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One Health

Salud humana y ambiental: una cuestión de equilibrio

Gramers

De una u otra forma, todas las crisis que vivimos –y que viviremos– están atravesadas por la degradación de los ecosistemas y los efectos derivados del cambio climático. Propiciar el bienestar desde una mirada global y una perspectiva «one health» puede ser la palanca de cambio que active la verdadera regeneración de la vida en el planeta.

Por Marta González-Moro, CEO de 21gramos.

Contemplar un atardecer. Sentir el viento en la cara. Escuchar las olas romper contra las rocas. El canto de los pájaros o el crepitar del fuego en una chimenea. La naturaleza cura. Cura el alma y cura el cuerpo. Lo decía Hipócrates allá por el siglo V a.C. y lo mantienen los más recientes estudios científicos.

Cuando experimentamos el contacto con la naturaleza disminuyen el estrés y la ansiedad, mejora nuestra función cognitiva –la capacidad de atención, la memoria o la orientación– y aumenta nuestra sensación de felicidad. Según algunas investigaciones, basta dedicar 20 minutos al día a pasear por el campo, un parque o cualquier lugar que nos brinde la sensación de estar en la naturaleza para reducir de manera eficiente los niveles de cortisol. Por ejemplo, las llamadas «píldoras de naturaleza», también conocidas como «baños de bosque» o Shinrin Yoku, concepto acuñado en los años ochenta por la Agencia Forestal de Japón con el doble objetivo de promover este hábito saludable en una población urbana elevadamente estresada y preservar los extensos bosques que cubren la superficie del país.

Una teoría (empírica) que ha empezado a asomar en Occidente. Conscientes de que vivir cerca de árboles y zonas verdes tiene correlación con una mejor salud mental y un menor consumo de medicamentos, cada vez más hospitales, escuelas o sedes empresariales acogen jardines o huertos; los bosques se transforman en centros de bienestar; nacen los entornos terapéuticos; se aboga por el diseño biofílico… y emerge toda una industria en torno al wellness o, un paso más allá, al wellbeing.

El silvicultor urbano Cecil Konijnendijk propuso la regla 3-30-300 para crear ciudades más saludables, esa que se cumple cuando desde nuestra ventana o balcón divisamos al menos tres árboles, vivimos en un barrio con un 30% de cubierta vegetal y nos encontramos a menos de 300 metros de un parque. Los investigadores del ISGlobal emplearon esta fórmula para tomar la temperatura, en sentido literal y figurado, a Barcelona, con una conclusión dramática: solo el 4,7% de la población cumplía con los tres preceptos. Unos resultados que, mucho me temo, no superarían buena parte de las ciudades que habitamos y que, no olvidemos, también nos habitan –aunque a veces ese olvido «todo lo destruya», que cantaría Carlos Gardel–.

El poder curativo de la naturaleza convive, en efecto, con su poder devastador o desestabilizador, en buena parte alimentado por las presiones humanas. Calentamiento global. Contaminación atmosférica. Incendios y deforestación. Sequías e inundaciones cada vez más frecuentes e intensas. Pérdida de biodiversidad. Propagación de enfermedades. Escasez de alimentos. Tensiones geopolíticas. Pobreza. Migraciones. Guerras.

Todas las grandes crisis que agitan actualmente el mundo están atravesadas, en mayor o menor medida, por la degradación de los ecosistemas naturales y los efectos derivados del cambio climático. Nada que no sepamos pero, por si fuera poco, el último aviso data de solo unos días: «la ventana para asegurar un futuro habitable se cierra», aseguran los expertos responsables del último informe del IPCC. Aún tenemos tiempo, pero este se agota. Y no podemos esperar a ver cómo cae el último grano de arena del reloj.

La sociedad homeostática

La salud humana y ecosistémica son una sola. Esa visión One Health coreada por Naciones Unidas es una certeza que, parece, asumimos desde la traumática vivencia de la pandemia, cuando las fronteras entre realidad y distopía se diluyeron y fuimos testigos de nuestra fragilidad y de los riesgos a los que nos expone una naturaleza maltrecha.

Desde la majestuosa y colorista Pandora del universo Avatar hasta la apocalíptica y devastada Norteamérica presentada en Last of us, los modernos relatos ficticios nos recuerdan que somos parte de un supraorganismo que lo conecta todo. Caen como sal en unas heridas aún sin cicatrizar del todo y nos invitan a seguir reflexionando sobre las grandes cuestiones de la humanidad, que no es más –ni menos– que la suma de todos nosotros aquí y ahora.

En este sentido, en nuestro IV Estudio Marcas con Valores nos adentrábamos en la sociedad homeostática, entendiendo esta como un ecosistema vivo que necesita estabilizar de nuevo sus desajustes sociales, económicos y medioambientales. «Emulando el proceso biológico por el que los seres vivos logran hacer frente a graves alteraciones, es el momento de que la sociedad despliegue y acelere los mecanismos que le permitan autorregularse ante los evidentes desequilibrios. Sabiendo que todos somos seres interdependientes que no podemos vivir sin los otros», decíamos entonces.

Redefinición y repriorización del bienestar

Algunos datos esgrimidos de este último Estudio consolidaban la tendencia creciente que se viene vislumbrando desde hace tiempo: la repriorización de la salud y del bienestar físico y emocional por parte de una ciudadanía cada vez más consciente y consecuente entre lo que piensa y lo que hace. El 63% de los ciudadanos afirma, por ejemplo, que viviría más lejos del trabajo para estar en un entorno menos contaminado. Y el 68%, que optaría por trabajar o cobrar menos a cambio de tener más tiempo libre. Otros análisis como el 2023 Edelman Trust Barometer coinciden: el 69% elige sus trabajos basándose en que las empresas estén alineadas con sus creencias y valores.

Sin duda, las reglas están cambiando en nuestra forma de relacionarnos con el trabajo y con la vida, sin obviar que lo primero ocupa gran parte de lo segundo en términos de tiempo material. Ello ha abierto paso a grandes debates y cuestionamientos en torno al mundo laboral que cada vez ocupan más espacio en la agenda y conversación pública, como la digitalización y teletrabajo, la jornada laboral de cuatro días o el derecho a la desconexión.

El papel de las organizaciones del siglo XXI es responder y facilitar estas transiciones desde la empatía y a través de una cultura y un liderazgo comprometidos. Anticipándose, transformándose y tomando partido ante estos retos desde el desempeño y desde una visión que sitúe la salud y el cuidado de las personas y de su entorno en el centro de nuestras decisiones.

Propiciar el bienestar desde una mirada holística, entendiendo la salud humana y la salud del planeta como un sistema, es crucial para crear impacto positivo en todas las esferas: la política (y geopolítica), la empresa, la industria, el consumo o la educación. Asumir y trasladar este enfoque a nuestras decisiones y realidades particulares redundará en el bienestar de las personas que nos rodean, de nuestro entorno más inmediato y en el nuestro propio.

