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El presente de la ESG: cinco tendencias clave

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Por Laura Zamarriego

«No hay viento favorable para quien no sabe a dónde va». Las palabras de Séneca resonaron en el auditorio de la Real Fábrica de Tapices, sede del ‘ESG Spain 2023 – Corporate Sustainability Forum’, que logró, una vez más, reunir a centenares de personas implicadas en impulsar la sostenibilidad dentro de sus organizaciones.

Los diferentes ponentes y expertos coincidieron en la necesidad de una mayor ambición a la hora de combatir la emergencia climática, la pérdida de biodiversidad y la desigualdad. Unos desafíos que requieren de compromiso, liderazgo y buena gobernanza. También recorrieron las principales tendencias que marcarán el futuro próximo y que recogemos en este artículo.

La inteligencia artificial como aliada

 

Desde predecir qué va a ocurrir en un determinado edificio ante un posible riesgo climático, hasta lograr la inclusión de personas ciegas en el Camino De Santiago. Lo cierto es que la inteligencia artificial puede ser una gran aliada para el progreso y palanca de aceleración económica.

Dejar la tecnofobia y el tecnoptimismo a un lado es el camino más inteligente si queremos profundizar en los beneficios ambientales y sociales que puede ofrecernos la IA, posiblemente el cambio más relevante desde la introducción de la imprenta.

Transición energética: un reto irrenunciable

 

La transición energética (justa y viable) no es una opción. Es una transformación absolutamente necesaria para lograr los objetivos de descarbonización, que supone además una gran oportunidad en términos económicos y de reindustrialización: puede generar más de un millón de empleos cualificados y aumentar el 50% del valor de las compañías españolas.

Materialidad basada en la evidencia

 

Aunque Europa sigue a la cabeza de la presión regulatoria en materia de sostenibilidad, «los estándares de reporte deben ser más exigentes para superar los estándares globales», señaló Helena Viñes, consejera de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y responsable de la Plataforma de Finanzas Sostenibles de la Comisión Europea.

De acuerdo con la nueva Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), no solo se debe informar de los temas que supongan un impacto financiero para la empresa, sino también de aquellos que supongan un impacto material para su entorno y para el medioambiente. La subordinación de los estándares al principio de la doble materialidad es uno de los elementos clave que incorpora la directiva.

En la doble materialidad, el cambio climático es el único tema no susceptible de ser eliminado. «Es más fácil reportar cambio climático que no reportarlo», comentó Viñes. En este sentido, la evaluación de la materialidad de impacto debería basarse en la evidencia, y para ello, precisamente, existe la taxonomía.

Impulso decisivo a la G de la ESG

 

Para llevar a buen puerto todo lo anterior es fundamental el compromiso del consejo de administración, pero no solo: también garantizar su conocimiento profundo, riguroso y consistente en ESG. Es crucial, por tanto, apostar por la formación al más alto nivel.

En relación con lo anterior, no es de extrañar que, cada vez más, los directores y directoras de sostenibilidad quieran formar parte de esa mesa de toma de decisiones.

El modelo de gobernanza, en definitiva, es clave, y va más allá de lo transaccional. Se necesita una estructura coherente, una escucha activa hacia todos los grupos de interés y políticas y objetivos claros como señal evidente que permee a toda la empresa.

Hacer y contar (bien)

 

Con una nueva regulación contra el greenwashing a las puertas, la transparencia y una comunicación rigurosa y veraz, basada en el desempeño, adquieren aún mayor importancia.

En un contexto de saturación y ruido informativo, la ventana de oportunidad que se abre es enorme a la hora de contar, y hacerlo bien, a través de narrativas transformadoras y canales y formatos atractivos. Teniendo en cuenta que la ética y la estética van siempre de la mano. Y que esa autenticidad (o falta de ella) es percibida por una ciudadanía crítica y consciente de sus decisiones de consumo.

Forética, organización de referencia en sostenibilidad, tiene el propósito de seguir impulsando la integración de los aspectos sociales, ambientales y de buen gobierno en la estrategia y gestión de las organizaciones para lograr así sus objetivos, definidos en su Visión 2050. Lo recogen en este vídeo, en cuya conceptualización 21gramos ha tenido la oportunidad y el orgullo de colaborar.

Creatividad Nico Ordozgoiti

Allí donde se encuentran creatividad y consciencia

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Por Nico Ordozgoiti

¿Para qué sirve la creatividad?

La creatividad –entendida como herramienta comunicativa– sirve para muchas cosas. Sirve para dar que hablar. Para hacer reír. Para hacer llorar. Para crear marcas, hacerlas memorables, únicas y deseables.

También puede servir para vendernos como sostenible una marca que no lo es. Para presentar como saludable un producto que es todo lo contrario. O para perpetuar mitos e inercias (siempre que den beneficios).

La creatividad –cuando se hace bien– mueve la aguja y hace que al menos una parte de la gente que dudaba entre la opción A y la opción B se termine inclinando por la que más nos interesa.

Lo fascinante de esta ecuación es que las opciones A y B pueden ser dos detergentes, dos zapatillas o dos seguros del hogar; pero también pueden ser actuar o no actuar frente a la crisis climática. Avanzar o retroceder en los derechos de un colectivo. Promover un mundo más desigual o más justo.

La creatividad es un arma muy potente. Y esto lo sé porque, después de 14 años trabajando en publicidad, he podido ver y aprender de gente que la usa mejor que nadie. De formas muy distintas, pero con el mismo resultado: inclinar la balanza.

En las agencias por las que he tenido la suerte de pasar he aprendido que la creatividad puede ser un guión sorprendente, una estrategia transformadora, una acción viral o un post compartido por miles de personas. Pero, sea cual sea su forma, el resultado es el mismo: la creatividad tiene impacto. Y yo quiero que ese impacto sea positivo.

Por eso me incorporo a 21gramos.

Porque creo que no hay mejor sitio para ser creativo y tener impacto que una agencia que nació para promover la comunicación consciente. Que tiene a sus espaldas 17 años de aprendizaje y  solidez estratégica. Que no se apunta a la moda de lo sostenible, sino que lidera el cambio positivo.

Y con quienes tuve la suerte de colaborar en el lanzamiento de Igluu, la primera revista de lifestyle consciente. Un proyecto que me demostró que la creatividad también puede hacer la sostenibilidad atractiva, deseable o incluso divertido.

La creatividad sirve. Y mucho.

Y no se me ocurre un mejor sitio para ponerla en práctica.

Nico Ordozgoiti

Director Creativo Ejecutivo de 21gramos

Relevo generacional: el conocimiento del sénior, para el júnior

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Ante la llegada de la jubilación de la generación del ‘baby boom’ y la escasez de candidatos que los releven, las empresas deben trazar una hoja de ruta para la gestión y conservación del conocimiento interno.

Por Elene Igoa Iraola –investigadora predoctoral en la Universidad de Deusto– y Fernando Díez Ruiz –profesor asociado en la Universidad de Deusto–. 

¿Le queda poco para jubilarse? ¿Le ha pedido alguien en su organización que transmita su conocimiento a algún compañero más joven? Si no lo ha hecho, conviene que lea este artículo.

La situación no es sencilla. En los siguientes 30 años nos enfrentamos a una caída sistemática de la población mundial debido al declive demográfico que ya estamos experimentando y afectará especialmente a Occidente. Ningún país de la UE-27 alcanza el índice de fecundidad de 2,1 hijos por mujer, que garantizaría el reemplazo generacional y la estabilidad poblacional.

España es uno de los países con menor natalidad de toda Europa. Las razones son varias: precariedad laboral, problemas de acceso a la vivienda, conciliación de la vida familiar y profesional… Pero la verdad es que todo esto no solamente afecta a la sociedad sino que también afecta a las organizaciones.

La generación del baby boom se jubila

Hay una preocupación generalizada respecto a este tema. Dentro de las empresas se está dando un aumento exponencial de jubilaciones de trabajadores pertenecientes a la generación del baby boom. Esto significa que, de no hacer nada, en los próximos años desaparecerá una gran parte del conocimiento de los trabajadores sénior.

