Por Sanae Ángel, responsable de proyectos ESG en 21gramos.
En los últimos años, el reporting de sostenibilidad ha dejado de ser una mera obligación regulatoria para convertirse en un terreno donde las empresas toman decisiones estratégicas que pueden marcar la diferencia. El debate está servido: ¿deben los informes limitarse a cumplir con los diferentes estándares, presentando los datos de forma explícita y sobria, sin adornos? ¿O deberían convertirse en algo más?
Cada vez más empresas ven el reporting como una oportunidad de comunicarse y conectar de manera más profunda con sus grupos de interés, utilizando la creatividad, las entrevistas con líderes, las fotografías auténticas y un diseño llamativo que transforma la presentación en una experiencia más visual, inmersiva y apetecible.
La elección no es simple. Mientras algunas organizaciones optan por informes tradicionales en PDF, centrados en la claridad normativa y la precisión de los datos, otras están explorando microsites interactivos que no solo informan, sino que inspiran, con gráficos dinámicos, entrevistas sobre la estrategia empresarial y contenido visual que humaniza los números. Aunque no hay una única opción ni una respuesta universal, lo que está claro es que, en 2024, el reporting ya no se puede entender como una simple formalidad: las empresas están llamadas a mostrar su compromiso real con la sostenibilidad y sus informes se están consolidando como un reflejo de sus prioridades estratégicas.
La CSRD, una nueva oportunidad
Nos encontramos, además, en un momento crucial, impulsado por la nueva Directiva de Información Corporativa sobre Sostenibilidad (CSRD), que ya está marcando un punto de inflexión en estos asuntos. La nueva Directiva exige que las empresas no solo integren la sostenibilidad en sus informes financieros, sino que lo hagan con un lenguaje común que permita a Europa medir el impacto de manera consistente y transparente.
Ahora, la pregunta ya no es si las empresas seguirán la normativa en su reporting de este año –o, al menos presentarán un índice que se acerque a ella– sino cómo aprovecharán esta oportunidad para contar las cosas mejor y generar valor para todos sus grupos de interés. Si quieres saber cómo, te dejamos nueve tendencias clave en reporting para esta temporada.
- Doble materialidad: el eje central
El análisis de doble materialidad ha dejado de ser un ejercicio emergente para convertirse en el corazón del reporting bajo la nueva directiva CSRD. Este enfoque obliga a las empresas a identificar no solo cómo sus actividades afectan al mundo –materialidad de impacto–, sino también cómo los riesgos ESG –ambientales, sociales y de gobernanza– influyen en su desempeño financiero o, dicho de otra forma, en su materialidad financiera. Esto implica que los informes ya no pueden ser una lista de buenas intenciones: deben detallar de manera clara los impactos, riesgos y oportunidades (los llamados IROs) de cada uno de los temas relevantes para la empresa, alineándose con los Estándares Europeos de Reporting de Sostenibilidad.
Aunque la doble materialidad ha ganado terreno frente a la materialidad simple, queda un largo camino por recorrer para que los informes reflejen una evaluación rigurosa y exhaustiva que conecte los riesgos ESG con la estrategia financiera a largo plazo y verdaderamente con las matrices de riesgos financieros de las compañías.
A pesar de que la CSRD aún no está implementada en prácticamente ninguna de las empresas en el Informe del 2023, este año su llegada es inminente. Junto a ella vendrán normativas como la CSDD que no sólo ampliarán el marco de cumplimiento, sino que exigirán a las empresas gestionar los riesgos con más precisión o mejorar la debida diligencia en la cadena de suministro. Y sí, esto también tendrán que reportarlo en los informes anuales.
- Transparencia radical y narrativa auténtica: más allá de las buenas noticias
La transparencia es más que una palabra de moda y una tendencia: es un must. Las compañías que realmente destacan este año por sus reportes no solo celebran sus logros, sino que remarcan sus desafíos, errores y áreas de mejora. Es una exigencia por parte de los grupos de interés, una manera de reforzar la credibilidad y la confianza.
Para ello, los informes deben de ir acompañados de una narrativa rigurosa y pedagógica, que ilustre de forma honesta y auténtica el impacto real de las actividades de la empresa en el planeta y en la sociedad. Ya no se trata de ofrecer solo cifras positivas, sino de contar una historia honesta y auténtica.
Aunque la honestidad es una tendencia al alza, aún existe cierta resistencia a revelar esas áreas de mejora, pues no nos olvidemos de que seguimos en el escenario de los egos de mercado, pero cada vez más empresas se atreven a desterrar sus miedos y poner los retos al mismo nivel que los éxitos. Un ejemplo de ello es Balfour Beatty, que está utilizando las entrevistas con responsables y directivos combinadas con imágenes de sus empleados y proyectos para crear una narrativa más humana y conectada con la realidad empresarial.