Empresa Fluida

21gramos acaba de nacer o la empresa que fluye

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Mi empresa es fluida: cómo pasar de «poner en el centro a las personas» a esforzarse más por cuidarlas.   

Por Lucía Roncero Caballero, directora de comunicación y contenidos en 21gramos

Es mentira que 21gramos tenga 16 años. ¿La cifra del boilerplate de nuestras presentaciones? Falsa. ¿El 15 aniversario que celebramos durante todo el año pasado? Un paripé. 21gramos, en realidad, acaba de nacer.

Hace poco entró por la puerta el último fichaje de la agencia, Luis, que oficialmente se incorpora al equipo para ayudarnos a coordinar proyectos de narrativa y comunicación institucional. Pero os cuento un secreto: el verdadero cometido de Luis es hacer renacer a la organización. Y no es un caso especial, así ha sido desde el principio. Yo misma hice lo propio hace años y, un primer día tras otro, así seguirá sucediendo hasta el final.

Como con Luis, pasó con Brezo hace menos de un mes, con las Cristinas hace dos o con Pati hace seis. Aparte de líquida, la ameba que no para de moverse en la home de nuestra web quiere representar a una organización fluida, cuyas partículas no ocupan una posición fija y le permiten, más que adaptarse a los cambios, aprovecharlos para convertirse en una cosa distinta (y mejor) cada vez.

Es obligatorio, para referirse a este concepto, hablar de la sociedad líquida y citar a su precursor, el sociólogo polaco Zygmunt Bauman que, si bien nos ayuda a entender en mundo en que vivimos arraigado en la incertidumbre, la fragilidad de los lazos y la inseguridad existencial, también nos deja un espacio para la transformación colectiva, porque que, según sus palabras, «los procesos son productos de la decisión de la gente y no hay nada determinado e inevitable».

Dicho esto, parece obvio que trabajar en un entorno que fluye se contagia de los riesgos de esta modernidad líquida a la que se refiere Bauman, pero que, motivadas por el cambio como única vía oportuna, también abre oportunidades. Una importante es que, que nunca dejas de aprender del otro. El contexto es exigente – tecnología, globalización, velocidad– y requiere de una renovación incesante de los conocimientos académicos. Sin embargo, no es esta la verdadera ventaja. Cada compañero o compañera que llega significa una nueva oportunidad de ver con otros ojos las mismas cosas o ser parte de cosas distintas, cambiar de opinión o terminar descubriendo cualidades ajenas en las propias en un círculo virtuoso sin fin.

En una empresa en la que las estructuras se mueven con frecuencia y las tareas no son estáticas, no se trata tanto de ser resilientes para adaptarse y superar las adversidades como si nada pasara, sino de tener claro un compromiso común y construir liderazgos firmes con procesos estables, pero flexibles, que puedan revisarse continuamente.

Para mí, lo más relevante de esta organización fluida es que ya no solo «pone en el centro a las personas», sino que se esfuerza más por cuidarlas. No se deja llevar por la dinámica de la producción sin fin y no soporta la conciliación, sino que la asume como una responsabilidad propia. No cancela a quien ha cometido un error, sino que le ayuda a remendarlo; o, en definitiva, no impone su forma de ser, sino que escucha para mejorar el mundo aceptando su fragilidad.

Ser B: el círculo virtuoso del activismo corporativo

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Por Marta González-Moro, CEO y socia fundadora de 21gramos

En 2019 celebramos con orgullo que 21gramos se sumaba a la familia B Corp. Nuestro cumplimiento con los más altos estándares en términos de desempeño social y ambiental, transparencia y responsabilidad empresarial nos convertía en la primera consultora de comunicación en obtener la certificación en España.

Pero lo más motivador nunca fue haber coronado una cima, sino saber que el camino continuaba al otro lado de la montaña. Con fuerzas renovadas y extraordinarios compañeros de viaje.

Convertirnos en B Corp supuso sin duda un punto de inflexión para emprender un proceso de mejora continua que, en escasos cuatro años, nos ha llevado a incrementar nuestras métricas de impacto en un 50%, una inyección de energía para seguir persiguiendo el propósito de construir una sociedad mejor para todxs. Más justa, más humana y más sostenible.

La evaluación de impacto de 2022 muestra que estamos por encima de la media de la puntación global de las B Corp, y por encima también en cada una de las dimensiones analizadas con respecto a nuestro país o compañías del mismo sector o tamaño, despuntando especialmente en gobernanza y medio ambiente. Un círculo virtuoso que nos hace cada día mejores, y que nos ha validado como B Way Partners para guiar a otros en este proceso de certificación o acompañarlos en la búsqueda de la excelencia del desempeño en sostenibilidad. En ese papel de sherpas que una vez nos atribuyó uno de nuestros clientes, nos reconocemos.

«No ha sido fácil, aunque nos hemos dejado la piel», que diría Revolver en esa canción cuyo título, 21gramos, parece un ejercicio de antropología convergente. Pero esta evaluación tan exigente pone números a lo que somos y hacemos desde hace ya más de 15 años: el 100% de nuestros proyectos impacta positivamente en el entorno en, al menos, una de las cinco áreas B Corp. Igualmente cabe señalar que nuestras ambiciosas medidas de reducción y compensación de emisiones implementadas tanto en nuestra oficina como en nuestros desplazamientos y eventos nos han permitido ampliar nuestros objetivos de descarbonización, acortando además el horizonte temporal y pasando de Net Zero en 2030 a Net Positive en 2022.

Pero si algo diferencia a 21gramos es su talento comprometido. «Personas primero» no es solo una declaración de intenciones, sino una realidad desplegada en un marco de actuación trazable. Como socia fundadora de esta compañía puedo asegurar que, si algo me ha enseñado el camino recorrido todos estos años, es que cuando las mejores personas para el mundo te acompañan en la ardua travesía de hacer un negocio al mismo tiempo rentable y responsable, el viaje se convierte en una fuente infinita de recompensas tras el descarte constante de atajos cortoplacistas. Lealtad al propósito y compromiso al desempeño definen nuestra cultura compartida en un equipo diverso, plural y sí, por qué no decirlo, activista.

Es entonces cuando se produce la paradoja de la incredulidad: aquellos que, desde la barrera, cuestionan e incluso subestiman la capacidad de las organizaciones no ya para mejorar la realidad que las rodea, sino la suya propia. La falta de ética, de voluntad o de liderazgo suele alimentar esta querencia a juzgar al otro, sin caer en la cuenta de que el veredicto final suele estar en manos de aquellos que te acompañan en el día a día. De tu gente.