El volumen de jubilaciones hará necesaria la contratación de personal. El problema está en que no hay suficiente mano de obra ni talento en el mercado laboral. Estamos, pues, ante una clara situación de desequilibrio entre la oferta y la demanda de mano de obra: se necesitan trabajadores para cubrir puestos de trabajo y hay pocos candidatos en el mercado laboral. Así, las organizaciones tendrán que llevar a cabo una adaptación del ciclo laboral para afrontar el retiro de una gran parte de su plantilla.

A pesar de que la mayoría de las organizaciones son conscientes de esta problemática, no están actuando en consecuencia. Bien porque no lo consideran prioritario o porque no tienen los recursos necesarios.

Muchas de las que deciden actuar se dan cuenta de que no tienen identificados los puestos clave de sus áreas de trabajo, ni sus departamentos de recursos humanos cuentan con procedimientos para la transmisión de conocimientos.

Estas cuestiones dificultan la retención del know how de los trabajadores más experimentados, pues diseñar las estrategias necesarias requiere tiempo y esfuerzo. Como consecuencia, el procedimiento más común de las organizaciones es dejar pasar el tiempo hasta que haya que buscar una solución de último minuto.

Carrera de relevos

El conocimiento es uno de los recursos más importantes de las organizaciones y aporta valor tanto a la empresa como al trabajador. De ahí que su transferencia sea indispensable para preservar el conocimiento práctico, teórico y técnico acumulado por un trabajador sénior a lo largo de su carrera. Si no se lleva a cabo dicha transferencia, todo el saber hacer del trabajador que va a jubilarse –y que no puede explicarse mediante instrucciones escritas–, se pierde.

La pérdida del conocimiento del talento sénior tiene un impacto directo en la productividad, eficiencia y competitividad empresarial. Hay competencias que no son tangibles y que se aprenden pasando tiempo con el trabajador que va a jubilarse (analizando cómo actúa cuando un cliente no está satisfecho con un producto, las conversaciones que mantiene para asegurar una buena relación con sus compañeros de trabajo, los tratamientos adicionales que ha ideado para dar a un producto una terminación impecable…). Así, el relevo generacional ayuda a identificar los conocimientos clave de cada puesto de trabajo y fomenta su retención dentro de la organización.

Las empresas necesitan, pues, una hoja de ruta para adaptarse a este reto. La única solución viable ante el problema que se plantea con las jubilaciones y la escasez de candidatos es la gestión del conocimiento interno.

Preservar y reconocer el conocimiento acumulado

El relevo generacional es un paso primordial para retener dentro de la organización el conocimiento generado por sus empleados. El objetivo es mantener funcionando el conocimiento del trabajador que se jubila. Por otra parte, esta estrategia lo pone en el centro y le da la importancia que tiene.

Con la jubilación se cierra una etapa de la vida y, con el relevo generacional, el trabajador tiene la oportunidad de recopilar el conocimiento acumulado a lo largo de los años y dar valor a su experiencia. Para la empresa, además de ser un instrumento para retener el conocimiento, también debe servir para reconocer el papel del empleado sénior dentro de la organización. Así, si el trabajador se siente valorado, tenderá a compartir más su conocimiento y estará más involucrado con el proceso de relevo.

En definitiva, el relevo generacional es una herramienta necesaria para mantener la competitividad organizacional dentro de la empresa y reconocer el valor añadido de cada trabajador que está a punto de jubilarse.

Es hora de que las empresas comiencen a preocuparse por retener el conocimiento de los trabajadores en procesos de relevo generacional. Es tiempo de preguntar a los trabajadores: ¿qué es importante que permanezca en la empresa después de tu partida?

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

Escucha Cualitativa

La escucha cualitativa o el arte y oficio de la investigación social

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Además de los datos obtenidos de los análisis cuantitativos, dentro del proceso de investigación social es fundamental incorporar la escucha cualitativa. No basta con hacer entrevistas o grupos de discusión: es necesario un proceso profundo para empaparse de la conversación y mejorar la realidad de las organizaciones.

Por Ximena Sapaj, directora de Investigación e Inteligencia Social de 21gramos y del Estudio Marcas con Valores.

«La investigación es una operación de caza. Investigar viene de ‘üestigo’ –seguir las huellas que deja una presa en el camino–. Los dispositivos de investigación son dispositivos de depredación: son capturados los cuerpos (en la selección de la muestra, o en la reunión del grupo, o en la elección de una institución) y son capturadas las almas, las hablas (en la entrevista, en la discusión, en la asamblea)». [Jesús Ibáñez]

Las técnicas de investigación social constituyen un conjunto de dispositivos que contribuyen a la observación y conocimiento de lo social. En un momento de cambios rápidos, se requiere cada vez más innovación en su diseño y uso para dar mejor cuenta de la complejidad contenida en los procesos sociales que debemos estudiar. Cabe recordar que, cuando hablamos de escucha, en investigación aplicamos distintas metodologías –focus group, entrevistas, observaciones participantes, encuestas, entre otras– para entender una determinada realidad. En este artículo pondremos el foco sobre la perspectiva cualitativa de investigación social, es decir, precisamente la que realizamos a través de entrevistas, testimonios o focus group.

Mientras los investigadores cuantitativos basan sus análisis en cuestionarios o encuestas, en las técnicas cualitativas la escucha se da de forma directa con las personas de una comunidad, una empresa o un grupo social. En este proceso, auscultan –en su origen etimológico, «inclinar el oído»– directamente la opinión de diferentes personas, en un trabajo de artesanía que es un arte y un oficio.

Al emplear estas técnicas, lo que hacemos es escuchar de una forma sistematizada y controlada, dirigida al objetivo específico que queremos conseguir. Por eso, algunos autores denominan a este proceso «una escucha retenida en la que los discursos sociales circulantes son fijados para su análisis e interpretación».

¿Cómo se escucha?

Por desgracia, el análisis cualitativo no tiene los métodos de análisis tan desarrollados de los que disponen los análisis cuantitativos, cada vez más ayudados por programas de procesamiento de análisis estadístico. Nada así existe para las investigaciones cualitativas que transitan cada vez por el trabajo subjetivo y artesanal del analista, que a menudo se ve forzado a aprender haciendo, sin más guía que los aciertos y desvaríos del camino.

La perspectiva cualitativa es exclusiva del orden social y, por lo mismo, no cabe encontrar antecedentes en las ciencias naturales y sus modelos del saber metódico. Si el investigador cuantitativo puede asignar números, el cualitativo se mueve en el orden de los significados y sus reglas de significación: los códigos o significaciones.

Por definición, los instrumentos de este tipo de metodología tienden a la apertura, en el sentido de no regularse por cuestionarios. Los instrumentos cualitativos que utilizan modalidades conversacionales, como por ejemplo la entrevista en profundidad –como habla individual o como habla grupal– a través de grupos de conversación, como autobiografía o como testimonio, aplican una observación del orden del hablar del investigado.

Metodológicamente, lo que se busca es posibilitar una reproducción de la comunidad o colectivo de hablantes de una lengua común para su análisis y comprensión. Siempre se trata de alcanzar la estructura de la observación del otro: es el investigador con su oficio quien debe conocer, analizar y entender la realidad que estudia de la sociedad, el grupo o la organización. Para ello, debe preguntarse cuáles son los códigos que comparten en sus redes internas.

¿Qué permiten las técnicas cualitativas?

Si el conocimiento cuantitativo podría describirse como lo numerable, en el caso del conocimiento cualitativo opera como escucha del habla investigada para entender la realidad de los otros. De ella emerge un discurso del que debemos entender su estructura, su orden y su estabilidad. Su complejidad o sencillez es también información cualitativa, porque también refleja la perspectiva y visión del investigado.

El discurso obtenido tiene su texto, o textura, para indicar su orden. Por ello los estudios cualitativos pueden describirse, en general, como aptos para el estudio del discurso: es un texto que tiene estructura y despliega sus propios códigos. En ellos pueden buscarse las claves de interpretación que están siendo activadas por las significaciones –acciones, palabras, documentos, textos– y que permiten su comprensión.