- La estética al servicio de la claridad: formatos digitales, accesibles y dirigidos
El mundo digital es el presente del reporting. En 2024, los informes están evolucionando hacia microsites que permiten la descarga de capítulos por separado y facilitan la navegación temática, algo que mejora considerablemente la experiencia de los usuarios. En 2022, esta tendencia ya lideraba el cambio, y este año se consolida con páginas más completas, dirigidas a diferentes tipos de públicos. Los informes actuales no solo comunican, sino que facilitan la comprensión con infografías visualmente atractivas, gráficos dinámicos, vídeos que amplían, humanizan y lo más importante, hacen entendible la información. ¿Su objetivo? Informar, inspirar y educar.
El diseño apaisado sigue dominando entre los informes más innovadores, mejorando la presentación de los datos y ofreciendo una experiencia más fluida. Un ejemplo ilustrativo es la Memoria de Sostenibilidad de Ferrer, que realizamos desde 21gramos y que integra los datos y la información de forma atractiva para todos los grupos de interés.
- Participación visible de la dirección y otros responsables
El liderazgo empresarial debe estar al frente del discurso de sostenibilidad. Este año, las empresas con los mejores informes han destacado por incluir no solo cartas de sus directores y directoras, sino también la presencia activa de otros responsables de proyectos o directivos regionales en áreas claves.
Se han incorporado vídeos y entrevistas bien trabajadas con estos perfiles huyendo así del verbatim escueto y tradicional del directivo. Esto refuerza la idea de que la sostenibilidad tiene que ser una responsabilidad compartida integrada por toda la empresa, algo vinculado a la siguiente tendencia.
- El talento interno como protagonista
Este año ha sido clave para consolidar una tendencia creciente: el protagonismo del talento interno. La sostenibilidad no es solo una cuestión de directivos, sino que muchas empresas están destacando cómo los empleados juegan un papel crucial en la consecución de los objetivos de sostenibilidad. Los informes más inspiradores incluyen historias de empleados que muestran cómo sus iniciativas personales contribuyen al éxito general corporativo. Un ejemplo destacado es el de BASF, que combina testimonios y vídeos para ilustrar proyectos impulsados a nivel interno.
- Integración de la sostenibilidad en el reporte financiero
La tendencia hacia los informes integrados sigue avanzando con fuerza. En lugar de publicar por separado informes de sostenibilidad y financieros, las empresas más avanzadas combinan ambos en un único documento. Esto refleja una comprensión profunda de que la viabilidad financiera a largo plazo está directamente relacionada con el desempeño en sostenibilidad.
Además, esta visión integrada facilita la evaluación para los inversores, reforzando la idea de que la sostenibilidad es, en última instancia, un motor clave de la viabilidad económica.
- Visualización del impacto global de manera más clara
En lugar de dividir la información por regiones, las empresas están apostando por mostrar el impacto global de manera más visual y accesible, utilizando mapas y gráficos, y representaciones de los ecosistemas que ilustran sus actividades en distintas geografías. Esto facilita la comprensión del alcance de sus operaciones y refleja el compromiso de la empresa con la transparencia a nivel glocal, con el alcance real de los objetivos por región.
- Dashboards interactivos y datos en tiempo real
Cada vez más informes integran en su informe digital tableros que permiten a los usuarios acceder a información filtrada actualizada y específica, de manera interactiva. Esta tendencia es un gran hito, pues sin duda está mejorando la transparencia que permite a los grupos de interés realizar un seguimiento en tiempo real del desempeño de la empresa.
Además, este formato facilita a todos la comprensión de los datos porque permite profundizar en los temas que más le interesan a cada uno. Si la tecnología no nos ayuda a tener una visión más precisa, ¿para qué nos sirve? Aun así, aún queda mucho trabajo: el siguiente reto pasa por la capacidad de las compañías de mantener estos datos actualizados y accesibles.
- Humanización del reporting: historias detrás de los datos
Apostar por narrativas centradas en historias humanas es la clave del reporting del presente y el futuro. En lugar de limitarse a presentar cifras frías, los mejores informes incluyen testimonios de empleados, comunidades y otros actores clave que ilustran el impacto tangible de las acciones de la empresa.
Este enfoque no solo añade una capa emocional, sino que también demuestra cómo la sostenibilidad afecta directamente las personas: detrás de cada cifra hay millones de personas y un solo planeta.
En definitiva, el camino del reporting de sostenibilidad es largo y está en constante evolución. Cada año trae consigo nuevos desafíos, normativas y expectativas. A medida que avanzamos en 2024, vemos cómo las empresas están integrando de manera más sólida la sostenibilidad en sus estrategias y comunicación. La demanda por más transparencia, mejores datos y un compromiso más auténtico sigue creciendo. No hay un destino final en este recorrido: la sostenibilidad es, y seguirá siendo, un proceso de adaptación y mejora continua. Eso sí, solo podremos avanzar si no nos conformamos y seguimos buscando formas más creativas y efectivas de contar nuestra historia y demostrar nuestro impacto real.
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