Formar parte de la comunidad B Corp es liderar con el ejemplo: hacer antes que decir. Es asumir como propio el activismo corporativo, es creer firmemente que se puede hacer empresa y mejorar esta sociedad sin encasillarse en ideologías y huyendo de prejuicios excluyentes. Porque nadie, ni personas, ni empresas ni gobiernos, somos 100% sostenibles. El valor reside precisamente ahí, en la profunda sencillez de que todo, siempre, se puede hacer mejor.

La comunicación, la innovación, la belleza… y una cabina telefónica

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Por Laura Zamarriego, directora de narrativas y relaciones institucionales de 21gramos

El semáforo se puso en verde, pero decidimos no cruzar. A nuestros pies, una grúa se esforzaba en arrancar de cuajo una cabina telefónica. Aquel artilugio emblemático, desconchado y forrado de carteles de anuncios, parecía resistirse a su final, haber echado raíces sobre el asfalto valenciano. ¿De cuántos secretos, llamadas urgentes, excusas, te-quieros, broncas, crónicas y silencios incómodos habría sido testigo aquella máquina del tiempo, símbolo del paisaje urbano durante casi cien años?

Lo evocador de la escena que presenciamos ayer –y el hecho de que sacáramos rápidamente el móvil para inmortalizarla– me hizo recordar aquella otra de La gran belleza. 

– ¿Qué tienes en contra de la nostalgia, eh?

– Es la única distracción posible para quien no cree en el futuro.

Aunque el personaje de la película de Sorrentino solo tiene razón a medias. Ciertos estímulos nostálgicos, siempre en bajas dosis, nos permiten tomar consciencia del paso del tiempo, y reflexionar –nunca será suficiente– sobre qué significa en realidad el progreso. Aquel estandarte desgajado de la acera es, sin duda, historia de la innovación en las comunicaciones.

cabina comunicación
Valencia, 19 enero de 2023.

De eso, precisamente, de innovación en la comunicación, íbamos a conversar minutos después en una reunión con un nuevo cliente. La escena de la cabina probablemente nos inspiró y ayudó a argumentar por qué creemos en la importancia de romper ciertos esquemas a la hora de crear narrativas transformadoras.

Con enfoques renovados, diferenciales. Con rigor. Con voces expertas e influyentes. A través de formatos atractivos de fácil consumo. Trascendiendo la comunicación interna y externa a una tercera dimensión, más fluida hacia las diferentes audiencias. Y sin olvidar que la ética y la estética van siempre de la mano (de nuevo, la gran belleza, esta vez en minúsculas).

Desde el «hacer, antes que parecer». Con humildad y valentía. Desde la imperfección que supone querer ser cada día mejores. Y desde la asunción de que los grandes desafíos que afrontamos son comunes: la lucha contra la emergencia climática, la transición energética y la descarbonización, la protección y regeneración de la biodiversidad, la lucha contra la despoblación, la igualdad de oportunidades, la digitalización y la conectividad, la economía circular, la movilidad sostenible… ¿Acaso podríamos abordar todo ello sin el empuje legislativo, sin el compromiso de las empresas, sin alianzas público-privadas, sin la ciudadanía y los consumidores?

Si algo he aprendido en los distintos entornos en los que he trabajado –medios de comunicación, institución gubernamental, consultoría– es que solo hay una manera de avanzar: desde el diálogo y la colaboración. Aunque muchas veces cueste romper inercias y tumbar muros.

Después de presenciar la escena de la cabina, leí en la prensa que se había iniciado la retirada de los 15.000 teléfonos públicos que quedan desplegados por todo el territorio español. Solo espero que dejen algunos de recuerdo… para saber quiénes fuimos, quiénes somos y, sobre todo, quiénes queremos ser.

Laura Zamarriego

Laura Zamarriego se reincorpora a la dirección editorial de 21gramos

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Tras dos años en el Gabinete de Comunicación del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la periodista vuelve a la consultora de la que formó parte hasta 2020.

21gramos, primera agencia especializada en sostenibilidad en certificarse como B Corp en España, refuerza así el equipo de comunicación y nuevas narrativas, uno de sus pilares estratégicos.

Madrid, enero 2023. La consultora de comunicación especializada en sostenibilidad 21gramos ha anunciado el fichaje de Laura Zamarriego en su área de contenidos estratégicos. La periodista, con sólida trayectoria en el campo de la sostenibilidad y ponente en congresos y conferencias como el Congreso Nacional del Medio Ambiente (CONAMA), no es una desconocida para 21gramos: formó parte de la agencia hasta el año 2020 cuando recibió la llamada del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico para incorporarse como asesora en el Gabinete de Comunicación.

Allí ha permanecido desde entonces, asumiendo labores de relación con periodistas y medios de comunicación especializados; redacción de intervenciones, tribunas y argumentarios, coordinación editorial de campañas de publicidad institucional o moderación y organización de eventos.

Hoy la periodista se reincorpora como directora de Narrativas y de Relaciones Institucionales para coordinar la estrategia editorial  de la agencia, desde la consultoría especializada a los proyectos de comunicación e inteligencia social que realizan con sus clientes. Además, también estará involucrada en Igluu magazine –revista pionera del lifestyle consciente lanzada por 21gramos en febrero del año pasado– y en el próximo estudio de Marcas con Valores, investigación de referencia en el ámbito de la consumocracia que ya prepara su quinta edición.

«Estoy muy agradecida tanto a la vicepresidenta Teresa Ribera como a todo el equipo del Ministerio por estos dos intensos años de trabajo, en los que se han alcanzado importantísimos avances en materia energética y ambiental, y de los que me llevo aprendizajes de un valor incalculable. Volver a 21gramos es para mí un gran reto, pero lo encaro con ilusión: sé que vuelvo a casa y que voy a trabajar con un equipo con una enorme calidad profesional y humana», explica Zamarriego.

Por su parte, en la consultora también están muy satisfechos con la reincorporación de la periodista, que abre nuevos horizontes en su estrategia de comunicación editorial y refuerza sus relaciones institucionales. «Además de la satisfacción personal por contar de nuevo con ella, su vuelta es una excelente noticia profesional tanto para 21gramos como para todos nuestros clientes. Tras quince años, seguimos apostando, y más fuerte que nunca, por los contenidos editoriales, transformadores y de calidad que ayuden a conseguir nuestro propósito: construir juntos una sociedad más justa, humana y sostenible», afirma Marta González-Moro, CEO de 21gramos, impulsora de Marcas con Valores y editora de Igluu.

Sobre 21gramos

21gramos, fundada en 2007, es un referente en consultoría de marca y transformación ética empresarial. Desde hace quince años, es una compañía líder en investigación sobre las tendencias y la evolución de las marcas en España, siendo la primera consultoría de comunicación y sostenibilidad en obtener el certificado B Corp.