Así, el investigador debe reconstruir la perspectiva observada, la del propio investigado, y solo así tendrá la certeza de que ha sido capaz de escuchar de forma profunda y estratégica.

En 21gramos, todos nuestros proyectos incluyen la escucha cualitativa porque es nuestra forma de entender el propio proceso de investigación social: solo así podemos entender las demandas de nuestros clientes y diseñar proyectos que respondan a sus necesidades reales. Por nuestra experiencia de años, la escucha profunda y estratégica que permiten estas técnicas de investigación es imprescindible para capturar el sentir y la perspectiva de las organizaciones e integrarlas en acciones transformadoras más fáciles de integrar en las personas que las conforman, porque han nacido de su propia visión.

¿Necesitas ayuda para poner en práctica la escucha activa dentro de tu organización? Contacta con nuestro equipo de Inteligencia Social y te ayudamos. 

Emprendedores Sociales

Diez personas (e ideas) que ya están cambiando el mundo

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Como cualquiera que lanza una empresa, los emprendedores sociales buscan obtener beneficios y tener éxito comercial. Sin embargo, el objetivo final es otro: mejorar vidas, crear empleo y promover la sostenibilidad. Aquí algunos ejemplos de jóvenes españoles que han materializado sus sueños para transformar la sociedad.

Por Brezo Sintes, responsable de proyectos en 21gramos.

«Los problemas existen hasta que alguien se fija en ellos», predica Muhammad Yunus, el padre de las microfinanzas. Y esto es precisamente lo que define a la perfección a los emprendedores sociales. Son, por naturaleza, personas inconformistas que buscan un compromiso con aquello que no les gusta de la sociedad, haciendo su trabajo con pasión, pero también con la responsabilidad por el largo plazo.

Estos líderes sociales usan los negocios como una fuerza para el bien común y trabajan sin descanso para mejorar sus comunidades y la sociedad en su conjunto. Gracias a las habilidades comerciales adquiridas por sus experiencias laborales previas, estos activistas corporativos proporcionan bienes o servicios que mejoran vidas, crean empleos y promueven la sostenibilidad.

Afortunadamente, los tiempos están cambiando y hoy la lista de soluciones innovadoras a grandes desafíos sociales en España es interminable. Pero, por algo hay que empezar: aquí hay una pequeña muestra de diez buenas ideas que han nacido en la mente de las personas adecuadas, convencidas de que otra forma de hacer empresa es posible.

Kuvu: la plataforma de alojamiento compartido entre generaciones

Eduardo Fierro, Jon Ander Fernández y Haize Trueba son los jóvenes emprendedores, graduados de la metodología LEINN en la Universidad de Mondragón, que crearon Kuvu con el objetivo de actuar como agente de cambio en la sociedad y demostrar que la edad es solo un número. La idea surgió después de que Eduardo conviviese con sus dos abuelas al trasladarse a Bilbao para comenzar sus estudios, cuando el elevado precio de los arrendamientos le llevó a solicitar apoyo en distintos programas municipales para poder alquilar una vivienda.

En la plataforma de Kuvu, las personas mayores se dan de alta rellenando un formulario y poniendo información sobre su inmueble y sus preferencias a la hora de convivir. Esta información hace que les sea más fácil conectar y conocer a una persona joven con quien puedan encajar para tener una convivencia adecuada.

RobinGood: la primera comercializadora española de alimentos con alma

Luis Font trabajaba en la empresa de su familia y en una gran multinacional de alimentación. Le encantaba el mundo empresarial, pero también el social, así que en 2020 decidió crear un híbrido que se llama RobinGood, un proyecto rentable y que, además, ofrece un retorno a la sociedad a través de la comercialización de snacks y palitos de pan. El propósito es claro: crear oportunidades laborales, y aumentar la contratación de personas en riesgo de exclusión social a través del consumo consciente y responsable de productos 100% sociales, en cuya elaboración siempre participan estos colectivos.

Se ha convertido en la primera comercializadora española de alimentos artesanos y de proximidad que provienen de empresas sociales como El Rosal, Ordi, L’Olivera y ya está presente en los supermercados.

ComGo: tecnología blockchain que ayuda a acabar con la pobreza

Arancha Martínez con 24 años tenía claro que cambiar el mundo era posible. En 2008 viajó a India con un objetivo: ser parte activa del cambio. Su respuesta inmediata fue la creación de It-willbe.org, una ONG española de cooperación internacional que busca en la innovación y en la tecnología solución a los grandes retos sociales.

Como firme creyente de la tecnología como vía para maximizar el impacto de los proyectos sociales, lideró en 2017 la creación de ChildPPa para introducir la biometría más avanzada en el sector social para visibilizar y proteger a menores que vivían en las calles en países de desarrollo. Por si fuera poco, ese mismo año, cofundó ComGo, The Common Good Chain, la primera plataforma blockchain de gestión de proyectos solidarios y de trazabilidad del impacto social.

Apadrina un olivo: aceite y conservas vegetales para revitalizar la España vaciada

José Alfredo Martín tuvo la suerte de pasar gran parte de su infancia en los pueblos de sus padres en Ávila y Cáceres, donde guarda especial cariño por aquellos días donde lo único que importaba era a qué hora se comía y se cenaba. Al observar que este estilo de vida estaba cerca de extinguirse, le hizo reaccionar y unirse a Alberto, Adrián, Sira y Pablo para crear Apadrina Un Olivo, una solución para el pueblo de Oliete, en Teruel.

Hoy lidera este proyecto innovador dentro del ámbito rural para concienciar y además involucrar a la sociedad y empresas en la transformación de uno de los grandes retos del siglo XXI: el abandono de las áreas rurales. En esta empresa social están trabajando por recuperar los más de 100.000 olivos del pueblo gracias a la colaboración de los padrinos y madrinas y a la comercialización de productos agroecológicos como el aceite y las conservas vegetales.

Solar Crowd: invertir y financiar la energía solar

Eugenio García-Calderón es un ingeniero español que sueña con un mundo más sostenible, sano y equilibrado. Sabedor de que la energía solar representa una palanca de transformación social para alcanzar ese sueño, con 29 años ya ha impulsado 3 organizaciones: Light Humanity que da apoyo a emprendedores en energía solar, Comunidad Solar que impulsa Comunidades Solares en España y la más reciente, Solar Crowd que financia proyectos de energía solar en todo el mundo.

Esta última iniciativa, de tan solo un año de vida, pretende financiar energía solar a un millón de personas antes de 2030, especialmente a personas en situación de pobreza energética. Y lo hará financiando 2.000 proyectos a través de una plataforma de inversión colectiva entre particulares y empresas de energía solar. Por 50 euros, cualquier persona puede financiar un proyecto de energía y, a la vez tener, la trazabilidad de las personas impactadas, las toneladas de CO2 evitadas y la rentabilidad esperada. El impacto ha llegado más allá de España, sobre todo a Colombia, Brasil, Ecuador y Mozambique.

Rooral: volver al pueblo para teletrabajar

Juan Barbed y Ana-Amrein, son dos emprendedores sociales que están creando impacto a través de Rooral, una red de pueblos conscientes en zonas despobladas desde los que poder trabajar en remoto.

Juntos pretenden responder a una necesidad urgente de restablecer la necesaria conexión entre dos mundos cada vez más distantes, a través de un diálogo bidireccional entre lo urbano y lo rural. Para ello, crean espacios en los que nos regenerarse como personas y como comunidades, porque defienden que el entorno rural fomenta la creatividad, la productividad, la motivación y el bienestar. Así, cada participante puede estructurar su jornada laboral a su manera, aunque ofrecen cenas grupales a la semana, actividades artesanales, excursiones a la naturaleza o experiencias gastronómicas inspiradas en el producto local.

Crowdfarming: alimentos ecológicos directos del del campo

Los hermanos Gabriel y Gonzalo Úrculo hace más de diez años abandonaron sus respectivos trabajos para volver a labrar, sembrar y cultivar el huerto de su abuelo. Una  decisión determinante que en 2017 daría vida a lo que hoy es Crowdfarming, su propia cadena de suministro de alimentos que pone sobre la mesa los únicos dos actores necesarios: productor y consumidor.

