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EINF 2022: un ejercicio de reflexión con propósito

Por el Equipo de Consultoría Estratégica en Sostenibilidad de 21gramos.

En torno a 30.000 empresas tendrán que presentar en 2022 su Estado de Información No Financiera (EINF 2022) acompañando a sus cuentas anuales de 2021. ¿Sabes si la tuya es una de ellas?

Recientemente, en el artículo El dress code del reporting en sostenibilidad, avanzábamos las características de la nueva propuesta de Directiva de Informes de Responsabilidad empresarial, que pretende establecer un marco único de reporte que integre las crecientes normativas y exigencias en torno a la exhaustividad y transparencia en la gestión de la sostenibilidad. Además de favorecer la calidad de la información de los reportes, esta nueva propuesta apuesta por la adopción de un formato electrónico normalizado y un mayor control interno, introduciendo las sanciones por incumplimiento y la obligación de que los informes se sometan a verificación externa.

En esta ocasión, al hilo del estudio realizado por Grant Thornton sobre el reporte en las medianas empresas, desde 21gramos planteamos la necesidad de reflexionar sobre los beneficios y las implicaciones de una adecuada preparación del reporte para la implantación en las compañías de una gestión sostenible: en torno a 30.000 empresas tendrán que presentar en 2022 su Estado de Información No Financiera (EINF) acompañando a sus cuentas anuales de 2021.

¿Podemos considerar la legislación como un acelerador de cambios sociales?

En el caso de los reportes no financieros, su elaboración nace con la vocación de concienciar a las empresas sobre la importancia de cumplir con los aspectos ambientales, sociales y de buen gobierno (ASG) y, por ello, suponen una ayuda de cara al progreso de las empresas en el ámbito de su gestión y contribuyen a que estas se encaminen hacia un futuro que, sin duda, es sostenible. Sin embargo, en España solo un 34% de las empresas reconoce la ayuda que supone, mientras que el 90% considera que la finalidad de los informes es de cumplimiento.

Precisamente por su carácter legal, el reporte forma parte de la agenda de la alta dirección, marca los tiempos y visibiliza los logros de las compañías. De cara a otros agentes, como los inversores e instituciones financieras, estos informes dan respuesta a la exigencia, hoy ya generalizada, de afianzar la sostenibilidad como una prioridad estratégica y avanzar hacia negocios tan verdes y tan responsablemente gestionados como sea posible.

Por ello, rotundamente, la normativa debe entenderse como un catalizador del impulso en el ámbito de la sostenibilidad que deben dar las compañías del siglo XXI, tanto por cuestiones de reputación, compromisos institucionales y corporativos, como por legislación y normativa internacional.

El reporte, la asignatura pendiente de las medianas empresas en España

Sorprende que, a pesar de los beneficios –y la obligatoriedad legal– que tiene la elaboración del informe, el 42% de los empresarios se han manifestado desconocedores de la ley sobre Información no financiera.

Como consultoras y activistas en sostenibilidad, el dato exige, como mínimo, hacer una urgente llamada a la acción. En junio, el contador se pone a cero y empieza la cuenta atrás para el reporte obligatorio de todas aquellas empresas que consolidan cuentas anuales, tienen más de 250 empleados y cumplen con uno de los dos requisitos de facturación (40 M€) o partidas de activo superior a 20 M€.

Calentando motores para el reporte del ejercicio 2021

En contraste con los anteriores, Grand Thornton señala que un 60% de las medianas empresas ya recogen los indicadores ASG y están preparándose para reportar. Es ahora, con un año por delante, cuando debe empezarse a recopilarse la información.

Otra información interesante que arroja el estudio es que ya sea por desconocimiento de la materia, porque ignoran los indicadores que deben reportar o porque no cuentan con las herramientas adecuadas, un 40% de las empresas encuestadas no han empezado todavía a trabajar en su informe.

 

Un 40% de las empresas encuestadas por Grand Thornton no han empezado todavía a trabajar en su informe.

 

Sin embargo, la realidad es que muchas de estas empresas cuentan con políticas, acciones, planes de Responsabilidad Social e igualdad y otras medidas que reflejan requisitos legales, acuerdos laborales o buenas prácticas, pero desconocen que se encuentran tan solo a un paso de poder implantar un Plan de sostenibilidad. En definitiva, una hoja de ruta que contribuya a su progreso, les permita establecer bases adecuadas para el reporte y una herramienta de mejora continua y consolidación de su reputación.

A todas ellas: que no cunda el pánico. Contamos con un año para la preparación.

Entender la normativa desde su propósito

Objetivo 1: Concienciación

Recordemos que la Ley no obliga a las empresas a tomar medidas ambientales o sociales, sino que les exige que informen sobre las que toman: si no gestionan estos asuntos, deberán señalar que no lo hacen, con las consiguientes consecuencias frente a sus grupos de interés.

Por esta razón, es esencial elaborar un reporte con unas bases sólidas y un planteamiento previo del objetivo que ponga de manifiesto los beneficios de reportar, de acuerdo con el espíritu de una ley que pretende que este sea un ejercicio para concienciar a las empresas sobre la relevancia de gestionar correctamente los aspectos ASG.

Objetivo 2: gestión integral con perspectiva sostenible

El espíritu de la ley busca el impulso de una gestión integral de la empresa con perspectiva sostenible, es decir, donde se contemplen los impactos que la actividad supone para los grupos de interés, en la misma medida en la que se gestionan los riesgos y oportunidades que la empresa detecta.

En ese sentido, se debe establecer un diálogo con los grupos de interés y activar la escucha de la compañía para identificar los aspectos que son materiales para ambos. A través del análisis de materialidad, que tiene su base en la propia Ley de Información no financiera, se convierte este diálogo en una herramienta de mejora de la gestión idónea para saber cuáles son los asuntos relevantes que la organización debe incorporar y gestionar, pues son aquellos que preocupan y afectan a todos sus grupos de interés.

Este espíritu conlleva, además, plantearse un sistema de métricas adecuado sobre la que la empresa podrá pilotar su evolución en los próximos años a través de indicadores comparativos de mejora.

La utilización de herramientas de gestión y control de la información no solo facilitará la eficiencia, sino que contribuirá a reducir riesgos asociados al incumplimiento y a reforzar la reputación de las compañías como empresas sostenibles, al ofrecer garantías de calidad y control interno de la información. Además, las métricas también contribuyen a facilitar el proceso de verificación externa.

Hacia una comunicación sexy que ponga en valor los esfuerzos de las compañías

Además del rigor técnico, una parte clave a destacar en la realización del informe es la forma de comunicarlo: es posible sacar el máximo partido al esfuerzo de reportar y convertir la valiosa información recopilada en contenidos atractivos para su difusión en los canales disponibles para el diálogo con los grupos de interés; generar contactos con ellos y compartir conversaciones, facilitar la difusión de las buenas prácticas y, sobre todo, seguir detectando expectativas y las mejores maneras de cumplirlas.

Desde aquí nuestra felicitación a todas las empresas que, en 2022, tendrán la satisfacción de contar a sus grupos de interés sus éxitos individuales en la gestión de los grandes desafíos globales de 2021.

Si necesitas asesoramiento para realizar este proceso en tu organización, contacta con nosotros. Somos expertos en sostenibilidad.

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