Además, la agencia es la impulsora de Marcas con Valores®, un movimiento colaborativo cuyo fin es generar espacios de conocimiento compartido y foros de co-inspiración sobre las marcas que conectan y conversan desde los valores. Entre sus proyectos de inteligencia social, destaca su estudio bianual que, desde 2015, se sitúa como un referente en materia de consumocracia.

En 21gramos también editan la revista Igluu, un proyecto editorial pionero en el lifestyle consciente lanzado en 2021 con la firme intención de inspirar a quienes aspiran a disfrutar de un nuevo estilo de vida consciente, saludable, optimista, colaborativo y plural, capaz de redefinir y asentar las nuevas bases del siglo XXI.

Suerte Lotería 21gramos

Una cuestión de suerte

suerte lotería 21gramos

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Por Marta González-Moro, CEO de 21gramos, impulsora de Marcas con Valores y editora de Igluu.

Queridxs co-inspiradores,

Increíble. Teníamos un pálpito. Probablemente mucha gente lo tiene. Pero en 21gramos sabíamos que esta vez sí. Que este era el año de la suerte. Y nuestro deseo se ha cumplido.

Hace unas semanas, en el programa de Joaquín (el del Betis), Mercedes Milá le recordaba que ella, como el 99% de los españoles, hacía pipí en la ducha. Traer a colación su célebre anécdota escatológica puede considerarse inoportuno, pero es que solo hay algo que supere ese abrumador dato científico arrojado por Milá: el 100% de las personas que viven en este país ha soñado alguna vez con que le tocase la lotería.

Hasta aquí un ejercicio práctico de clicbait: un titular de rabiosa actualidad –nos ha tocado la lotería–, un tema soez –hacer pis en la ducha–, datos que nos favorecen –el 99% de la gente– exagerados con el «y yo más» corporativo –para mí, el 100%– o la mención a famosos –Joaquín y Mercedes Milá–. Este podría ser un reflejo de lo que es el trabajo de quienes nos dedicamos a la comunicación. Al menos, en el imaginario colectivo.

Como supondrás, el número que teníamos no ha sido premiado en esta ocasión. Solo ha sido un juego: lo hemos hecho porque no queríamos que nuestra carta navideña muriese en medio del colapso de estos días –cuando recibimos todos esos mensajes dulces, cursis o bienintencionados que se apiñan dándose codazos para felicitar la Navidad–, sobre todo en un año tan especial: nuestro 15 aniversario.

Nacer como consultora especializada en sostenibilidad en 2007 puede tener similitudes con lanzar una agencia digital a principios de los noventa, cuando solo los locos apostaban por el marketing digital. Hace quince años, desde nuestro particular oasis, empezamos a confiar en nuestra propia suerte. A lo largo de estos años hemos jugado al número del esfuerzo, al décimo de la perseverancia, a la pedrea del rigor, a la fortaleza ante las crisis, a la ilusión del cambio, a la pasión del propósito, al deseo del impacto… así hasta llenar el bombo. Y este año nos hemos dado cuenta de que todos esos boletos estaban premiados.

Ahora consolidamos un proyecto nativo sostenible, basado en valores y construido desde la absoluta convicción de que otra manera de hacer las cosas es posible. Hoy los números nos dan la razón, pero también nos llenan de emoción. Tanta que necesitamos compartir nuestra fortuna.

En enero de este año presentamos el IV Estudio Marcas con Valores 2022, culminando un trabajo de investigación social comenzado en 2015. Cada edición implica una amplia consulta a la ciudadanía y la participación de casi un centenar de expertos y líderes de opinión. Algunos estaréis leyendo estas líneas, así que aprovecho para daros las gracias por vuestra generosidad para co-inspirar con nosotros. También queremos de nuevo agradecer el inquebrantable apoyo de Estrella Galicia, Leroy Merlin, Quironsalud y Samsung para hacer posible y colaborativo este trabajo que nos permite pulsar la evolución de la consumocracia pero, sobre todo, nos ayuda a comprender el rol que han de asumir las marcas y compañías para generar de verdad un impacto positivo.

Ante la infoxicación que existe hoy en torno a la sostenibilidad, con contenidos que se mueven entre el esnobismo intelectual y la casposidad de lo obvio, en febrero lanzamos una nueva y original propuesta editorial: Igluu. Tras dos números impresos junto a los amigos de Yorokobu y una plataforma digital de contenidos actualizados, estamos felices de saber que hemos logrado crear una comunidad igluuinfluyente alrededor de una línea editorial valiente y transgresora.

En este nuevo año que se vislumbra, sabemos que tenemos grandísimos retos para mantener el espíritu rebelde y anticipador con el que ha nacido Igluu, que materializa el alma libre de 21gramos. Un proyecto diferente que queremos abrir y compartir con todo nuestro ecosistema: marcas mecenas, anunciantes, clientes, artistas, escritores, diseñadores, periodistas, compañeros de B Corp y, por supuesto, los igluusers que nos ayudan a llevarlo a cabo.

21gramos, Marcas con Valores e Igluu forman parte de un único ser vivo interdependiente que se nutre del mismo propósito: co-construir juntos una sociedad más justa, humana y sostenible. Solo este año, sería imposible valorar todo lo que hemos hecho: cuántos emails, videollamadas, revisiones de estándar GRI, matrices de materialidad, estrategias ESG, contenidos, infografías, convocatorias de prensa, entrevistas, guías para formación y sensibilización, planillos, producción audiovisual, piezas de diseño gráfico… Un listado casi infinito de entregables que solo han podido salir adelante gracias al trabajo bien hecho: las tres plataformas las conforman un mismo equipo de personas talentosas y comprometidas de las que me siento profundamente orgullosa. Ellas, junto a nuestros más de treinta clientes activos, son la verdadera fortuna intangible de 21gramos.

Hoy brindamos por crecer juntas, por tener salud y seguir trabajando en lo que nos hace felices con quienes nos hacen felices. Las niñas y niños de San Ildefonso nos lo han confirmado: no tendremos millones pero, un año más, nos ha tocado la lotería.

Que 2023 os traiga todo lo bueno que os merecéis.

Feliz Navidad.

Calienta, que sales: cuando la ética gana la partida

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Mundiales en países que no respetan los derechos humanos y CEOs obligados a dimitir por salir de fiesta con personas éticamente reprobables. Si la ética cada vez tiene más peso en la opinión de los aficionados en los deportes tradicionales y los esports, el próximo paso es que sean los clubes los encargados de ponerla en la balanza a la hora de tomar sus decisiones.

Por Antonio Pérez Mata, técnico de sostenibilidad en 21gramos e Impact Partnership Manager en Kawaii Kiwis (@kawaiikiwis).