Se podría calificar como «el Amazon agrícola» en el que los agricultores producen directamente bajo demanda de los consumidores. Es decir, planifican sus cosechas, lo que evita buena parte del desperdicio de alimentos en el que incurre hoy en día la cadena de suministro. La solución innovadora está en desintermediar la cadena de suministro de alimentos a través de una plataforma donde poder ofrecer y vender productos, logística para mover los paquetes, atención a los clientes.

Ayúdame 3D: brazos impresos en 3D para personas sin recursos

Bajo la premisa de que «ayudar es demasiado fácil como para no hacerlo», el joven madrileño Guillermo Martínez con 22 años diseñó e imprimió en su habitación la primera prótesis impresa en 3D dirigida a personas sin codo. Hoy, dirige una organización que ya ha ayudado a más de medio millón de personas en 55 países de todo el mundo con sus trésdesis, brazos impresos en 3D con movilidad prensil gracias a la articulación natural que tenga cada persona. El 25% de personas beneficiarias se encuentran en España.

Ayúdame 3D quiere dar una solución a las más de 83 millones de personas en el mundo que necesitan algún tipo de prótesis utilizando la tecnología para buscar soluciones para la gente que lo necesita. Para sostener económicamente el proyecto, la empresa lleva a cabo programas educativos de carácter social.

Hemper: moda regenerativa como alternativa a un sector textil contaminante

Con solo 24 años, Gloria Gubianas fue elegida Mujer emprendedora del año en España, por apostar por el slow fashion con Hemper.  La idea surgió en un viaje a Nepal donde conoció a una pequeña comunidad de artesanos del cáñamo, la principal inspiración de lo que hoy en día es esta empresa social.

Se trata de un proyecto de moda regenerativa que cuenta con el sello BCorp confecciona artesanalmente sus accesorios en Nepal por familias con recursos limitados. El cáñamo, la materia prima principal de los textiles que confeccionan, es una planta que cumple el papel de regeneración, absorbiendo más CO2 que la media.

Koiki: reparto sostenible de última milla e inclusión social

Esta empresa social fundada por el vasco Aitor Ojanguren rompe con el modelo clásico de distribución. Koiki nació en 2015 para ofrecer una solución al aumento de tráfico y contaminación derivados del crecimiento de las compras online, y la respuesta la encontró en el reparto de última milla empleando medios de transporte sostenibles.

Su foco es el trabajo con personas en riesgo de exclusión social que reparten los pedidos andando, en bicicleta, en patinete o en vehículos eléctricos. Para toda la logística, Koiki dispone de 60 microhubs activos en 18 provincias españolas. Desde su nacimiento, la actividad de Koiki no ha pasado inadvertida: una de las primeras entidades en impulsar esta empresa ha sido Fundación Repsol, que invierte en el desarrollo de empresas enfocadas en la transición energética que promueven la inclusión de colectivos vulnerables.

Escucha Activa

Inteligencia social, escucha activa, conciencia colectiva

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En un momento de ruido permanente, escuchar con atención e interés las conversaciones que se producen fuera de las compañías ayuda a comprender lo que pasa dentro de ellas. La inteligencia social es una tarea obligada para entender las dinámicas sociales y para impulsar la innovación y la transformación social.

Por Ximena Sapaj, directora de Investigación e Inteligencia Social de 21gramos y del Estudio Marcas con Valores.

Era el año 2015 y todo era distinto: no había debates sobre ChatGPT, ni sobre guerras internacionales, ni sobre pandemias que nos sonaban a ciencia ficción. Tras casi treinta años trabajando en investigación social en España, el azar cruzó en mi camino a 21gramos. Sobre la mesa, el encargo de participar y liderar el proceso de investigación que desembocaría en lo que sería el primer estudio de Marcas con Valores, que serviría para iniciar el camino del análisis del estado del consumo consciente en España. Este trabajo, un claro ejemplo de escucha profunda y un desafío personal y profesional, se tradujo en una experiencia altamente gratificante e inspiradora.

Ocho años después de ese momento, con muchos otros proyectos completados y con el quinto estudio de Marcas con Valores despegando, la perspectiva del tiempo me ha hecho ver lo que hemos avanzado, pero también el peso que la escucha ha tenido siempre en nuestro trabajo, la importancia que se le daba en los procesos. Ese cruce de caminos me llevó a encontrar un lugar donde se valoraba y se entendía el potencial de la investigación como fuente generadora de inteligencia social, como una herramienta idónea para aprehender y entender la realidad de las personas, de las organizaciones y los retos a los que se enfrenta la sociedad.

El psicólogo Pichón Riviere decía que todo encuentro real puede generar un proyecto, y en mi caso así fue. Mi vida se unió a 21gramos y nació el Departamento de Investigación e Inteligencia Social porque existía en ambos la convicción de que la escucha activa y consciente es una tarea obligada para entender las dinámicas sociales y una pieza clave para poder innovar y facilitar los procesos de  transformación cultural tan necesarios en el contexto actual. 

Qué es la escucha activa (y por qué es importante para tu organización)

Carl Rogers, psicólogo humanista estadounidense que ha tenido una gran influencia en la psicoterapia y la educación, fue uno de los primeros en desarrollar el concepto de escucha activa. Él la definía como una habilidad del ser humano para escuchar de una manera consciente –haciendo uso de nuestras capacidades cognitivas– y empática –empleando la inteligencia emocional–. Dicho de otra forma, es un proceso que implica estar totalmente concentrados en el mensaje que la otra persona intenta comunicarnos, con lo que necesita que hagamos un esfuerzo a nivel cerebral y emocional.

En 21 gramos entendemos que es un acto estrictamente humano que nos distingue de los seres vivos que simplemente oyen lo que sucede a su alrededor. A diferencia del oír, el escuchar no se agota en lo sensorial y el actuar, sino que está muy conectado a nuestras capacidades de entender, comprender e interpretar.

Escuchar está cargado de símbolos e imágenes y es un acto que no solo se apoya en el lenguaje verbal, sino que se enriquece y cobra distintos significados a través de otros y múltiples lenguajes. En definitiva, es un proceso humano que se da en relación con el resto e incluye el pensamiento, lo consciente, lo racional, lo emocional y lo razonable. Todos nacemos biológicamente con capacidades para comunicar y vivir relacionados y por tanto, con capacidades para construir y tejer redes entre nosotros.

Cómo practicar una escucha activa y profunda

Comprender mejor a los otros, sin juzgar y practicar la empatía es una herramienta esencial para transformar la realidad y trabajar por una sociedad más justa, humana y sostenible, algo que nos hace avanzar tanto en nuestra vida personal como profesional. Practicar una escucha activa requiere de atención, esfuerzo y voluntad, y es un proceso de aprendizaje y mejora continua. Aquí algunas claves para practicarla.

  • Cuidar la situación en que se escucha y explicar con claridad el porqué y el para qué, con transparencia y claridad.
  • Evitar distracciones y velar por un encuadre propiciador de la situación de escucha. 
  • Mantener un adecuado contacto visual, cara a cara, para demostrar que estamos sinceramente interesados por lo que nos dicen, con una postura corporal distendida y relajada.
  • Hacer preguntas relevantes para clarificar la información. De esta manera, las personas a quienes escuchamos perciben que sentimos interés por lo que nos quieren comunicar.
  • Resumir periódicamente lo que nos acaba de decir el interlocutor, un método eficaz para comunicar que estamos atentos a la conversación.
  • Dejar que el interlocutor se explaye y hable fluidamente. Para eso, el entrevistador debe saber estar en silencio y no interrumpir ni formular juicios sobre lo que nos hablan.
  • Empatizar de forma profunda con el interlocutor, sin centrarse en sus propios sentimientos u opiniones. Un buen oyente debe tratar de entender los puntos de vista del otro y ponerse en el lugar de sus sentimientos y emociones.
  • Evitar los juicios de valor prematuros sobre el mensaje del hablante, poniendo atención en el contenido del mensaje y no en su personalidad o apariencia.
  • Escuchar los hechos, pero también las emociones. Se deben observar atentamente los gestos, la expresión facial y el lenguaje corporal del que habla.
  • Manejar los tiempos. Un buen oyente tiene que esforzarse deliberadamente por dar una oportunidad a los demás oradores para que también expresen sus pensamientos y opiniones, intentando aprender de cada uno de ellos.

