consultoría Estratégica en Sostenibilidad

¿Qué es la Ley 11/18 en materia de Información No Financiera y Diversidad?

La ley 11/2018 del 28 de diciembre de 2018, tiene como objetivo la identificación de riesgos, para mejorar la sostenibilidad y aumentar la confianza de los inversores, los consumidores y la sociedad en general. Para ello, incorpora al Derecho español la Directiva 2014/95/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 22 de octubre de 2014, en lo que respecta a la divulgación de información no financiera e información sobre diversidad.

Con esta ley se busca incrementar la divulgación de la información no financiera (como factores sociales o medioambientales) con el fin de facilitar la supervisión y gestión del rendimiento de las empresas y su impacto en nuestra sociedad.

Así como para favorecer, tal y como recoge la ley:
“la transición hacia una economía mundial sostenible que combine la rentabilidad a largo plazo con la justicia social y la protección del medio ambiente.”

¿A qué empresas aplica?

Este año, las empresas obligadas a reportar información no financiera conforme a los requisitos de la ley son aquellas: sociedades anónimas, de responsabilidad limitada, o comanditarias por acciones, que cumplan con los requisitos de:

  • Contar con un número medio de trabajadores empleados superior a 500 durante el año o ejercicio que se reporta.
  • Ser consideradas como entidades de interés público según la legislación de la auditoría de cuentas.
  • Reunir durante dos ejercicios consecutivos, a fecha de cierre, al menos dos de estos requisitos:
    a) el total de las partidas del activo sea superior a 20.000.000 euros, b) el importe neto de la cifra anual de negocios supere los 40.000.000 euros o c) el número medio de trabajadores empleados sea superior a 250 durante el ejercicio.

¿Qué empresas están exentas?

Todas las pequeñas y medianas empresas están exentas de la obligación de reportar esta información, así como de los requerimientos que se vinculan a esta obligación.

Asimismo, aquellas empresas que, siendo dependientes de un subgrupo y a su vez perteneciendo a un grupo, tienen su información (y la de sus dependientes) en el informe de otra sociedad.

Sin embargo, en el transcurso de tres años, por el carácter progresivo de la ley, ésta aplicará también a todas aquellas empresas de más de 250 empleados que cumplan con los requisitos antes descritos.

Es por ello por lo que desde 21gramos animamos a todas las empresas a comenzar este ejercicio de reporte como una preparatoria en la recopilación y medición de datos que puedan necesitar cuando se les requiera dicho reporte en unos años. Así, además, también por el enorme valor de autogestión que proporcionará este ejercicio para las empresas en su camino hacia la sostenibilidad.

¿Qué contenidos debe incluir el Informe No Financiero?

El contenido que se deberá reportar en materia de información no financiera será el relativo a las cuestiones de:

– Medioambiente:
Incluyendo los efectos actuales generados con la actividad y las previsiones de impactos de la empresa en el medioambiente y la salud y seguridad, así también procedimientos de evaluación y prevención de los mismos en relación a factores como la contaminación, la economía circular y prevención y gestión de residuos, el uso sostenible de los recursos, el cambio climático y la protección de la biodiversidad.

– Temas sociales y relativas al personal:
Recogiendo cifras actuales y medidas adoptadas por la empresa en relación a: el empleo, con datos el promedio de contratos indefinidos y temporales o de la remuneración media de consejeros y directivos; la organización del trabajo:cifras sobre absentismo o medidas de conciliación familiar; salud y seguridad en el trabajo, las relaciones sociales con datos como los procedimientos de informar y negociar con el personal; la formación con cifras como el número de horas impartidas o las políticas implantadas en la materia; la accesibilidad universal de las personas con discapacidad; o la igualdad con datos sobre las medidas o políticas adoptadas en la igualdad de género y la gestión de la diversidad.

– Respeto de los Derechos Humanos:
incluyendo datos sobre la aplicación de procedimientos de diligencia debida en materia de derechos humanos, con datos sobre: las medidas implantadas para mitigar, gestionar y reparar posibles abusos cometidos; denuncias por casos de vulneración de derechos humanos; o la promoción y cumplimiento de las disposiciones de los convenios fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo.

– La lucha contra la corrupción y el soborno:
recogiendo información sobre los instrumentos existentes para luchar contra factores de los mismos como el blanqueo de capitales.

– La sociedad:
incluyendo datos relativos a: el compromiso de la empresa con el desarrollo sostenible, con datos como el impacto de la actividad de la sociedad en el empleo y el desarrollo local; la subcontratación y proveedores, con datos como la integración políticas de compra responsables; los consumidores, aportando datos sobre los sistemas de reclamación, el nº de quejas recibidas y de resolución de las mismas; y la información fiscal, presentando datos como los beneficios obtenidos país por país, el total de impuestos sobre beneficios pagados o las subvenciones públicas recibidas.

¿De qué forma se debe presentar?

Esta información deberá recogerse en un informe independiente cuyo contenido se estructure conforme a marcos internacionales, tales como: el Sistema de Gestión y Auditoría medioambientales (EMAS), el Pacto MundialObjetivos de Desarrollo SostenibleAcuerdo de París sobre el cambio climático, Principios Rectores sobre empresas y DDHH de naciones Unidas, las directrices de la OCDE para las empresas multinacionales, la norma ISO 26000 o la iniciativa mundial sobre GRI (GRI Sustainability Reporting Standards).

Esta información deberá divulgarse de forma gratuita en la página web de la compañía y estar disponible en los primeros seis meses desde la finalización del ejercicio y durante al menos cinco años. Asimismo, estos informes se podrán publicar en el Portal de la Responsabilidad Social del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, si así lo desea la empresa.

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