El fenómeno no es nuevo: desde hace unos años, hemos observado cómo la sostenibilidad, la ética y los conceptos relacionados con ella han comenzado a influir en nuestras decisiones cotidianas. Ya no es solo que las empresas de todos los sectores busquen ser más sostenibles y comunicarlo –en algunas ocasiones, demasiado, incluso–, sino que la ciudadanía busca nuevos atributos verdes y socialmente responsables que se salen del binomio calidad precio. El entretenimiento asociado a la competición, tanto en los deportes tradicionales como en los esports tan en auge, no ha sido diferente al resto. Eso sí, con algunas particularidades.

Estas variables que entran en la ecuación afectan de manera muy diversa según en el ámbito del que hablemos y según lo tradicional o nueva que sea la competición, y también en función de la población que la disfruta. Mientras que en los deportes tradicionales el negocio ha ido avanzando pese al cuestionamiento ético de determinadas acciones –por ejemplo, el patrocinio de casas de apuestas o la relación estrecha con países y corporaciones que no respetan los derechos humanos–, en el caso de los esports nos encontramos con un público más susceptible de poner en la balanza la concienciación social. La reacción negativa de la masa crítica de jugadores ha propiciado la caída de patrocinios, cúpulas directivas o incluso CEOs.

Los videojuegos se mojan contra el acoso

Uno de los ejemplos más recientes de ello en el ámbito de los esports es el caso NEOM. Se trata de un polémico proyecto de ‘ciudad-Estado’ que está proyectándose para construirse en el noroeste de Arabia Saudí. Según explica The Guardian, para construir la megaciudad –que tendría un tamaño 33 veces superior al de Nueva York– se está persiguiendo y expulsando de la zona a la tribu de los Howeitat, originaria de distintas zonas de Arabia Saudí y Jordania.

El anuncio de que NEOM sería el patrocinador de la principal liga franquiciada de League of Legends (LEC) cayó como una bomba. De hecho, fue el anuncio y ruptura de patrocinio más rápido de la historia de los esports:  la reacción tanto de los empleados como de la comunidad de LOL propició la ruptura del acuerdo en menos de 24 horas. Además, ante semejante revuelo, Riot Games decidió establecer algo así como un Consejo de Acuerdos Globales y un Comité de Ética que contará con representantes del equipo Global de Esports de Riot, la división de impacto social Karma, equipos legales y agentes encargados de aspectos como la diversidad y la inclusión que reportarán directamente al vicepresidente senior Mark Sottosanti y a Brian Cho, jefe de desarrollo corporativo y comercial.

 Al mismo tiempo, la firma –una de las más importantes del mundo, con ingresos que superan con creces los mil millones de dólares– también anunció que ambos comités operarían por separado, y que el de ética participaría en la evaluación de los acuerdos, así como en las discusiones sobre la dirección de la empresa y las relaciones con socios globales a nivel internacional.

En nuestro país, un caso reciente ha tenido repercusiones muy sonadas a nivel internacional. Hablamos del que tiene por epicentro a Carlos Rodríguez ‘Ocelote’, ahora ex CEO de G2, una de las marcas más potentes y reconocibles del mundo de los esports –gracias, en gran medida, al trabajo del propio Ocelote–. En este caso, Rodríguez subió a sus redes sociales un vídeo con Andrew Tate, un polémico influencer conocido por su claro carácter misógino y sus declaraciones cosificando y denigrando a las mujeres. Frente a las críticas que las imágenes despertaron en la comunidad, el entonces CEO, respondió diciendo que él dibujaba en este asunto la línea, porque nadie podía «politizar» sus amistades. Eso encendió aún más los ánimos y, poco después, emitía un comunicado disculpándose y anunciando que se suspendía el sueldo durante dos meses.

Sin embargo, la cancelación no quedó ahí ni tampoco las consecuencias para G2. Apenas unos días después de la polémica, su equipo quedó fuera del circuito internacional de Valorant, un videojuego desarrollado por Riot Games, en el que son estos últimos quienes deciden qué equipos entran en la liga y cuáles no. Por hacer una analogía futbolística, es como si la UEFA dejase al Real Madrid fuera de la Champions a última hora por motivos desconocidos. Aunque no ha trascendido la razón oficial, nadie duda de que esto tuvo algo que ver y que Riot Games no quería verse salpicada por una nueva polémica, pese a que G2 era uno de los candidatos más claros a entrar por tradición y trayectoria. Al final, el asunto ha terminado con Ocelote dimitiendo y dejando la organización que él mismo fundó.

Al final, en un sector con tanto peso de los jóvenes y de sus opiniones en redes sociales, algo tan tradicional como la reputación ha tenido que reinventarse, pero está más presente que nunca. De hecho, relacionado con la gestión de las expectativas de la propia comunidad, hace poco KOI –el club fundado por Ibai– ha unido fuerzas con Rogue, un club presente en la LEC que multiplicará su influencia en el mercado.

Ante el acuerdo, uno de los primeros puntos que Ibai se ha apresurado a aclarar es que cualquier patrocinio que entre para financiar la unión de ambos clubes será supervisado por él mismo para que sus seguidores puedan estar tranquilos a nivel ético. Dicho de otra forma, en el caso de que haya bancos, aseguradoras, casas de apuestas o criptomonedas, por ejemplo, que quieran invertir, siempre será él quien tenga la última palabra sobre si se acepta o no.

¿Veremos algo así en los deportes de siempre?

Conforme los deportes tradicionales dependan cada vez más de las redes sociales y de las nuevas generaciones, es muy probable que se vean problemas y reacciones similares a las que se ven hoy en los esports y que afecten a la industria en menor o mayor medida. Sin embargo, hoy por hoy hay polémicas muy sonadas que siguen teniendo los dilemas éticos como protagonistas, aunque su resolución es algo distinta de los casos anteriores.

La transparencia de los casos anteriores no es habitual, por ejemplo. Uno de los casos más sonados recientemente fue el que tuvo como protagonistas a las jugadoras de la selección española de fútbol. Tras solicitar mayor despliegue técnico y denunciar situaciones dentro de la selección, cuestionando el trabajo del entrenador, la medida de presión no surtió efecto y finalmente el asunto se ha zanjado con todas las jugadoras excluidas de la convocatoria.

Sin embargo, quizá los más recientes son todos aquellos que tienen que ver con el próximo mundial de fútbol. Desde que Qatar fue anunciado como sede, se han sucedido innumerables polémicas, empezando por la manera en la que fue seleccionado y que abrió una investigación por corrupción que todavía sigue abierta. A eso, se suman las condiciones laborales de los trabajadores extranjeros y que han sido denunciadas por Amnistía Internacional y otras organizaciones –se calcula que han muerto unas 6.500 personas durante la construcción de los estados y recintos– o la situación que viven tanto las mujeres como el colectivo LGTBI en el país, donde la homosexualidad es ilegal y duramente castigada por la ley.