Realizar una escucha activa y profunda es una oportunidad de aprendizaje. «Escuchar es acoger la diferencia, es darle valor al punto de vista el otro, a la interpretación del otro, es en definitiva legitimar al otro», como decía el filósofo Humberto Maturana. Hacerlo da significado al mensaje y valora a quien lo emite, haciéndolo visible. No es un proceso fácil, ya que no produce respuestas, sino que construye preguntas. Y esa es precisamente la base de la inteligencia social: formular preguntas en búsqueda de respuestas compartidas.  

¿Necesitas ayuda para poner en práctica la escucha activa dentro de tu organización? Contacta con nuestro equipo de Inteligencia Social y te ayudamos. 

Inteligencia Artificial

Tú también eres una inteligencia artificial. Y eso no es una buena noticia.

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Crear textos para las marcas con ChatGPT puede parecer una distopía pero, ¿se diferencian tanto de los que llevan años produciendo? Ahora que las marcas están llamadas a transformarse y transformar el mundo, sus contenidos tienen que ayudarles en esa misión. Y ello pasa por volver a lo que nos hace humanos.

Por Luis Aguilar, director de proyectos en 21gramos.

Llegas tarde si todavía no has publicado en LinkedIn nada relacionado con la inteligencia artificial. Te falta calle, bro, si aún no te has posicionado en tu miedo ludita o en tu euforia cyberpunk. Para cuando quieras contar algo, se habrá vuelto a poner de moda el metaverso. Espabila, tendrás que publicar algo aunque no sepas qué. Lo mejor de todo es que no tienes por qué ser tú quien lo escriba. La propia IA puede hacerlo por ti. Solo tienes que pedírselo. Dale a la IA las instrucciones de lo que quieres (el prompt) y lo hará. 

Venga, entra en OpenAI.com, pulsa en Try ChatGPT, regístrate y, sin dar muchas explicaciones, que para eso está la máquina, dile que escriba un texto con una opinión sobre sí misma. Borra un par de cosas y, en otro prompt, pídele una entradilla en primera persona que se ajuste a LinkedIn y que introduzca «tu opinión». Para terminar despídete de la IA con un «hasta luego, gracias», que es de bien nacido ser agradecido. Copia y pega en el espacio en blanco de tu nueva publicación. ¿Alguien notará que lo ha hecho una máquina? ¿O ese texto se parece sospechosamente a los que llevamos años produciendo los humanos?

La IA es, en realidad, la enésima revolución industrial. Lo que ocurre es que no es lo mismo automatizar el atornillamiento de la pieza de un coche o cambiar los bueyes por los tractores que cambiar el sentido y el significado de una marca a través de contenido hecho por una máquina. Hace 250 años, Ned Ludd organizó ya motines contra ellas porque destruían empleos y tareas que, hasta entonces, solo los humanos podían ejecutar. Si hoy fuese él quien organizase las revueltas, su «ludismo» no se basaría –o, al menos no solo–, en el argumento de la destrucción de puestos de trabajo. A un par de siglos vista, probablemente defendería el valor de las personas frente a la velocidad, la automatización y la efectividad, dando peso a la reflexión, la unicidad de lo imperfecto y lo emocional que lleva intrínseco su producto. Sean camisetas o sea branded content. 

Porque, ahora, los departamentos de marketing y comunicación también son una fábrica. Imagina a uno de ellas en el mismo punto de partida, en una mañana soleada de viernes, por ejemplo, pensando cómo posicionarse sobre, no sé, la subida de precios de los alimentos por culpa de la sequía. El responsable de turno entra en OpenAI, suelta un prompt, la máquina le devuelve un texto, borra un par de cosas, copia y pega en las redes, en su blog, en su newsletter y lanza un filete, otro más, a una piscina llena de cocodrilos. Aparentemente, todo en orden: se automatiza la creación de contenidos, están al día de la actualidad y se han ahorrado, si no algún puesto, unas cuantas horas de sus plumillas. Pero, espera: ¿es esto branded content? Sí, lo es, pero no del que te mereces leer.

Este punto, meter ChatGPT en la ecuación de crear contenidos es la distopía –o no– que se nos viene encima, pero no cambiará lo que ya lleva ocurriendo desde hace mucho tiempo: periodistas con varios posgrados en SEO sacando contenido para empresas como churros, encerrados en un sótano-taller-coworking día y noche, escribiendo artículos como si fueran cajas al final de una cadena de montaje industrial. Branded content lanzado al mundo en cantidades ingentes, flotando entre nosotros y molestando, casi tanto como el banner pop up, por esa incapacidad de generar valor, de contar algo más que un folleto con forma de artículo de las diez mejores cosas no te puedes perder. No nos engañemos: son fórmulas robotizadas que pueden ser replicadas y perpetuadas por la inteligencia artificial, que incluso las posicionará mejor. Unos contenidos fast food que, estén creados o no por humanos, se alejan del contenido de calidad que aporta algo a las marcas, por supuesto, pero también –y ahí está la diferencia– a quienes lo leen. 

Lo que nosotros llamamos periodismo corporativo es un proceso que se aleja de la producción en cadena. Nosotros entendemos la creación de contenido como un ejercicio para informar sobre cuestiones de actualidad y de interés o trascendencia pública, desde el rigor, el espíritu crítico y la capacidad interpretativa y expresiva, para favorecer el progreso de la sociedad mediante el conocimiento y el diálogo. Atributos que no tiene una máquina pero que, en muchos casos, también han perdido las marcas y quienes crean contenido para ellas. Detrás de ello, a menudo, el FOMO: el miedo a perderse algo, a no estar haciendo suficiente branded content, a no posicionarse sobre un tema, a no tener un podcast, un Twitch, un Tiktok.

Es fácil –y humano– caer en la tentación de crear contenido de forma compulsiva. Ese miedo a no estar nos acelera y nos aleja de la reflexión, difumina la marca y sus narrativas y acaba por colocar al contenido, por mucho SEO y SEM que tenga, en un impacto intrascendente. El contenido se convierte en algo que nadie se sienta a consumir, en una publicación más para manchar un feed o una bandeja de entrada, en algo que solo busca que un usuario permanezca más tiempo en una página. Y, aunque no lo consideremos siempre, es ese usuario el que importa. De eso va este texto: es mucho más valioso el tiempo que dedicamos a las personas que el que invertimos en escribir un prompt, y por eso también es más valioso el periodismo corporativo que el enfocado solo en el clickbait

Hace años que la norma en comunicación pasaba por industrializar la creación de contenidos. Basta echar un vistazo retrospectivo a LinkedIn: ya había publicaciones compulsivas antes de que se llenase de reflexiones sobre las maravillas y desgracias de ChatGPT. Ahora que ha llegado a nuestras vidas, no se trata de ser neoluditas e ir contra las máquinas, sino de reivindicar la quietud necesaria para crear contenido de valor, desde y para la reflexión. Si las compañías abogan cada vez más por volver al fuego lento, a la agricultura ecológica que prima los ciclos naturales frente a la química artificial, al yoga y la meditación, al silencio, al tener menos ropa pero que dure más de una temporada, al paseo en bicicleta, a los viajes con calma, ¿por qué la producción de su contenido va al contrario? Las tendencias de consumo indican con claridad que ha llegado el momento de poner a las personas en el centro, de ser conscientes y valorar sus propios procesos. Crear contenido es uno de ellos: ahora que las marcas tienen la responsabilidad de transformar el mundo, hacer periodismo corporativo es la única forma de contarlo.

Intentemos no parecernos a las máquinas: ser humano es y será siempre lo más innovador.

Esg Inversión De Impacto

ESG e inversión de impacto: es lo mismo… pero no es lo mismo

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Entre las principales categorías de inversión sostenible, podemos identificar dos grandes grupos: la inversión con criterios ESG (las siglas en inglés de environmental, social and governance) y la inversión de impacto. Conocer sus características, sus similitudes y diferencias es crucial para aclarar las conversaciones en torno a las finanzas sostenibles y, también, para ayudar a canalizar los fondos adecuadamente.

Por Brezo Sintes, responsable de proyectos en 21gramos.

Si algo se repite en el mundo de las finanzas es que «no existe inversión sin riesgo». En la toma de decisiones de los inversores, las variables riesgo y rentabilidad son cruciales y están directamente relacionadas entre sí: cuanto mayor sea la rentabilidad que esperan obtener al invertir su capital, mayor será el riesgo que deben asumir por su parte, y viceversa.

Hasta aquí, términos puramente económicos, pero ¿dónde quedan los sociales? Desde hace más de una década, las fronteras del binomio riesgo y rentabilidad están diluyéndose para dejar paso al ESG –las siglas en inglés de environmental, social and governance, es decir, ambiental, social y de gobernanza– y, más recientemente, al concepto de impacto. Su presencia cada vez mayor en los foros y conversaciones y su inclusión como indicador de gestión en las actividades empresariales nos da pistas del cambio de modelo socioeconómico que se avecina

Dicho de otra forma, invertir ya no es solo una búsqueda de obtener beneficios en función del riesgo que asumas. Un número cada vez mayor de inversores también quiere que su dinero financie a empresas tan comprometidas con la creación de un mundo mejor como con el crecimiento de su cuenta de resultados: bienvenidos al universo de las finanzas sostenibles, donde la rentabilidad financiera no está reñida con generar un impacto social y medioambiental positivo. «Financiar o invertir en proyectos sostenibles es más rentable para los agentes financieros, y esto genera un efecto dominó en todo el mundo empresarial», decíamos ya en uno de nuestros artículos, titulado El dinero es verde.

Precisamente los fondos de inversión son un buen indicador de que la transformación ha llegado. Pero, para que este nuevo modelo económico pueda consolidarse, es imprescindible medir su alcance, combinar la sostenibilidad financiera con el interés general, y alcanzar el equilibrio entre ambos factores.

Qué son los criterios ESG y por qué son importantes para los inversores

Este enfoque empezó a tener visibilidad tras el lanzamiento del Dow Jones Sustainability Index, el primer índice de sostenibilidad y la publicación de los Principios para la Inversión Responsable de las Naciones Unidas. Acuñado en 2004, surgió como un esfuerzo conjunto de la ONU, la Corporación Financiera Internacional (CFI) y el Gobierno suizo para apoyar la consideración por parte de la industria financiera de incluir estos criterios en la toma de decisiones, según explica Jaclyn Foroughi, cofundadora del fondo de inversión de impacto Brazen Impact para la revista Standford Social Innovation.

La inversión con criterios ESG complementa el análisis financiero tradicional, integrando los 3 factores (ambiental, social y de gobernanza) en los procesos de análisis y de selección de inversiones. Permite identificar los principales riesgos y oportunidades de una inversión en relación a la gestión de la misma, pero la rentabilidad financiera se mantiene como uno de los objetivos principales de este tipo de inversión.

  • El criterio medioambiental incluye todo aquello relacionado con el impacto medioambiental que tiene la operación de la empresa, bien sea directa o indirectamente. Es decir, su consumo de energía, huella de carbono, contaminación de sus insumos y la implementación de normas medioambientales.
  • El criterio social se refiere al impacto que la empresa tiene en la sociedad y en sus relaciones laborales, tales como proveedores, empleados, clientes.
  • El criterio de buen gobierno es todo lo concerniente al gobierno corporativo de la empresa, por ejemplo, políticas de transparencia, códigos de conducta, diversidad e inclusión en sus Consejos de Administración.

El proceso de análisis se incorpora a la empresa ya existente, que podrá certificarse en una o más de estas categorías dependiendo de su sector y objeto. Con toda esta exhaustiva información, los inversores escogen el criterio que se alinea mejor con sus valores personales y empresariales.

¿Qué hay detrás de la inversión de impacto?

La inversión de impacto, por otra parte, no se acuñó hasta 2007, cuando la Fundación Rockefeller, junto con otros filántropos, inversores y empresarios, puso nombre a las inversiones realizadas con la intención de generar un impacto social o medioambiental medible, a la vez que se obtiene un rendimiento financiero –normalmente, en compañías no cotizadas, invirtiendo en su capital o en su deuda–. Este grupo fundaría más tarde la Global Impact Investing Network (GIIN), la principal red de profesionales que promueven el movimiento, la investigación y la divulgación en torno a la inversión de impacto.

Se habla de cuatro factores principales en su definición: Intencionalidad + Impacto + Medición + Retornos. La empresa o fondo en el que se invierte tiene que contar con unos sistemas de medición claros para cuantificar el impacto que se busca generar, intrínsecamente ligado al modelo de negocio de la compañía.

Durante mucho tiempo se ha asociado la inversión de impacto con la filantropía, donde se priorizaron los objetivos de impacto sobre la generación de retornos financieros. Sin embargo, la creciente preocupación de los inversores, los gobiernos y la sociedad por la envergadura de cuestiones relacionadas con el cambio climático, el incremento de la desigualdad, o el envejecimiento poblacional, ha favorecido la involucración del tejido empresarial y la creación de un nuevo capitalismo que busca el conocido como triple impacto: la generación de retorno económico, social o ambiental al mismo tiempo.

Lo que más valor aporta este tipo de inversión respecto a otras más tradicionales es su foco en la medición del impacto generado. Este probablemente sea uno de los mayores retos al existir una gran variedad de instrumentos de medición y no existir una estandarización. Los más utilizados por los inversores son la Teoría del Cambio, los ODS y métricas no estandarizadas, seguidos por las cinco dimensiones del Impact Management Project (IMP) y las métricas IRIS+ del GIIN.

El alcance de ambos tipos de inversión en España

Según el estudio La inversión sostenible y responsable en España 2022 de Spainsif y DWS, la integración ESG sigue en auge en España. Los datos aportados muestran que los activos de este tipo o sostenibles alcanzan los 379.618 millones de euros; de ellos, 234.896 millones de euros fueron correspondientes a entidades nacionales y 144.721 millones a activos de organizaciones internacionales comercializados en España. Ello supone que el 49% del mercado es local y el 53% del mercado internacional, más avanzado en esta materia.

Así, podemos decir que la inversión de impacto se consolida en España con un fuerte crecimiento del 33% de los fondos de capital privado en 2021 respecto a 2020, según el informe La inversión de impacto en España en 2021 de SpainNAB. De manera agregada, el tamaño de la inversión de impacto en España a diciembre de 2021 se consolida en torno a los 2.400 millones de euros, un 18% corresponde a capital privado.

Estas cifras esperanzadoras refuerzan la tendencia al alza de la inversión sostenible debido al interés creciente de los inversores y los desarrollos normativos de la UE. «El resultado se puede apreciar tanto en el crecimiento del volumen de los activos gestionados con criterios de sostenibilidad, como en el desarrollo de nuevos productos financieros creados bajo esta perspectiva», asegura Joaquín Garralda, presidente de Spainsif para FundsPeople.

Similitudes y diferencias de las inversiones ESG y de impacto

Pese a que la inversión de impacto y los criterios ESG son uno de los temas más sonados en el mundo empresarial, la falta de regulación específica para el sector y la similitud que existe entre ambas prácticas genera confusiones a la hora de diferenciarlos: ambas inversiones tienen características en común, pero en su esencia son prácticas distintas.

Por un lado, la ESG fue introducida por el sector público y por otro, la inversión de impacto evolucionó gracias a los esfuerzos del sector privado. Como resultado, los criterios ESG son una guía para la comprensión pública de los factores medioambientales, sociales y de gobernanza, mientras que la naturaleza lucrativa del impacto sirve de incentivo para actuar a favor de estos intereses y dirigir el capital hacia ellos.

Según explican desde Arcano, la gran diferencia entre estos dos conceptos se puede aclarar usando dos palabras: proceso y producto.