Aunque ninguna de las selecciones ha decidido no acudir al mundial debido a todo esto, se han sucedido reacciones que oscilan desde las declaraciones críticas de jugadores ya retirados diciendo que no irán a Qatar o ni siquiera lo seguirán por la tele por «vergüenza» –por ejemplo, dos históricos como Lahm o Cantona– a las protestas de la marca Hummel, patrocinadora de Dinamarca, que ha decidido hacer imperceptible su logo en la camiseta para reforzar el mensaje de que apoyan a su selección, pero no el mundial. Al mismo tiempo, los capitanes de ocho selecciones lucirán brazaletes arcoíris como protesta.

España ha decidido mantenerse al margen de esa acción, algo que, aunque ha suscitado rechazo, no puede decirse que sorprenda: la SuperCopa de España, de hecho, se celebra desde el año pasado en territorio saudí. La decisión, que no estuvo exenta de polémica en su momento, fue duramente criticada por primar el interés económico a los derechos humanos y por alejar el torneo de la población española.

No es algo que afecte solo al mundo del fútbol. Recientemente, se han hecho públicas las negociaciones que existen en baloncesto para llevar la Euroliga a los Emiratos Árabes Unidos. A través de este acuerdo, la competición pasaría de llamarse Turkish Airlines Euroleague y recibir 10 millones en ingresos a llamarse Emirates Airlines Euroleague, llevarse seis veces más. Eso sí, implicaría incluir un equipo con sede emiratí y llevar la hipotética final four a Dubai. Decisiones que, por supuesto, no han gustado entre la comunidad.

Con todo esto sobre la mesa, la conclusión es que aún queda mucho por avanzar. Pese a las similitudes a nivel competitivo que presentan tanto los deportes como los esports, la mayor presencia digital y joven de los segundos los convierte en un entorno mucho más propicio para que el público y los propios empleados articulen su descontento y provoquen ese cambio en patrocinios, organizaciones y estructuras de decisión interna con la finalidad de disfrutar de un ocio sano y sostenible en términos sociales, medioambientales y de propia gobernanza de las distintas organizaciones (clubes, desarrolladoras, patrocinadores…).

El deporte tradicional, según se va digitalizando y va calando a nuevos tipos de aficionados más conscientes y preocupados por estos temas, tendrá que empezar a tener en cuenta todos estos aspectos que ya son una prioridad para patrocinadores y socios comerciales. ¿Lograremos que cantar un gol sea más sostenible social y medioambientalmente que nunca?

15 Años 21gramos

Una Blackberry, Greta y los cisnes negros. Cumplimos 15 años

15 años 21gramos

Gramers

Marta González-Moro. Socia fundadora de 21gramos

A principios de 2007, Steve Jobs presentaba su primer iPhone, yo maldormía con mi BlackBerry echando humo y un biberón en la mesilla, tenía un bebé de cinco meses y esperaba ya a mi segundo hijo. Incansable el trabajo e infinito el empeño para emprender en un proyecto en el que el equipo fundador creíamos que, por fin, conjugamos nuestra experiencia profesional acumulada en el mundo de las telecos, la consultoría y la comunicación con nuestra inquietud personal por querer hacer las cosas de otro modo.

Así nace 21gramos, el año en que Al Gore y el IPCC ganaban el premio nobel de la paz al alimón, y recuerdo que lo celebramos, pero no escribimos nada en redes porque no teníamos redes. WhatsApp e Instagram ni siquiera existían.

Corría el 2007, es decir, un contexto económico de excesos, sin límites, donde pensar en una cercana y profunda crisis era tan distópico como prever un rescate bancario, un colapso social, el fin del bipartidismo, o precisamente eso: era imposible visualizar que las BlackBerries fueran a desaparecer de nuestras vidas de un día para otro.

El primer proyecto que firmamos fue para Adecco, algo que siempre le recuerdo y agradezco a Paco Mesonero cada vez que le veo. Conjugaba el incentivo comercial con objetivos y métricas de desempeño social y medioambiental, sin duda algo muy innovador para aquellos tiempos. Y así, tras dos años espectaculares, llegó lo inimaginable.

La larga travesía por el desierto 2008-2014 sumió a la economía y sociedad española en una década gris; sin embargo 21gramos surfeaba en oasis intelectuales y profesionales donde se profundizaba en el rigor y se anticipaba la Agenda 2030. Con proyectos de presupuestos reducidos aprendimos que la innovación y el propósito eran irrenunciables.

Llegó el 2015 y desde 21gramos lanzamos Marcas con Valores, una plataforma de conocimiento compartido y foro de co-inspiración para seguir innovado y ofrecer conocimiento y anticipación de tendencias, para las marcas que conectan y conversan desde los valores con una ciudadanía cada día más sensibilizada en todos estos temas. Queremos agradecer profundamente a los más de 4000  expertos, académicos, líderes de opinión y profesionales de sostenibilidad, innovación social, comunicación, marca y reputación que a día de hoy nos acompañan y colaboran en la investigación y aplicación de la inteligencia social, así como a las marcas que nos apoyan directamente en la realización del Estudio Marcas con Valores, que tras cuatro ediciones bienales y una especial COVID­-19, se consolida como un referente de análisis social de la consumocracia.

El proyecto de 21gramos puede considerarse nativo sostenible pues, desde nuestro momento fundacional, siempre hemos supeditado nuestro modelo de negocio a nuestro propósito: co-construir una sociedad más justa, humana y sostenible. En el 2019, convertirnos en la primera consultora de sostenibilidad y comunicación en obtener la certificación B Corp en España, nos impulsó a reafirmar, con más fuerza si cabe, nuestro firme e interdependiente compromiso con los más altos estándares sociales, medioambientales y de buena gobernanza.

Con más de 150 proyectos de activación ética de las marcas gestionados, 15.000 seguidores en redes, el Estudio de Marcas con Valores consolidado, y un proyecto editorial de lifestyle consciente recién lanzado, Igluu, el equipo de 21gramos estamos convencidos de que queda #MuchoPorHacer, pero de igual modo sabemos que sin todas las personas que nos acompañáis en este camino sin fin, pero con rumbo bien definido, no hubiera sido posible, y queremos daros la gracias por ello.

Hoy en el año 2022, superada la crisis económica, y podríamos decir que también la pandemia, mis hijos ya adolescentes siguen a Greta, y en el equipo de 21gramos nos involucramos en un proyecto de exploración del metaverso consciente a la vez que nuevos cisnes negros asoman con fuerza bélica e injusta.

Si algo hemos aprendido durante todo este largo trayecto es que las inclemencias e incertidumbres de toda índole son compañeras inseparables del viaje, que no hay mejor compañía que las personas con la que compartes tu propósito porque con ellas siempre llegas a buen puerto, que la generosidad es la moneda con la que mejor inviertes y que merece la pena siempre empeñarse en co-construir un mejor mundo para todos.