  • La inversión de impacto es la inversión en una empresa o proyecto concebido para dar respuesta a un determinado reto social o medioambiental. El sello distintivo de este tipo de inversión es que tienen que medir el impacto.
  • La inversión ESG trata de incorporar al proceso de análisis de inversión las preocupaciones medioambientales, sociales y de buen gobierno.

Sin embargo, pese a estos matices en la práctica, ambos son imprescindibles para el futuro de la economía de impacto. Los grandes retos a los que nos enfrentaremos son de carácter socioeconómico –desempleo, pérdida de poder adquisitivo, aumento del riesgo de pobreza, desigualdad de oportunidades educativas, brecha digital…–  y, para paliarlos, la Unión Europea ya se está adelantando con la taxonomía social. Esta se centra precisamente en estas nuevas fronteras de la ‘S’ de la ESG y es uno de los mecanismos más innovadores a la hora de promover nuevas respuestas enfocadas en entender y mejorar el impacto social desde un punto de vista empresarial.

«Las diferentes crisis globales que se han producido en los últimos años han puesto de manifiesto la necesidad de incorporar un componente de sostenibilidad en los modelos de negocio», explica Lara Viada, partner en el fondo de impacto Creas, en la revista Capital and Corporate.

A raíz de la pandemia sanitaria derivada del Covid-19 se impulsó la implantación de criterios ESG y un mayor respeto por los ODS. Con la nueva realidad del conflicto de Ucrania y la escalada de precios de la energía, la necesidad de apostar por un modelo energético sostenible e independiente agudiza una tendencia que ya existía desde hace años.

Como novedad, la inversión de impacto continúa su desarrollo imparable en el país. «Aunque el volumen de inversión de estos fondos con compromiso aún no llega al de otras regiones como los países nórdicos, Reino Unido o Francia, el ecosistema nacional crece con la llegada de nuevas gestoras que abogan por el trinomio rentabilidad-riesgo-impacto y, nuevos inversores que ven esto como una oportunidad de diversificar su capital», asegura Viada.

No solo han crecido los fondos y las empresas que nacen con vocación de impacto, también los empresarios e inversores tradicionales empiezan a incorporar el impacto en su estrategia y a buscar un propósito mayor que la mera búsqueda de rentabilidad, marcando la evolución del capitalismo tradicional a futuro.

Ser B: el círculo virtuoso del activismo corporativo

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Por Marta González-Moro, CEO y socia fundadora de 21gramos

En 2019 celebramos con orgullo que 21gramos se sumaba a la familia B Corp. Nuestro cumplimiento con los más altos estándares en términos de desempeño social y ambiental, transparencia y responsabilidad empresarial nos convertía en la primera consultora de comunicación en obtener la certificación en España.

Pero lo más motivador nunca fue haber coronado una cima, sino saber que el camino continuaba al otro lado de la montaña. Con fuerzas renovadas y extraordinarios compañeros de viaje.

Convertirnos en B Corp supuso sin duda un punto de inflexión para emprender un proceso de mejora continua que, en escasos cuatro años, nos ha llevado a incrementar nuestras métricas de impacto en un 50%, una inyección de energía para seguir persiguiendo el propósito de construir una sociedad mejor para todxs. Más justa, más humana y más sostenible.

La evaluación de impacto de 2022 muestra que estamos por encima de la media de la puntación global de las B Corp, y por encima también en cada una de las dimensiones analizadas con respecto a nuestro país o compañías del mismo sector o tamaño, despuntando especialmente en gobernanza y medio ambiente. Un círculo virtuoso que nos hace cada día mejores, y que nos ha validado como B Way Partners para guiar a otros en este proceso de certificación o acompañarlos en la búsqueda de la excelencia del desempeño en sostenibilidad. En ese papel de sherpas que una vez nos atribuyó uno de nuestros clientes, nos reconocemos.

«No ha sido fácil, aunque nos hemos dejado la piel», que diría Revolver en esa canción cuyo título, 21gramos, parece un ejercicio de antropología convergente. Pero esta evaluación tan exigente pone números a lo que somos y hacemos desde hace ya más de 15 años: el 100% de nuestros proyectos impacta positivamente en el entorno en, al menos, una de las cinco áreas B Corp. Igualmente cabe señalar que nuestras ambiciosas medidas de reducción y compensación de emisiones implementadas tanto en nuestra oficina como en nuestros desplazamientos y eventos nos han permitido ampliar nuestros objetivos de descarbonización, acortando además el horizonte temporal y pasando de Net Zero en 2030 a Net Positive en 2022.

Pero si algo diferencia a 21gramos es su talento comprometido. «Personas primero» no es solo una declaración de intenciones, sino una realidad desplegada en un marco de actuación trazable. Como socia fundadora de esta compañía puedo asegurar que, si algo me ha enseñado el camino recorrido todos estos años, es que cuando las mejores personas para el mundo te acompañan en la ardua travesía de hacer un negocio al mismo tiempo rentable y responsable, el viaje se convierte en una fuente infinita de recompensas tras el descarte constante de atajos cortoplacistas. Lealtad al propósito y compromiso al desempeño definen nuestra cultura compartida en un equipo diverso, plural y sí, por qué no decirlo, activista.

Es entonces cuando se produce la paradoja de la incredulidad: aquellos que, desde la barrera, cuestionan e incluso subestiman la capacidad de las organizaciones no ya para mejorar la realidad que las rodea, sino la suya propia. La falta de ética, de voluntad o de liderazgo suele alimentar esta querencia a juzgar al otro, sin caer en la cuenta de que el veredicto final suele estar en manos de aquellos que te acompañan en el día a día. De tu gente.

Formar parte de la comunidad B Corp es liderar con el ejemplo: hacer antes que decir. Es asumir como propio el activismo corporativo, es creer firmemente que se puede hacer empresa y mejorar esta sociedad sin encasillarse en ideologías y huyendo de prejuicios excluyentes. Porque nadie, ni personas, ni empresas ni gobiernos, somos 100% sostenibles. El valor reside precisamente ahí, en la profunda sencillez de que todo, siempre, se puede hacer mejor.

B Corp

¿Quieres ser B Corp? Así es el proceso para certificarse

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El proceso para obtener el sello B Corp requiere esfuerzo, pero merece la pena para formar parte del movimiento que une a las mejores empresas para el mundo. Como empresa B certificada, y parte de la comunidad oficial de consultoras europeas B Corp Way, en 21gramos conocemos las claves para conseguirlo y podemos ayudarte. Aquí te contamos cómo.

Por el equipo especializado en B Corp de 21gramos.

Además de ser la segunda letra del abecedario, hace años que la B es un símbolo de la excelencia empresarial. El movimiento B Corp no para de crecer: tras ocho años en España, más de doscientas empresas ya forman parte de él, superando los 8.200 millones de facturación agregada. A nivel mundial, la cifra pasa con creces de las 6.000 compañías.

Como se recoge en la memoria anual publicada hace apenas unos días, B Corp ha consolidado una nueva visión empresarial que demuestra que trabajar por ser mejores empresas con las personas y el planeta no está reñido con el rendimiento económico. Al revés: de media, las compañías españolas que forman parte de este movimiento mejoran sus resultados económicos en un 31% y sus plantillas crecen un 32% al año.

Con estos datos sobre la mesa, ¿a quién no le va a gustar una certificación B Corp? Solo el año pasado, más de 8.000 empresas utilizaron la Evaluación de Impacto B, aunque solo 200 de ellas lograron la puntuación necesaria para lograr el sello. Los estándares son altos: al fin y al cabo, se trata de demostrar con hechos que eres una mejor empresa para el mundo, firmando la Declaración de Interdependencia y adquiriendo legalmente el compromiso de tener en cuenta en las decisiones no solo a los accionistas, sino a los trabajadores, clientes, proveedores, la comunidad y el medio ambiente.

Aunque el proceso no es sencillo, hay herramientas que contribuyen a completarlo con éxito. Por supuesto, también hay agentes que pueden –podemos– ayudar a conseguirlo. Y el resultado merece la pena.

B Good Day 2022
B Good Day 2022 | B Corp

Cómo obtener la certificación B Corp

El primer paso para obtener la certificación es saber en qué estado nos encontramos. Para ello, B Corp cuenta con una herramienta propia de Evaluación de Impacto (EIB) –o B Impact Assessment, BIA, por sus siglas en inglés–, que permite a todas las empresas medir, gestionar y mejorar el desempeño social y ambiental.

Aunque no es la única vía para entrar a formar parte de la Comunidad B, esta herramienta es fundamental porque proporciona un marco estandarizado e intuitivo para conocer a fondo el impacto que una empresa tiene en todos y cada uno de sus grupos de interés. Es una herramienta exclusiva para obtener la certificación B Corp pero, independientemente de que el proceso se complete o no, esta herramienta gratuita, online y confidencial puede usarse como una guía para evaluar y conocer el propio estado en que se encuentra una compañía y en qué grado cumple o no ciertos estándares de transparencia, desempeño social y medioambiental o responsabilidad legal.

estándares de evaluación de impacto b corp

Como aquí ya os hablamos de qué ventajas tiene el BIA y cómo se asocia y se complementa con otros estándares (GRI, SASB, Carbon Disclosure Project, Down Jones Sustainability Index…), nos centraremos en el propio proceso a seguir para obtener la certificación B Corp. Se ha de cumplir tres requisitos básicos:

  • En materia de desempeño social y ambiental, se ha de pasar la Evaluación de Impacto (EIB) y obtener una puntuación verificada superior de más de 80 puntos (sobre 200).
  • En materia de rendición de cuentas y responsabilidad, es necesario adoptar un marco legal que considere a todos los grupos de interés. Además de firmar la declaración de Interdependencia, se les exige legalmente que tengan en cuenta en la toma de decisiones no solo a sus accionistas sino también a sus trabajadores, clientes, proveedores, comunidad y medio ambiente.
  • En materia de transparencia, es necesario realizar un Informe de Impacto B y publicar la puntuación en el directorio de Empresas B Corp.

Estos estándares no son una Biblia tallada en piedra. Al contrario, está previsto que evolucionen y cambien. «A medida que crece el movimiento de Empresas B, B Lab debe seguir actualizando las herramientas y estrategias que usamos para diferenciar de forma eficaz a las empresas líderes y ayudar a que todas las empresas mejoren su impacto», explicaban desde B Lab cuando en diciembre de 2020 anunciaron una revisión de los requisitos de desempeño dentro del proceso para obtener la certificación. Aunque ya se conoce una versión preliminar de los nuevos estándares y de las diez temáticas que abordarán, está previsto que se lancen en diferentes etapas que abarcarán a distintos grupos de Empresas B a lo largo del año 2024.

estándares de evaluación b corp 2024

Quién puede acompañarte en el proceso

La herramienta de evaluación de impacto es gratuita y accesible a todo el mundo, pero el proceso para obtener la certificación tiene sus propias particularidades: es necesario un análisis profundo y, siendo realistas, la complejidad de las estructuras y dinámicas empresariales pueden dificultar entrar en la dinámica participativa del ecosistema B Corp o incluso completar la evaluación. Aunque depende del tamaño, lo habitual es tener que hacer decenas de versiones de la EIB hasta lograr pasar de los 80 puntos… y solo alrededor del 3 % de las empresas que la realizan consiguen finalmente certificarse.

Conocer en detalle el backstage técnico de la herramienta puede ayudar simplificar al máximo los trámites, pero una de las mejores decisiones cuando quieres obtener la certificación B Corp es acudir a organizaciones que pertenezcan al movimiento y dominen al detalle el proceso. Específicamente para ello se creó B Corp Way, una plataforma que permite a las empresas de cualquier sector conectar con consultoras B Corp que tienen los conocimientos necesarios para adaptarse a sus necesidades y acompañarlas en su camino.

En España solo hay seis agencias certificadas como partners dentro del B Corp Way y 21gramos somos una de ellas. Además de haber obtenido el sello en el 2019 –año en que también obtuvimos el reconocimiento de Best For The World–, estamos validados por B Lab Europe como un acompañante para todas aquellas organizaciones que quieran entrar en el movimiento B: podemos acompañar a las empresas en el proceso de certificación y asesorarlas durante la EIB. ¿Cómo? Con un proceso completo de consultoría, análisis y propuesta de estrategias y activaciones de comunicación que te ayuden a identificar todos los puntos necesarios para iniciar el proceso, para llevarlo a cabo con éxito y comunicarlo de la mejor forma posible.

  • Organizamos sesiones para inspirar a los equipos para que sean partícipes de lo que significa pertenecer al movimiento B Corp.
  • Ordenamos y analizamos la documentación de tu compañía.
  • Contrastamos la información con los responsables internos.
  • Alineamos y recopilamos las evidencias necesarias para la certificación y ayudamos a cumplimentar la documentación.
  • Acompañamos durante la cola de evaluación, verificación y mejora.
  • Elaboramos estrategias de comunicación y visibilización del logro de la certificación o recertificación.
  • Recomendamos mejoras y estrategias de desempeño ESG.

Pasar la evaluación de impacto, certificarse o recetificarse es, además de un proceso para conocerse, un proceso para mejorarse. La mayoría de B Corps mejoran como empresa a lo largo del tiempo: por ejemplo, Patagonia pasó de certificarse con 107 puntos en 2012 a recertificarse con 152 en 2020, o Ben and Jerry’s, que subió de 87 a 110. Aunque no necesitamos hablar de otros para conocer en primera mano lo que la evaluación ayuda a mejorar: nosotros mismos podemos decir con orgullo que en 2019 nos certificamos con 82 puntos y acabamos de recertificarnos con 123.

Marta González-Moro, CEO de 21gramos, durante la moderación de una de las sesiones del B Good Day 2022.

Más allá de los números: una comunidad y un movimiento con impacto

Sin embargo, números aparte, uno de los aspectos que más y mejor definen B Corp es el movimiento que aglutina a su alrededor: pasas a formar parte de una comunidad de empresas que, aunque pertenecen a diferentes sectores o ámbitos, comparten intereses y objetivos comunes. La propia declaración de interdependencia y los principios incorporados a los estatutos hacen que todas las compañías que forman parte del movimiento tengan ya unas bases comunes y conecten en torno a aspectos como la toma de decisiones, la conciencia climática o la justicia social.

La colaboración hace que lleguemos más rápido y más lejos y que nuestras acciones tengan más impacto. En España, por ejemplo, desde la comunidad B Corp se ha logrado que el Congreso reconozca e introduzca en la legislación la figura jurídica de las Sociedades de Beneficio e Interés Común (SBIC), demostrando que los esfuerzos compartidos tienen un reflejo y peso en las decisiones que afectan a todos. Además a nivel europeo, existen acciones y  asociaciones como la B Corp Climate Collective, la Interdependence Coalition o la Beauty Coalition, que demuestran el poder de la interdependencia y la capacidad colectiva para hacer frente a los retos glocales.

b corp sbic
Miembros de B Corp frente al Congreso para reclamar la declaración de SBIC.

En 21gramos podemos hablar en primera persona de los beneficios y el impacto generado al tejer redes de colaboración que ayudan a sensibilizar y a hacer tangible el movimiento B Corp y sus compromisos a nivel local. Somos miembros del grupo impulsor de la Comunidad B de Madrid desde el año 2020, que funcionó como el primer piloto europeo de Comunidades B locales. Pertenecer a este movimiento nos ayuda a conectar con quienes tenemos cerca, inspirarnos con el ejemplo de quienes nos rodean y explorar vías de impacto incluso con gente que no nos planteábamos aliarnos: el ODS 17 también está en tomarse unas #SerBezas y escuchar a personas que te inspiran para ser la mejor empresa para el mundo. #MuchoPorHacer

Comunidad B
Nuestro compañero Rubén González-Román, junto a sus compañeras de la Comunidad B de Madrid.

¿Necesitas ayuda para iniciar tu proceso de certificación o recertificación B Corp? ¿Tienes dudas sobre cómo hacerlo en tu empresa? Podemos ayudarte. Escríbenos

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