Que tengamos otros 15 años más de travesía compartida. Gracias.


¿Quieres saber cómo podemos ayudarte a activar la gestión ética de tu empresa? Contacta con nuestro equipo y te lo contamos. 

Ser B Corp

¿Te gusta cómo está el mundo? Ser B Corp puede ser el camino

Ser B Corp

Gramers

Por Rubén González-Román, responsable de Investigación e Inteligencia Social y B Corp Leader de 21gramos, Multiplicador B certificado por B Lab Spain y miembro del Grupo Impulsor de la Comunidad B Madrid.

El siglo XXI comienza marcado por un contexto global y local que invita no solo a repensar el sistema socioeconómico y político actual, sino principalmente a tomar medidas de actuación inminentes como sociedad. En su momento listamos los indicadores que nos hacían constatar que los diferentes agentes mundiales (inversores, CEOs, medios de comunicación, marcas/empresas, instituciones gubernamentales y consumidores/ciudadanos) siguen la tendencia hacia una nueva economía del propósito y el Triple Balance (económico, medioambiental y social).

En nuestro IV Estudio Marcas Con Valores ya adelantamos que nos encontramos totalmente inmersos en un momento histórico, en el que estamos obligados a abrazar la nueva incertidumbre, que denominamos “la era de las consecuencias”.

En medio de este nuevo contexto consciente, como ya contextualizamos en el artículo “#BTheRechange: herramientas para aprender a repensar y reactuar ahora”, en 2008 nació un movimiento de organizaciones que creen en una mejor manera de hacer negocios (“We Believe in a Better Way Of Doing Business”). Su medio es usar el poder de la empresa y el mercado como fuerza para el bien común con el objetivo activar el cambio sistémico, de transformar el mundo y generar un impacto positivo en los individuos y el planeta.

Actualmente la comunidad B Corp está compuesta por personas que están liderando el cambio en más de 4.400 organizaciones en todo el mundo (más de 100 tienen presencia en España), repartidas en 77 países y representando a 153 industrias con un único objetivo: que un día todas las compañías compitan por ser las mejores no DEL mundo, sino PARA el mundo.

Las B Corp trabajan, entre otros retos, para:

  • Reducir la desigualdad y la pobreza: 110.233 millones de euros facturados en 2021 en todo el mundo de los cuales 6.000 millones han sido facturados en España, empleando a más de 14.500 trabajadores entre todas las B Corps nacionales de las cuales 7 de cada 10 cuentan con una o más mujeres en puestos directivos.
  • Cuidar el medio ambiente: tienen un 250% más probabilidades de ser neutras en carbono que las empresas convencionales y más de 500 de todo el mundo se han comprometido a serlo para 2030 (entre las que se encuentra 21gramos).
  • Fortalecer las comunidades: 8 de cada 10 en España contratan a personas de colectivos vulnerables y casi 8 de cada 10 de las que tienen presencia en territorio nacional cuentan con uno o más proveedores locales.
  • Crear puestos de trabajo de alta calidad con dignidad y propósito: experimentan un 20% más de probabilidades de permitir un horario laboral flexible en comparación con las empresas convencionales y el 65% de las nacionales tienen un rango salarial inferior a 5 entre el salario mínimo y máximo de la empresa.

* Datos recogidos de la Memoria Anual 2021 B Lab Spain

La declaración de interdependencia

Los valores y las aspiraciones de la comunidad B Corp están incorporados en sus estatutos y en la firma de la Declaración de Interdependencia. Se les exige legalmente que tengan en cuenta en la toma de decisiones no solo a sus accionistas sino también a sus trabajadores, clientes, proveedores, comunidad y medio ambiente.

Especialmente en nuestro continente, Europa, vislumbramos diferentes acciones y asociaciones como la B Corp Climate Collective, la Interdependence Coalition, la Beauty Coalition o la campaña #StandWithUkraine que demuestran que la Comunidad B asume que realmente funciona como una red interdependiente que es capaz de multiplicar esfuerzos para hacer frente a los retos glocales.

La evaluación de impacto B (EIB) o B Impact Assessment (BIA) y su relación con otros estándares de medición de impacto

Aunque existen diferentes formas de formar parte de la Comunidad B y herramientas para aprender a co-innovar y liderar el cambio, como ya explicamos en “#BTheRechange: herramientas para aprender a repensar y reactuar ahora”, la Evaluación de Impacto B (EIB) o el B Impact Assessment (BIA) es la principal herramienta que permite a las empresas medir, gestionar y mejorar el desempeño social y ambiental al proporcionar un marco estandarizado, intuitivo y fácil de usar para medir su impacto en todos sus grupos de interés (y no solo en sus accionistas). 

La EIB es la herramienta exclusiva utilizada para obtener el estatus B Corp. Gratuita, online y confidencial, se convierte en el camino y la guía perfecta para cumplir con los más altos estándares de desempeño social y ambiental, transparencia pública y responsabilidad legal. Más de 190.000 compañías en todo el mundo (de las cuales más de 5.730 son españolas) utilizan esta herramienta para medir y gestionar su impacto.

El estatus B Corp tiene una mirada íntegra de toda la empresa a diferencia de algunos otras certificaciones cuyo propósito es legitimar el origen de la materia prima (Ej: FSC), una marca o producto (Ej: Organic, Fairtrade) o un área de la empresa (Ej: Great Place to Work). B Corp evalúa y verifica a la empresa en todas sus áreas de gestión e impacto: gobernanza, trabajadores, comunidades, medioambiente y clientes. 

Adicionalmente, también evalúa y otorga puntos a aquellas empresas que tengan un modelo de negocio de impacto, es decir, que tengan un propósito empresarial con fines sociales y/o ambientales.

Como herramienta de gestión y medición del impacto, la EIB se asocia con y complementa una variedad de diferentes estándares (GRI, SASB, Carbon Disclosure Project, Down Jones Sustainability Index, Future Fit Business Benchmark, IRIS Impact, o Reporting Investment Standards), certificaciones y marcos de medición de impacto. Lo logra incorporando sus estándares directamente en la EIB y/o utiliza sus sistemas con fines de verificación. En el siguiente enlace se puede comprobar con más detenimiento las diferencias entre B Corp y otros estándares. Además la plataforma colaborativa The Impact Management Platform nos permite entender la interdependencia de estos indicadores.

Quiero formar parte del Movimiento B y ser B Corp, ¿por dónde empiezo? El B Corp Way como inicio del camino

Cada vez más, las organizaciones buscan formar parte del movimiento. Se ha experimentado casi un 30% de crecimiento de la comunidad mundial entre 2020 y 2021 y un 63% en concreto en España. Además, se han recogido más de 30.000 firmas para pedir al gobierno español una ley que reconozca a las empresas con propósito, figura jurídica que ya ha sido implantado en otros países como EE.UU; Francia o Italia

No obstante, las complejas estructuras y necesidades de cada empresa pueden dificultar que consigan ya no solo participar en el ecosistema sino obtener la certificación (más de 78 versiones de la EIB según tamaño, localización y sector y un mínimo de 80 puntos requeridos para optar a la certificación). Recordemos que solo solo el 3% (casi 4.500 empresas a nivel mundial) ha logrado cumplir con el alto estándar que supone la EIB.

B Corp Way es una plataforma que permite a las empresas conectar con Consultoras B Corp que se ajustan a sus necesidades específicas y tienen las habilidades y conocimientos necesarios para apoyarlas en el camino.

En 21gramos, además de ser una empresa B certificada desde 2019, haber conseguido el reconocimiento de Best For The World el mismo año y formar parte del Grupo Impulsor de la Comunidad B de Madrid desde 2020, nos sentimos orgullosXs de estar validados por B Lab Europe como un B Corp Way Partner, es decir, un acompañante validado disponible para todas aquellas organizaciones que quieran entrar en el movimiento B a través del BIA.

Ser B Corp es…

Ser B es ser auténtico y valiente a la vez que imperfecto.

Ser B es utilizar la fuerza de las empresas para promover la paz y la interdependencia.

Ser B es aspirar a ser las mejores empresas para el mundo.

Ser B es medir y mejorar el impacto que nuestras acciones tienen en las personas y el planeta.

Ser B es cumplir con los más altos estándares sociales y ambientales e informar con transparencia.

Ser B es comprender que si algo nos beneficia pero perjudica al mundo, entonces no nos beneficia.


¿Necesitas asesoramiento para la Evaluación de Impacto B (EIB)? En 21gramos nos focalizamos en ayudar a aquellas empresas que quieran ser B Corp, que deseen mejorar su impacto o que simplemente busquen asesoramiento para el proceso. 

Que la fuerza nos acompañe

Gramers

Por Marta González-Moro, CEO de 21gramos e impulsora de Marcas con Valores

«Así es como se gana: no luchando contra lo que odias, sino por salvar lo que amas». Si hay algún aficionado a Star Wars en la sala, probablemente le suene esta frase. Es la lección vital que la rebelde Rose Tico nos da en una de las escenas del Episodio VIII: Los últimos jedi. Sus palabras encierran una de las grandes claves para entender las motivaciones de los soldados de la resistencia, pero también nuestra vida a este lado de la galaxia.

No sería honesto deciros que para 21gramos este ha sido un mal año porque no ha sido así, a pesar de haberse presentado complejo como el que más. Cuando hemos hecho la reflexión de por qué consideramos 2021 como un buen año, nos damos cuenta de que la frase de Rose Tico resume el espíritu colectivo que nos mueve, nuestro propósito: desplegar y compartir nuestro talento comprometido para construir juntos una sociedad más justa, humana y sostenible.

Cuando lo hacemos, surge la magia. Durante este inaudito y singular año, hemos ayudado felizmente a nuestros veinticuatro clientes a la activación ética de sus marcas a través de proyectos estratégicos para acelerar la sostenibilidad en sus modelos de negocio. Hemos colaborado en la transformación cultural de sus organizaciones para conectar con sus grupos de interés y audiencias desde la escucha empática y los valores, y les hemos acompañado a la hora de reportar y rendir cuentas desde la transparencia y el rigor. Pero, sobre todo, este año hemos tomado junto a ellos más conciencia si cabe de que un mundo mejor es posible y que merece la pena esforzarse en construirlo a pesar de cualquier adversidad sobrevenida.

Queremos dar las gracias a todos nuestros clientes y colaboradores, a los miembros de las asociaciones y laboratorios de ideas en los que participamos, a nuestros compañeros de la comunidad B Corp que tanto nos aportan e inspiran, y a todas aquellas miles de personas –profesionales independientes, académicos, expertos, periodistas, emprendedores, innovadores sociales….– que nos acompañan en el camino a través de redes, eventos y un sinfín de proyectos de impacto en los que aprendemos colectivamente.

Me gustaría señalar en concreto que nos sentimos muy orgullosos de los informes que este año compartimos desde nuestra área de Inteligencia social. Escuchar el entorno para comprender y anticipar los cambios sociales y culturales y compartir ese conocimiento con cuantas más personas, empresas y marcas, mejor, ha sido irrenunciable para nosotros. Así, este año hemos coronado tres grandes cimas: el informe Marcas con valores: Impacto Covid y consumo consciente elaborado junto a Dirse y BLab Spain, el estudio ZShot Sostenibilidad que hicimos junto a Mazinn y Repensar, escuchar, colaborar: informe sobre reporting, transparencia y sostenibilidad de las marcas editado junto al Foro de Marcas Renombradas Españolas. Para una consultora como la nuestra, os garantizo que el esfuerzo ha sido titánico, pero hacerlo nos ha permitido de nuevo pulsar la realidad compleja, poliédrica y cambiante. Al mismo tiempo nos ha hecho seguir aprendiendo y, en muchos casos, también desaprender para humildemente mejorar nosotros mismos como equipo, hacer más excelentes nuestros productos y servicios, y ojalá inspirar a otros a modelar sus propios proyectos empresariales o personales.

Desde 21gramos miramos de nuevo al futuro, en corto y largo simultáneamente. Hoy mismo lanzamos una nueva web de Marcas con Valores totalmente renovada como anticipo a la presentación del IV Estudio Marcas con Valores 2022, que tendrá lugar el próximo enero junto a todos los colaboradores y marcas que lo hacen posible, consolidando así el trabajo que desde 2015 venimos haciendo en el ámbito del estudio de la consumocracia.

Además, este año venidero en el que celebraremos nuestro XV aniversario, lo abriremos embarcados en una enorme aventura: Igluu, una nueva plataforma editorial creada con nuestros amigos de Yorokobu que aspira a convertirse en un medio de referencia del lifestyle consciente. Creemos que lejos del esnobismo intelectual o moral hay un mundo de narrativas atractivas, creativas y estimulantes que nos inspiran para generar el cambio que mayoritariamente anhelamos como ciudadanos del siglo XXI.

Inmersos ya en la década de la acción, nos proyectamos sabedores de que nos queda #MuchoPorHacer y más convencidos que nunca de la necesidad de hacerlo, ocurra o no lo inimaginable de nuevo. Todos los gramers reafirmamos nuestra determinación de sumar voluntades, talento y creatividad. Si, como decía Tico, las guerras se ganan peleando por lo que amas, nosotros lo tenemos claro: lucharemos diseñando el mundo que queremos co-construir. Los rebeldes os esperamos.

Que la fuerza –del alma– nos acompañe.

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